“Momento histórico”, “hito” y “punto de inflexión” fueron algunos de los términos para referirse a la magnitud de lo ocurrido. En una ceremonia marcada por la emoción y el reconocimiento a años de lucha, la Universidad de la República (Udelar) se declaró públicamente antirracista, a partir de lo definido semanas atrás por su Consejo Directivo Central, en función de una iniciativa del Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos.

Varios de los asistentes al acto, muchos integrantes de distintos colectivos afrodescendientes, algunos académicos y otros de la sociedad civil, se emocionaron hasta las lágrimas esta tarde en la sala Maggiolo de la Facultad de Derecho, que estuvo colmada para la actividad.

Según planteó el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, la declaración antirracista “tiene un valor normativo y sustantivo para las políticas universitarias”, ya que coloca a la institución en una posición “activa” en la materia. Al respecto, consideró que implica asumir un compromiso a la interna, pero también con todo el país, y señaló que la sociedad uruguaya debe “avanzar en pautas de funcionamiento que combatan desigualdades estructurales, en particular el racismo”.

Lejos de considerar que el trabajo está hecho, el rector sostuvo que la declaración de la Udelar es “un nuevo puerto” desde el que “partir para construir políticas institucionales que sean consistentes” con dicha declaración. En simultáneo, dijo que los universitarios deben “ser capaces de aplicar el análisis crítico a los arreglos sociales” y a la permanencia de “mecanismos de exclusión racial que existen en todos los ámbitos de la vida social, pero también en la Udelar. “Asumo el compromiso de combatir el racismo de forma sistemática y decidida en la Udelar y el país”, finalizó Arim.

También expuso Jorge Xavier, decano de Ciencias Económicas y Administración y presidente del Área Social y Artística, ya que el pedido de declaración antirracista llegó a través de la Facultad de Artes. Xavier consideró que la sociedad tiene “una deuda con la población afroamericana”. Según analizó, las personas actúan “en función de los parámetros culturales” con los que crecen “y eso hace que muchas veces cometamos microrracismos y formas de discriminación solapadas de las que no somos conscientes”. En ese sentido, valoró que “explicitarlas nos ayuda a reconocer nuestras acciones y omisiones, y nos compromete hacia el futuro”.

El decano se mostró convencido de que “no alcanza con no ser racistas, sino que tenemos que ser declaradamente antirracistas”, lo que implica “adoptar posturas activas” contra “toda forma de racismo”.

Decolonialidad

Mariana Achugar, coordinadora de la Cátedra Unesco de Derechos Humanos de la Udelar, valoró que la declaración “tiene que ver con compromiso institucional de visibilizar relaciones de poder y la jerarquía que reproducen a nivel de la universidad con sus legados coloniales, el privilegio y la supremacía blanca”. En suma, apuntó que no es suficiente con “dar acceso a la universidad que tenemos hoy”, sino que se requiere “transformarla radicalmente para que otros saberes, formas de conocimiento y miradas se vuelvan parte de la educación de todas las personas”.

En esa línea, la académica marcó la necesidad de que “se reconozca la tradición intelectual afrolatinoamericana y que busque la decolonialización del saber”. En concreto, eso significa que “el currículo y los referentes de los programas de estudio integren otros saberes, registren las contribuciones intelectuales de afrodescendientes y se creen posibilidades para la construcción de otros saberes desde epistemologías afrocentradas”, ilustró. De todas formas, dijo que ello no es suficiente y también es necesario incorporar a la universidad a más profesores y profesoras afrodescendientes, ya que en la Udelar “no representan la proporción de la población afrodescendiente en nuestra sociedad”. Según datos del censo de 2011, en Uruguay cerca de 10% de la población se declara afrodescendiente, pero ese porcentaje baja a 1,5% entre los docentes universitarios.

Para eso, igual que para aumentar la cantidad de estudiantes afro –que son 5% de la matrícula–, Achugar valoró que “la universidad necesita extender su trabajo más allá de sus paredes” y “salir a la comunidad”. Además de plantear la importancia de los programas de extensión universitaria para esa tarea, la investigadora habló de la necesidad de apelar al diálogo con colectivos para “visibilizar y transformar formas de discriminación y exclusión que son parte estructural” de la Udelar.

También habló de la necesidad de generar políticas de apoyo a la continuidad de los estudios de la población afrodescendiente y señaló que es clave “aprender a relacionarnos de otra manera, reconocer los aportes de diversas miradas y formarnos en cómo sostener relaciones interétnicas que no reproduzcan visiones de supremacía europea, incorporando otras matrices epistémicas”.

