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Foto: Alessandro Maradei

Planes de extensión en la Udelar incluyen rediscusión conceptual, ampliar la agenda de temas y el desarrollo de un nuevo programa en Casavalle

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Con Rafael Paternain recientemente designado como prorrector, la extensión universitaria busca seguir ganando lugar en todo el país y todas las áreas de conocimiento.

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Si bien durante los rectorados de Rodrigo Arocena la extensión universitaria fue jerarquizada, hasta el día de hoy sigue siendo la función de la Universidad de la República (Udelar) más rezagada, tanto a nivel presupuestal como del desarrollo en los distintos servicios universitarios. Por ejemplo, en los últimos años muchos de los planes de estudio aprobados en las distintas facultades plantean que antes de recibirse los estudiantes deben pasar obligatoriamente por una actividad de extensión, pero esa realidad no es universal.

En el rectorado de Roberto Markarian se impulsó un cambio de paradigma de la extensión que conceptualmente fuera más amplio y, a través de distintas actividades en el medio, contemplara a otros docentes y servicios que se sentían más lejanos a la tradición extensionista, rasgo distintivo de las universidades públicas latinoamericanas desde hace décadas. No obstante, la generalización de las actividades de extensión todavía está un tanto lejos en la Udelar, ya que, además de en algunas disciplinas, su desarrollo ha costado un poco más en los Centros Universitarios Regionales (Cenur) del interior del país.

En este escenario y en su segundo mandato, el actual rector de la institución, Rodrigo Arim, se plantea generar transformaciones con el objetivo de seguir fortaleciendo a la extensión, en un contexto de cambios más amplios a nivel de la gestión de la Universidad (ver recuadro). Luego de años en los que la agenda de la principal institución universitaria del país se vio trastocada por la pandemia de covid-19, a propuesta de Arim la Udelar designó como prorrector de Extensión al sociólogo Rafael Paternain, quien tiene en agenda una serie de cambios conceptuales, institucionales y de gestión que intentarán apuntalar la función universitaria más postergada, pero reconociendo su trayectoria previa y “sin desacumular”, dijo en diálogo con la diaria.

En concreto, para los próximos años Paternain se propone sacar a la extensión del lugar “de segundo orden” y para ello se volverá clave hablar de “integralidad”, una palabra que en los últimos años en la Udelar se usa principalmente para hablar del ejercicio de más de una de sus funciones al mismo tiempo. No obstante, el prorrector considera que en algunos casos el término puede operar como “significante vacío”, porque “puede querer decir muchas cosas”. Al respecto, aclaró que desde el actual rectorado se está intentando darle a la palabra “un sentido de política institucional y de gestión que prácticamente afecte a todo el esquema de funcionamiento de la universidad y, al mismo tiempo, del desarrollo de la actividad docente”, a nivel del “desarrollo de los procesos formativos y de los vínculos con la sociedad”.

En la Udelar existen distintas concepciones sobre lo que es y debería ser la extensión y, en ese sentido, si bien Paternain apunta a reconocer las diferentes “tradiciones teóricas” presentes, dijo que se necesita una “discusión conceptual”. Según apuntó, en algunas ocasiones el término extensión también es “una expresión un tanto equívoca” que “se presta a malos entendidos”. “Frente a eso más que imponer una visión en particular de la extensión hay que promover algunos debates que dejen esas tradiciones recreadas, en función de las nuevas necesidades, expuestas en el buen sentido a una discusión teórica y epistemológica”, planteó, y agregó que la Udelar y la sociedad han cambiado con relación a lo que pasaba 15 años atrás, cuando se reimpulsó la extensión y se definió el marco conceptual de actuación.

¿Nombre nuevo?

