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La Policía Nacional, la Biblia y la LUC

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“Y guardaos de los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces”. Mateo 7:15

Génesis

La Biblia tiene 73 libros. La ley de urgente consideración (LUC) encapsuló 72 leyes de todo tipo, bajo denominación de urgencia. Ha sido un retorno exprés del conservadurismo. La revancha de 2004.

Hubo 168 años de gobiernos blancos, colorados y militares. En 2005 el país estaba en la más grave emergencia económica y social de su historia. La LUC es revanchismo conservador que quiere borrar los avances progresistas no sólo del Frente Amplio, sino de todo el Uruguay batllista, liberal, estatista. Es una vieja visión conservadora que se expresó en los años 30 con la alianza del viejo Pedro Manini y Luis Alberto de Herrera.

El primer abuso es institucional. Se votó ese mazacote bajo la amenaza de sanción ficta; vencidos los plazos, quedaría tal cual. Un atropello institucional. Nació mal.

El doctor Juan Pablo Cajarville, profesor emérito y excatedrático de derecho administrativo, advirtió que la LUC corría serio riesgo de estar “viciada de inconstitucionalidad”.

Si hoy se conocen los artículos y pueden ser discutidos por toda la ciudadanía es por 800.000 firmas que garantizaron el derecho a informarse y decidir.

Deuteronomio

La Policía Nacional no es nuestra enemiga. Los que promovemos el Sí para anular 135 artículos de la LUC partimos de que hay buenos y buenas policías, funcionarios que tienen vocación de servicio. Como otros del Estado tan denigrados por los coalicionistas. Hoy están nucleados en el PIT-CNT. Fue una conquista sindical y social impensable con gobiernos conservadores.

Son una parte de la ciudadanía que, por la índole de su función, está más interesada en la seguridad y la convivencia pacífica. Tienen una delicada prerrogativa: el monopolio del uso de las armas y la ley. Eso los hace, paradójicamente, vulnerables. La profesionalización y los protocolos son las mejores garantías. Quienes abusan del poder y rompen esas reglas le hacen mal a toda la fuerza. No la hacen confiable para quienes sirven, que es la gente. La LUC y el discurso oficial son irresponsables: le tiran a la Policía una mochila súper pesada. El mando político está obligado a buscar una gestión de la seguridad que vaya más allá de los cometidos específicamente policiales. Está demostrado y postergado: la seguridad ciudadana es un problema multiagencial.

La LUC es engañosa. Bajo la seducción de que promueve como única piedra especial el ejercicio de la autoridad, le genera a la Policía una obligación y una responsabilidad, pero no puede nunca, por más poder que le dé, resolver el tema. Es un asunto político, no policial.

Salmos

La LUC no da protección a la Policía. Las herramientas legales que sanciona son tan frágiles y vulnerables como los chalecos vencidos que entregó esta administración. O como los magros salarios, que no crecen, como sí lo hicieron en épocas pasadas.

La legítima defensa es una clara demostración de chaleco trucho. Como bien ha señalado del doctor Juan Ceretta, el artículo 28 del Código Penal ya decía: “Está exento de responsabilidad el que ejecuta un acto, ordenado o permitido por la ley, en vista de las funciones públicas que desempeña, de la profesión a que se dedica, de la autoridad que ejerce, o de la ayuda que le preste a la justicia”.

No es necesario explicar nada más. Es el cumplimiento de la ley. Ya existe esto que le trae menos dolores de cabeza y problemas legales a la Policía, que, ahora sí, le incorpora la LUC.

O, como señaló el doctor Diego Camaño, se comieron el capítulo de la legítima defensa para terceros. No existe. Para el ciudadano común, peor: la LUC consagra el principio de que la propiedad es más importante que la vida. Nunca fue así.

Proverbios

La LUC no es ni liberal ni popular. Lo ya dicho: no protege a la Policía. Tampoco a la ciudadanía. Mucho menos a los más vulnerables. Todo lo contrario. Protege a los más poderosos.

