El informe Seguridad alimentaria y nutricional en hogares de escolares en medios rurales en el contexto de la pandemia por covid-19, realizado por un equipo interinstitucional e interdisciplinario de la Universidad de la República (Udelar), concluyó que casi la mitad (44%) de los hogares entrevistados para la investigación presentó inseguridad alimentaria. De ese total, 32% se encontraba en el nivel leve, 10% en moderado y 2% en severo.

El equipo responsable indagó la situación de la seguridad alimentaria y nutricional en los hogares con escolares entre cuatro y 12 años del medio rural de Lavalleja, Río Negro y Tacuarembó. Hubo coincidencia en los tres departamentos en registrar aproximadamente un tercio de los hogares entrevistados con inseguridad alimentaria leve. A su vez, el informe menciona situaciones de inseguridad alimentaria moderada de 9% en Río Negro y 6% en Lavalleja. En tanto, Tacuarembó presentó 13% de inseguridad alimentaria moderada y 7% de casos de inseguridad alimentaria severa.

“Esta preocupante situación de inseguridad alimentaria confirma que en la población infantil del medio rural se interseccionan dos factores de vulnerabilidad: los que afectan a la infancia y los que influyen en los territorios rurales con población dispersa”, expresa el documento.

La investigación fue realizada por un equipo de la Udelar que incluyó a profesionales de Nutrición, Antropología, Ciencias de la Educación, Agronomía y Trabajo Social. Abarcó a la Escuela de Nutrición, el Centro Universitario Regional Noreste –sede Tacuarembó– y el Centro Universitario Regional Litoral Norte –Casa de la Universidad de Río Negro–. La investigación contempló “un componente cuantitativo –de tipo descriptivo observacional de corte transversal– y otro cualitativo –que utiliza la etnografía virtual–, con una triangulación de los resultados de ambos”. La muestra “no probabilística, que contempló la diversidad de medios rurales dentro de cada uno de los departamentos, estuvo constituida” por 93 hogares: 32 en Río Negro, 31 en Lavalleja y 30 en Tacuarembó.

El informe hace un análisis de las prestaciones que reciben las familias entrevistadas y señala que las políticas sociales “encuentran dificultades para contemplar las particularidades de los medios rurales y las alternativas desplegadas en el marco de la emergencia también las tuvieron, profundizando aún más las vulnerabilidades preexistentes para el acceso a una alimentación adecuada”.

Agrega que lo anterior refuerza la importancia de que exista complementariedad entre las diversas prestaciones, “dado que ninguna por sí sola es capaz de responder a la complejidad que encierra la vida en el medio rural y a las múltiples dimensiones asociadas a lo alimentario, entendiendo el derecho a la alimentación desde un enfoque integral”.

El documento destaca el rol de la escuela como centro de referencia en los territorios rurales y la importancia del comedor como uno de sus componentes principales: “Quedó claro cómo las prestaciones más frecuentes durante la ausencia de dicho servicio no contemplaron una multiplicidad de dimensiones que las familias valoran del comedor, más allá de su aporte nutricional”.

Menciona que los testimonios dan cuenta de la relevancia del rol y responsabilidad de las maestras y auxiliares de servicio en relación a la alimentación escolar, que excede cubrir el requerimiento nutricional y que también abarca aprendizajes de valores, áreas de conocimiento y socialización.

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Inseguridad alimentaria leve: preocupación acerca de la capacidad para obtener alimentos
Inseguridad alimentaria moderada: se reduce la cantidad de alimentos, se saltean comidas y se pone en riesgo la calidad y variedad de alimentos
Inseguridad alimentaria severa: no se consumen alimentos durante un día o más, se quedan sin comer varias veces durante el año.