Uno de los ejes de transformación que impulsa el rectorado de Arim es que los prorrectorados sean estructuras en sí mismas, lo que supone una diferencia con lo que ocurre actualmente en el caso de Enseñanza, Investigación y Extensión, que sólo cuentan con un prorrector y la estructura para el desarrollo de las actividades está en comisiones sectoriales cogobernadas. Si bien según la propuesta el cogobierno seguirá estando presente en los prorrectorados, estos contarán con un soporte administrativo y académico propio, algo que, para el caso de extensión, Paternain considera fundamental.

Según contó, al asumir el cargo se encontró con “un esquema organizativo muy débil y muy fragmentado, que no permite proyectar políticas sectoriales más ambiciosas”. Dijo que, de ser aprobado el proyecto de transformación de la gestión de la Udelar, habrá que “armar el prorrectorado”, para lo que no hay ideas previas ya definidas, sino que será una tarea que habrá que hacer “en lógica de cogobierno, de participación y discusión”, tal como lo indica la tradición de la universidad.

No obstante, adelantó que en algún momento su idea es proponer un cambio de nombre para la función. Si bien dijo que probablemente el momento de creación no sea el más indicado y seguramente se llame Prorrectorado de Extensión y Actividades en el Medio –igual que la actual comisión sectorial–, más adelante es posible que pueda incorporarse la idea de “integralidad” al nombre. A propósito, Paternain dijo que no se trata de un aspecto secundario, sino que tiene que ver con la terminología que “alude a la función sustantiva y al alcance de lo que se quiere hacer”.

Ampliar la agenda

El prorrector habló de que, en ese proceso, también será necesario “fortalecer la capacidad de la unidad académica central”, que actualmente se llama Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (Sceam). Además del fortalecimiento de la carrera docente que puede desarrollarse a su interna, el jerarca sostuvo que será necesario “pluralizar los ejes programáticos temáticos con los cuales la universidad trabaja”. “Hay que ampliarlos. Una de las ideas esenciales es que a nivel central la extensión debe poder hacer esfuerzos para que toda la Udelar esté involucrada, no sólo algunas áreas y algunos temas. Hay que pensar en la extensión para toda la universidad: de las tres áreas [de conocimiento], de los Cenur”, consideró.

Además de involucrar a más actores de la Udelar, el prorrector fundamentó la necesidad de ampliar la agenda también para cumplir con las necesidades que tiene la sociedad. Por ejemplo, habló de los problemas de salud mental, en los que la Udelar debería planear y desarrollar acciones, expresó. También se refirió a los temas étnicos raciales, particularmente en un momento en que la Udelar se acaba de declarar antirracista, y consideró que dichos temas “no pueden estar por fuera del radar de una perspectiva de extensión”. Como otros temas que deberían ocupar un lugar relevante en la agenda extensionista el prorrector planteó a “la violencia, a las víctimas del delito, a la criminalidad, a los mecanismos y tecnologías de control”, que actualmente son abordados por distintos proyectos y organismos de la Udelar.

Como línea de continuidad con lo que se trabaja actualmente, Paternain habló de seguir desarrollando “los temas que tienen que ver con los movimientos sociales en su diversidad, desde los movimientos sociales o las organizaciones sociales más tradicionales, como los sectores cooperativos o sindicales, hasta los nuevos movimientos emergentes”. En el mismo sentido, habló de continuar con el desarrollo de “una perspectiva de derechos humanos que sea transversal”, pero que también puede ser ampliada. En concreto, se refirió a sumar trabajos sobre “la memoria y los derechos de las terceras generaciones” o “de los nietos” de víctimas de la última dictadura.

Paternain aseguró que “la extensión tiene que tener transversalidades e interseccionalidades” y que “todo el trabajo extensionista no puede estar por fuera del radar de los ejes centrales que tramitan las cuestiones de la desigualdad: la socioeconómica, la étnico racial, que va a ser un principio fundamental, y después la Udelar está desarrollando últimamente una experiencia extraordinaria vinculada con un nuevo centro de estudios de los feminismos en Uruguay, de una pujanza académica que se va consolidando”, sostuvo, con relación a otro de los temas que deberían estar en agenda de esa función universitaria.

