Este martes se presentó el informe 2021 “Seguridad alimentaria y nutricional, panorama regional”. Los datos más relevantes para Uruguay muestran que se redujo a la mitad el retraso en el crecimiento de menores de cinco años, que es uno de los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. La noticia no tan buena es que, según el informe, “el sobrepeso infantil pasó del 9% al 10,3% entre el año 2000 y el 2019, y para el 2020, las estimaciones señalan que, junto con otros países de la región, Uruguay tiene la prevalencia más aguda de sobrepeso en menores de 5 años en la región”.
El informe fue elaborado conjuntamente entre la Oficina Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, la Organización Panamericana de la Salud, la Oficina Regional del Programa Mundial de Alimentos para América Latina y el Caribe y Unicef. Se basó en la Encuesta Mundial Gallup que hizo FAO, en la que las personas respondieron qué percepción tenían del acceso de su hogar a los alimentos.
La percepción de inseguridad alimentaria moderada o severa (dificultad para adquirir alimentos o imposibilidad de acceder a ellos) de los uruguayos es de 23,6%. La situación es peor en el resto de América Latina y el Caribe, en donde el promedio de la percepción de inseguridad alimentaria se situó en 40,9%. La de subalimentación (es decir, la población que padece hambre) se situó en 2,5%, valor que está por debajo del margen de error de 2,5% y por eso casi no se considera.
En cuanto a la región, el documento llama a realizar acciones urgentes para detener el aumento del hambre, la inseguridad alimentaria y la desnutrición, porque según el Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, desde 2019 y en el contexto de la pandemia, el número de personas que viven con hambre aumentó en 13,8 millones, alcanzando un total de 59,7 millones de personas.
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Sobrepeso y obesidad
“Tenemos que tratar a la obesidad como una enfermedad multicausal, porque además es un claro factor de riesgo en la generación de enfermedades no transmisibles”, dijo a la diaria la licenciada en Nutrición Julieta Moreira, consultora en seguridad alimentaria y nutrición de la FAO. Sobre las múltiples causas que llevan a que un niño o un adulto padezca obesidad, detalló que hay determinantes biológicos y sociales, y que también depende de la edad de la persona. Por esto, consideró que “la oportunidad de mejora está en la integralidad de las políticas públicas”. “El foco para tratar el sobrepeso y la obesidad debería ser integral y por rango etario”, agregó.
Para Moreira, es muy importante el momento en el que se trabaja en la prevención y el tratamiento de estas enfermedades. “Un niño con sobrepeso y obesidad está muy predispuesto a ser un adulto con sobrepeso y obesidad”, remarcó, de ahí que resaltara la importancia de la educación y el tratamiento en los primeros años de vida. “La educación alimentaria sería muy interesante de acentuar en la infancia porque los niños pequeños establecen las bases con lo que aprenden; cuanto antes se trabaje es mejor el impacto a lo largo de la vida”, advirtió.
En cuanto a las políticas públicas que tiene Uruguay, consideró que “son buenas y ayudan”, pero que “deberían estar más orientadas a públicos objetivos, por rango de edad y con un abordaje que implique un diálogo intersectorial desde el hogar, la educación y la salud”. Agregó que sería muy bueno controlar más las publicidades, lo que ofrece la industria y la forma en que se presenta a los consumidores. Valoró que el etiquetado de alimentos con exceso de azúcares, grasas y sodio “es un gran recorrido hecho para Uruguay” y que “tenerlo no es menor”, pero evaluó que “lo próximo es conseguir una ley que fiscalice, que se controle la publicidad, que no se resuma a los octógonos; podría haber otras cosas que sumen”, señaló.
Logros y desafíos
Moreira expresó que en Uruguay, en comparación con la región, “hay varias cosas positivas a resaltar, como [la reducción del retraso en] el crecimiento en menores de cinco años. Uruguay ha logrado una meta, por lo que es súper positivo como país y para la región como ejemplo”, valoró. También dijo que lo importante de ese logro es que “hablamos de los primeros años de vida y que cuando se llevan adelante acciones en esos años se determina el futuro”. “Este avance es proteger el futuro”, agregó.
En cuanto a las preocupaciones y a los desafíos, consideró que “son preocupantes las cifras del sobrepeso y la obesidad, ya que se trata de una malnutrición por exceso y radica en la multicausalidad”. Explicó que una de las bases del problema es que incluso en momentos en que ya se trataron las problemáticas de peso, la dificultad sigue porque la persona no puede acceder a los buenos alimentos ya que las conductas alimentarias siguen no siendo las más adecuadas, detalló. Para la nutricionista, el programa de alimentación escolar de Uruguay es una gran herramienta, porque “que un niño se siente a comer ante un plato que tiene una explicación y un balance es muy bueno”. Además de mencionar la necesidad de regular la publicidad de los alimentos, evaluó que “crear nuevas políticas integrales y ejercer mayor control en lo que nos ofrecen ayudaría mucho”, agregó.