Ante cualquier duda consultar a Dona Sumer, mujer con cuatro hijos condenada por ingresar 59 gramos de marihuana con penas de cuatro a 15 años por la LUC. Es lo que ya pasa. Tan real como muchas mujeres condenadas. Tan irreal como la absurda idea de que esta mujer sea una propietaria que se vea favorecida por el desalojo exprés.

Es falso que esto se hace para combatir el crimen organizado. El narcomenudeo es apenas un residuo terminal y pobre del gran mercado del narcotráfico. La LUC no aumenta las penas para combatir el lavado de dinero (espina dorsal del narco) ni para combatir proporcionalmente otros delitos de grave entidad. Sólo se agrega este artículo y se dejan incólumes otros, con menores penas. La Ley 17.016 establece: “Artículo 54.- El que convierta o transfiera bienes, productos o instrumentos que procedan de cualquiera de los delitos tipificados por la presente ley o delitos conexos, será castigado con pena de veinte meses de prisión a diez años de penitenciaría. Artículo 55.- El que adquiera, posea, utilice, tenga en su poder o realice cualquier tipo de transacción sobre bienes, productos o instrumentos que procedan de cualquiera de los delitos tipificados por la presente ley o de delitos conexos, o que sean el producto de tales delitos, será castigado con una pena de veinte meses de prisión a diez años de penitenciaría”.

Eclesiastés

Una gran porción de la ciudadanía está ganada por la idea de que a mayor crimen e inseguridad, más castigo hay que dar, más penas y más años de encierro. Suspender todos los mecanismos de atenuamiento y mediación, como medidas alternativas, libertad anticipada, reducción de penas por enseñanza y trabajo. Nada. Todos hacinados y que se pudran. Es una batalla cultural demostrar que esto es un error y que nos lleva a más violencia.

Lo han señalado varios expertos: más encierro, sin trabajo y educación, sin rutas verdaderas de salida, sin presupuesto para esto es una bomba de tiempo. Lo han señalado el comisionado parlamentario Miguel Petit, el extitular de la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado Jaime Saavedra, el exdirector de la Unidad 6 Punta Rieles Luis Parodi y varios periodistas y académicos. El sentido común también. Esto es lo urgente.

Cantar de los cantares

Uruguay tiene antecedentes liberales de tolerancia y contención del poder. De los buenos liberales.

En 1904, José Batlle y Ordoñez fue víctima junto a su familia de un atentado. La misma noche llamó a Salvador Russo, jefe de Investigaciones, y le dijo: “Responsabilizo a usted del trato que la Policía dé a los autores del atentado. Debe respetarse no sólo su vida, sino su integridad física y moral”.

En 1972, Juan María Bordaberry envió al Parlamento la Ley de Estado de Guerra Interno, que recortó garantías constitucionales y habilitó a la Justicia militar a procesar civiles. Fue la antesala del golpe de Estado. Wilson Ferreira Aldunate y Carlos Julio Pereyra dijeron luego: “No fue un pecado votar la Ley de Seguridad del Estado, fue un error. Nunca debimos autorizar a militares a juzgar civiles. Era doloroso, pero para el uruguayo medio la tranquilidad se había transformado en algo más importante que la libertad”.

Desde 1997 los partidos de la coalición promueven el aumento de penas y castigos. Nunca bajaron los delitos. Los buenos policías lo saben. Los batllistas y wilsonistas también. La convivencia en paz supone prevención del delito, atender y rehabilitar, dar otras oportunidades y ser justos en la aplicación de la ley, sin favorecer a los pocos y condenar a los pobres.

El Evangelio según Bonomi

El Bicho Bonomi supo ser cura por dos días. En un sencillo homenaje (siendo ácrata y ateo), me permito emularlo citando este legado del buen cristianismo sobre la LUC:

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir”. Mateo 7

“Uno de los que estaban con Jesús sacó su espada e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja. Jesús le dijo: ‘Guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere’”. Mateo 5

“Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices? –Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Juan 8

Milton Romani Gerner fue embajador ante la Organización de los Estados Americanos y secretario general de la Junta Nacional de Drogas.

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