Los impulsores

A su turno, el coordinador del Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos, Julio Pereyra, señaló que lo logrado es “parte de una larga lucha”. Por su parte, valoró que la Udelar haya definido realizar un acto público y que la declaración no fuera sólo un texto aprobado por el CDC. Que se haya seleccionado el 12 de octubre para el evento tampoco es casual, ya que es parte del intento de distintos colectivos afro de resignificar la conmemoración de la llegada del imperio español a América.

Según planteó en la actividad Alicia Esquivel, universitaria e integrante de la organización Uafro, que nuclea a profesionales provenientes de distintas formaciones, “la colonia generó la destrucción de un continente y la construcción de la mayor desigualdad social y territorial del mundo”, que las personas afrodescendientes sufren hasta el presente.

Esquivel definió que “la misión más importante de la universidad es producir conocimiento, generar códigos culturales en un ámbito plural en donde deben caber todas las posturas y argumentaciones”. En suma, entendió que “el derecho a la educación es un derecho humano”, que por definición “son universales, indivisibles e interdependientes”. Por todo ello, consideró que “sin educación estamos cercenando ciudadanía”.

Señaló que “no habrá una universidad de calidad mientras su población no refleje la multiculturalidad y la plurietnicidad de la sociedad” y “mientras mantenga una perspectiva eurocentrada en la construcción del conocimiento”. Según entendió, esto “limita la diversidad del aporte de otros saberes que la enriquecen desde una perspectiva epistemológica”. En ese sentido, aseguró que “África está subrepresentada a nivel de contenido, de participación, de perspectiva”, lo que genera que “el conocimiento afrocentrado no llegue al colectivo afro ni a la totalidad de la sociedad”.

Además de recordar distintos antecedentes que permitieron ir generando conocimiento sobre la situación de las personas afrodescendientes en el país y a nivel educativo, Esquivel valoró que la declaración de la Udelar “ratifica intención de construir una universidad que combata toda forma de discriminación y racismo, que han excluido históricamente a la colectividad afrouruguaya”. En suma, entendió que eso contribuye a “una libertad real y una igualdad efectiva de esta población, como parte de la reparación de la deuda histórica con la comunidad afrodescendiente, que se evidencia entre otras cosas en la poca presencia de esta población a nivel docente, estudiantil y administrativo” en la Udelar.

Entre las intervenciones del público estuvo la de la reconocida activista Beatriz Ramírez, actualmente asesora en género y afrodescendencia en el Municipio B. “De manera insistente y persistente, como estamos acostumbrados los y las afrodescendientes, vamos abriendo pequeñas brechas hasta que el campo se abre”, dijo Ramírez. En suma, planteó que “materializar el concepto de antirracismo implica abrir un campo de conocimientos y deconstrucciones que necesitamos trabajar entre todas y todos”. La exdirectora del Instituto Nacional de las Mujeres recordó cuando desde el diseño de las políticas públicas encontró muchas dificultades por no contar con “recursos técnicos acordes a las políticas públicas que querían construir” en materia racial, y valoró que se ha avanzado en ese sentido. Por ejemplo, recordó que este año el Municipio B instaló junto a la Udelar “el primer servicio de atención a personas afectadas por la discriminación racial”.

Un ejemplo

En la actividad también participó Giane Vargas, directora de Políticas de Educación Étnico Racial y Educación Escolar Quilombola del Ministerio de Educación de Brasil, quien habló sobre la recuperación de este tipo de espacios en el actual gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, ya que habían sido “desmantelados” en gobiernos anteriores. Vargas felicitó a la Udelar y la llamó a continuar “con políticas efectivas de inclusión, reparación y acceso para las poblaciones que todavía se encuentran en los márgenes de la sociedad”.

Por su parte, Pablo Ruiz Hiebra, coordinador residente en Uruguay de Naciones Unidas se refirió a la “marginación histórica de la población afrodescendiente” en todo el continente en áreas como la educación, la salud o el empleo. En ese contexto, entendió que la declaración de la Udelar tiene “un valor simbólico importantísimo” y dijo estar “seguro de que implica un compromiso de transformación” de la institución para lograr una mayor participación de la población afro en los estudios universitarios, algo que consideró “muy importante para que Uruguay pueda ser un país desarrollado en unos años”. “Se trata de que la población afrodescendiente tenga un peso similar al que le corresponde en la sociedad, nadie pide que tenga más”, dijo, y lamentó que “hoy eso no ocurre”.