“No me siento un enseñador ni un orientador. Siento que tengo una buena vida de conocimientos y puedo servir para que alguien aprenda”, dijo Santiago Tavella a la diaria, al contar cómo serán las mentorías para artistas que ofrecerá a partir del 1º de diciembre en la casa-museo-taller País de Pinares, que gestiona la Fundación Manolo Lima.
Muchos lo conocen como bajista y exvocalista de El Cuarteto de Nos; otros muchos saben que, además, es un artista visual con muestras colectivas e individuales en varios países, y que por muchos años fue curador y organizador de exposiciones de la Intendencia de Montevideo. Con ese bagaje ―entre clases con maestros del calibre de Luis Trochón y Coriún Aharonián en composición musical, Miguel Ángel Pareja en pintura y Nelly Pacheco en canto―, algo más tenía que hacer.
La idea de ofrecer mentorías para artistas de Maldonado surgió de una conversación con Ariel Inzaurralde, secretario de la Fundación Manolo Lima. “Pensando en salir de Montevideo, donde todos estamos más a la mano y nos encontramos en un taller o en la casa de alguien, y en que Maldonado tiene artistas con algún tipo de formación pero están aislados del intercambio y de la crítica”, explicó Tavella.
De sus talleres con Pareja y Aharonián tomó la dinámica para las mentorías fernandinas: “Es una modalidad de trabajo y aprendizaje en la medida en que te enfrentás a la devolución de la persona que está a cargo y también de los demás que participan; es como un ensayo de participación pública. Uno crece en cuanto al aporte de los demás sobre lo que uno hace, y ve y aprecia lo que están haciendo los demás. Es un elemento dinamizador importante”, opina.
Así, en País de Pinares diez artistas tendrán tres encuentros de tres horas cada uno, durante tres semanas. Llevarán sus obras para contextualizarlas en la Historia del Arte y someterlas al análisis del mentor y del resto de los participantes. Para Tavella “estar en diálogo con la historia es un elemento fundamental del proceso creativo” y es uno de sus principios.
“Quiero que cada artista vaya a buscar sus raíces, a ver qué lo influenció a mirar lo que tal vez no ha percibido. Cuando la persona ve de dónde viene su obra, si tiene apertura, le encuentra un sentido a la hora de crecer. Son cosas que te ayudan a ampliar el campo”, dijo el artista, para aclara que en modo alguno pretende erigirse como educador.
“Yo no me siento un enseñador y tampoco un orientador. Siento que tengo una buena vida de conocimientos y puedo servir para que alguien aprenda, que es lo que hice con los maestros que fui eligiendo a lo largo de mi vida”, concluyó.
La expansión de la Fundación Manolo Lima
Las inscripciones para las mentorías de Tavella con la Fundación Manolo Lima están abiertas por el teléfono 094 860 636. Ariel Inzaurralde explicó que parte del costo se destina a consolidar el proyecto iniciado hace casi cinco años para reabrir a la comunidad la casa-taller donde vivió el artista Manolo Lima.
Lo primero fue recuperar espacios para que la casa-taller País de Pinares, que contiene todo el acervo de Manolo Lima, abriera al público como museo e incluso permitiera a algunos visitantes alojarse en ella. En ese trabajo participaron, de forma voluntaria, exdiscípulos de Manolo y amigos de su viuda, Hortensia Mariquita Ribero.
A medida que se acondicionaban los espacios, la fundación ha organizado charlas, encuentros y presentaciones de libros con destacados escritores nacionales, hasta que se hicieron posibles los talleres que, además de posicionar al espacio cultural en la escena departamental, contribuyen a la sustentabilidad económica del proyecto.
En la búsqueda de propuestas para diferentes públicos, se han dictado talleres de cerámica, vidrio, xilografía, literatura en francés y en español, y yoga. “Son un atractivo para la gente y una fuente de ingresos, ya que dejan un 20% para el presupuesto que implica dar continuidad a la apertura de la casa”, detalló Inzaurralde.
El objetivo es lograr un patrocinador para que los alumnos no paguen, “porque Manolo no cobraba”, pero eso tendrá que esperar al menos hasta el año próximo; actualmente el proyecto está “en etapa de supervivencia”, planteó Inzaurralde.