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Presentación del Código Nacional de Consulta para la protección de niñas, niños y adolescentes en el sector viajes y turismo.

Foto: S/d de autor, Presidencia de la República

Mintur presentó código de conducta para la prevención de explotación sexual de niñas, niños y adolescentes en contextos turísticos

2 minutos de lectura
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El documento establece obligaciones que deben adoptar los operadores del sector para garantizar la protección de las niñeces y adolescencias en viajes, incluida la capacitación de personal y la difusión de información para denunciar posibles situaciones.

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En el marco del Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Mujeres, Niñas y Niños, que se conmemora cada 23 de setiembre, el Ministerio de Turismo (Mintur) lanzó este lunes el Código Nacional de Conducta para la Prevención de la Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes en Viajes y Turismo. El mecanismo, que comenzará a regir a partir del 9 de octubre, busca establecer un conjunto de principios y acciones que promueva buenas prácticas en la prevención y denuncia de esta problemática en Uruguay. Está dirigido a todos los actores involucrados en la prestación de servicios turísticos directos o indirectos.

Para eso, establece seis obligaciones que debe adoptar el servicio turístico. La primera es “establecer una política de tolerancia cero” frente a la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes, así como “medidas que contribuyan a su prevención y denuncia”, según informó el Mintur. Esto implica que los documentos de las empresas como reglamentos, políticas o contratos con proveedores, “deben incluir una cláusula que indique su respaldo a los derechos de la niñez y el repudio a la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes en la actividad turística”.

Además, los actores involucrados estarán obligados a “capacitar y sensibilizar al personal de la empresa en los derechos de la infancia y la adolescencia, la prevención de la explotación sexual contra niñas, niños y adolescentes, y los mecanismos de reporte ante casos sospechosos”. A su vez, deberán incorporar en los documentos de difusión una leyenda que dé cuenta que la empresa adoptó el código de conducta y que explicite las distintas vías de comunicación para denunciar el delito en cuestión.

Por otro lado, el documento dispone que se proporcione información a “visitantes y viajeros” sobre la prevención de la explotación sexual hacia niñeces y adolescencias, y cómo reportar casos sospechosos. Los sectores turísticos también deberán presentar un reporte ante el Mintur sobre las actividades realizadas en el marco del código de conducta.

Durante el lanzamiento, el ministro de Turismo, Tabaré Viera, recordó distintas iniciativas que adoptó la cartera para hacerle frente a este problema -como, por ejemplo, el memorándum de entendimiento que firmó con el Instituto del Niño y Adolescente (INAU) en 2021- y dijo que la concreción de este código significa “llevar el compromiso a la cadena de valor del sector turístico”. En esa línea, adelantó que los operadores turísticos que se adhieran van a tener que lucir en sus establecimientos un sticker que muestre su adhesión, además de contar con “la preparación a través de los talleres para detectar el riesgo, para prevenir, para denunciar, para saber lo que hay que hacer, los distintos pasos”.

El ministro dijo, además, que la sensibilización también tiene que llegar “a los propios turistas, para que, para empezar, cuando van a planificar sus vacaciones, elijan los hoteles, los operadores y los destinos turísticos que estén adheridos y que estén comprometidos con la defensa de los derechos humanos”.

Por su parte, el presidente del INAU, Pablo Abdala, celebró que el mecanismo incluya obligaciones que “implican cosas concretas” y aseguró que “estamos asistiendo al nacimiento de una herramienta que, como tal, nos va a ayudar mucho en la dirección de lo que se propone que es la prevención y el combate de este fenómeno”.

El jerarca dijo que el código “termina por refrendar” que Uruguay es un país que considera al turismo como “una actividad absolutamente primordial” pero que eso “no excluye ni es incompatible con las circunstancias de que el turismo se desarrolle, se ejerza y se practique al mismo tiempo que se protegen los derechos humanos y que se previenen y combaten las prácticas abyectas”.

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