En síntesis, el jerarca propuso que desde la extensión se articulen agendas y, por ejemplo, el trabajo se pueda vincular con varias redes temáticas con las que cuenta la institución. En suma, consideró que la agenda del prorrectorado debe estar más en línea con la de las políticas centrales que defina la Udelar a través de sus principales organismos de cogobierno.

El cómo

La extensión se desarrolla en los distintos servicios académicos de la Udelar, pero, a diferencia de las otras funciones universitarias, también se desarrolla en espacios centrales y proyectos territoriales. De acuerdo con el nuevo prorrector, ambas formas de hacer extensión seguirán siendo válidas y deben ser potenciadas.

Sobre el desarrollo de la función en las facultades, se mostró convencido de que “debe haber unidades de extensión en todos los servicios” y que estas “deben ser reconocidas como unidades académicas”. Según planteó, el desarrollo del Sceam puede servir “de espejo” para ese tipo de desarrollos en las distintas facultades y centros regionales. Al mismo tiempo, señaló que es deseable fortalecer la Red de Extensión de la Udelar, de la que participan las distintas unidades de extensión. Y agregó que es una realidad que en la Udelar persisten “nichos” en los que dicha función está menos desarrollada y, por lo tanto, estas políticas son importantes.

“Hoy en día tenemos el sistema, si es que existe un sistema, pero está muy fragmentado muy fracturado, cada parte funciona de espaldas a la otra, y si juntás esas partes te das cuenta de que tenés temas y agendas importantes, y muchos docentes con vocación extensionista muy fuerte”, dijo sobre lo que ocurre si se mira de forma global lo que pasa en los servicios de la Udelar.

Paternain destacó el valor que han tenido y tienen dos programas territoriales de la Udelar: el Apex, en la zona oeste de la capital, y el Programa Integral Metropolitano (PIM), en el noreste. Subrayó que ambos son “referencias” no sólo para la universidad sino para todo el país, sobre todo si se lo compara con otros países de América Latina. En el caso del Apex, destacó que se trata de un programa histórico que fue creado “bajo la influencia de Pablo Carlevaro”, que actualmente depende directamente del Consejo Directivo Central. Por su parte, en el caso del PIM, dijo que ha desarrollado una labor muy importante de su creación y que a nivel institucional tiene una dependencia administrativa de la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio, “pero con una dependencia medio difusa tripartita” también con las otras dos comisiones sectoriales: Enseñanza e Investigación.

A Casavalle

Además de potenciar esos dos programas, Paternain habló de que se está gestando un tercero en la zona de la Cuenca de Casavalle. Si bien señaló que se trata todavía de algo muy inicial, actualmente la Udelar cuenta con una presencia importante en la zona, aunque no todo lo articulada y planificada que sería deseable. Según describió, la forma en que está dada esa presencia “genera ciertos ruidos en el territorio, porque la presencia universitaria a veces es repetitiva”. Si bien dijo que eso no ocurre en la mayoría de los casos, ya que en general se logran establecer “vínculos muy sólidos”, a veces también se da “con una lógica extractivista, de poco vínculo y escucha”.

“Yo tomo esa posta, ya con un proceso acumulado, y queremos realmente reestructurar o redirigir un poco esa presencia”, sostuvo, y contó que la Udelar convocó a los servicios que ya tienen presencia y a otros que no la tienen, pero les gustaría ser parte del nuevo programa territorial que se está gestando. Sobre la forma en que se implementará, el prorrector dijo que si bien tendrá aspectos similares a los programas ya existentes, también tendrá cosas nuevas.

Consideró que “las cosas nuevas deben ir de la mano de innovar en las metodologías para comprender la demanda, de lograr que la universidad sea un actor relevante colocando temas, problemas, dilemas y conflictos” en el territorio. Para conseguirlo, se refirió a otro “principio rector” de la actuación, que es pensar que “la extensión no puede estar disociada de la investigación, de la producción de conocimiento y de la producción de información”. Según amplió, ello sirve tanto a la hora de “desencadenar procesos en un territorio determinado o para tomar la información como un insumo de evaluación de las propias prácticas extensionistas”. En suma, para Paternain las actividades de extensión también deben ser pensadas de forma estrecha con las de enseñanza y formación.

