Simon Yates firma con su nombre el 108º Giro de Italia

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La etapa 20 se presentaba tensa. 1:21 minutos entre el primero y el tercero de la general. Más de 200 kilómetros por recorrer, la Cima Coppi de 18,5 km al 9,2%, de los cuales los ocho finales eran sobre sterrato.

La primera mitad de la etapa estuvo marcada por una numerosa fuga de 30 competidores, que tomaron una decena de minutos sobre el pelotón en el que viajaban los favoritos. Atrás, el ritmo lo marcó el EF Education-EasyPost, comandado por el ecuatoriano Richard Carapaz, que padeció un susto cuando en el descenso del Colle Del Lys la formación se despistó de manera íntegra en una curva en herradura que los obligó a poner pie a tierra.

Rápidamente volvieron a tomar el control del pelotón principal y, una vez que el terreno volvió a ponerse cuesta arriba, el nacido en Carchi lanzó el primer ataque, que desbarató al grupo. Lo cerró el mexicano Isaac del Toro y pocos metros después se le unieron Simon Yates y luego Derek Gee, que también aspiraba a un cajón en el podio y padeció toda la ascensión aplicando la goma una y otra vez.

Carapaz lanzó cuatro ataques que fueron cerrados por Del Toro, y Yates lanzó otros cuatro contragolpes que el ecuatoriano neutralizó, hasta que a 38 kilómetros de meta el británico se paró en los pedales, abrió luz sobre sus rivales y no volvieron a saber de él hasta que lo vieron vestido de rosa arriba del podio.

Colle delle Finestre con gusto a revancha

Yates había largado como líder en la decimonovena etapa del Giro de 2018. En el mismo puerto en que lanzó el ataque decisivo, vio cómo se esfumaba la chance de obtener el trofeo Senza Fine cuando Chris Froome saltó del grupo a falta de 80 kilómetros. En aquella fatídica jornada, llegó a 39 minutos de su compatriota del Sky.

Siete años después pudo cerrar un capítulo de su vida –como el propio Yates declaró–, luego de una gesta épica por las rampas del Colle delle Finestre, que coronó a poco menos de dos minutos de sus rivales. Arriba lo esperaba su compañero Wout van Aert, quien se había descolgado de la fuga para guiarlo durante el descenso, los primeros kilómetros de la pendiente final y estirar la diferencia con el resto de los contendientes por encima de los cinco minutos.

El vencedor de la etapa fue el australiano Chris Harper, del Jayco AlUla, seguido por Alessandro Verre, del Arkéa. En el tercer lugar arribó Yates, que durante toda la carrera, además de cederles el protagonismo y la responsabilidad a los latinoamericanos, quienes parecían ser los más fuertes en la última semana, corrió con inteligencia manteniendo un perfil bajo, sin desbordarse con esfuerzos ni ataques infructuosos, para coronarse como campeón virtual del Giro de Italia.

La primera grande del año se cerró este domingo con un aditamento particular. Durante el homenaje que la organización le brindó al recientemente fallecido papa Francisco, a los pies de la Basílica de San Pedro el papa León XIV, custodiado por los cuatro ciclistas portadores de los maillots distintivos, bendijo al pelotón antes que recorrieran el tramo neutralizado por los jardines de Ciudad del Vaticano.

Durante el primer fragmento del recorrido, de 143 kilómetros, hubo tiempo para la celebración, las fotos y los abrazos en el clásico paseo triunfal. Una vez que ingresaron al circuito que completaron en ocho oportunidades por las calles del centro de Roma, se formó una fuga de seis pedalistas que estuvo controlada por los equipos de los sprinters y fue absorbida en el último giro de la etapa, que se definió en un sprint masivo. El ganador fue el velocista del Visma-Lease a Bike Olav Kooij, secundado por Kaden Groves, del Alpecin Deceuninck, y Matteo Moschetti, del Q36.5.

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