Asimismo, indicó que si se logra construir un programa que apunte a dichos objetivos, después se puede usar como base para la construcción de algo similar en otros territorios. En concreto, habló de Malvín Norte, donde la Udelar tiene presencia con la Facultad de Ciencias y el Instituto Superior de Educación Física, y pronto la tendrá con la Facultad de Química, que prevé mudarse para la zona. “Entonces, allí se puede ensayar alguna cosa nueva”, sostuvo.

En todo el país

Si bien lleva sólo cuatro meses en el cargo y afirma todavía no tener “el diagnóstico completo”, Paternain señaló que no precisa más tiempo para concluir que se necesitan más esfuerzos para una mayor presencia de la extensión en los centros del interior del país. De todas formas, planteó que en los Cenur Litoral Norte, Noreste y en el Este “empieza a haber demandas muy fuertes, que van a dar seguramente un esquema institucional de desarrollo para hacer trabajo de extensión”, además, a partir de problemáticas muy distintas en cada caso. Al respecto, insistió con que “difícilmente se pueda prosperar de una manera articulada si esos órganos de conducción política y ese órgano académico central no logran fortalecerse”.

Para el prorrector, si bien se ha avanzado en los últimos años para que haya más universitarios haciendo tareas de extensión, “todavía estamos muy lejos” de una generalización de la función. “Si queremos que la política de extensión y la política de integralidad terminen involucrando a la universidad en su conjunto, es muy posible que por su propia naturaleza algunas áreas tengan un desarrollo o mayores oportunidades que otras, pero no es imposible ni mucho menos que todas las áreas puedan converger hacia prácticas de extensión”, sostuvo.

Al respecto, entiende que el principal desafío en ese sentido pasa por generar “algunas agendas compartidas que permitan enrolar saberes y problemáticas”, además de desarrollar mecanismos de estímulo y “poder tener una discusión conceptual mucho más robusta en torno al sentido y al alcance de la extensión”. “No es simplemente la extensión una cuestión más de divulgación o de vínculo con actores sociales, en el sentido de lo que puede ser una especie de esquema dialógico con la subalternidad o con organizaciones sociales. Es eso, pero también puede llegar a ser algo más o bastante más”, planteó, y aseguró que la política de extensión debe pensarse en “marcos de desarrollo con la ciencia y la tecnología”. De esa manera, “quienes hacen esos desarrollos también tienen un momento de autorreflexión, de apertura, de evaluación de impactos de las cosas que se producen”.

Paternain insistió en que “no hay manera de que haya saberes universitarios que puedan quedar por fuera de estos compromisos”, más allá de que probablemente haya que generar respuestas distintas para cada área de conocimiento. “No puede haber un único esquema, no podemos tener una sola concepción de la extensión universitaria, hay que ir en enriqueciéndola”, concluyó. 

Nueva gestión

La propuesta de transformación de gestión de la Udelar impulsada por el rectorado se llama “Nueva gestión para una universidad en movimiento” y apunta a simplificar la toma de decisiones y jerarquizar el cogobierno. En concreto, se parte del diagnóstico de que muchas veces en la universidad la toma de decisiones se dificulta por la fragmentación de los espacios donde eso ocurre, la dificultad para completar delegaciones por parte de los órdenes, además de la “acumulación de capas” que se superponen, entre otros aspectos.

Además del desarrollo de los prorrectorados, la propuesta implica la creación de un quinto prorrectorado: el de Desarrollo Institucional. Al respecto, Paternain planteó que espera que eso repercuta “a nivel del desarrollo institucional de manejo de información, sistema de información, evaluación y monitoreo del trabajo universitario” y, por tanto, que brinde insumos para el desarrollo de las políticas de extensión.

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