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Extracción de arena y formación de lagunas en terreno de La Tahona, en Guazuvirá.

Foto: Vecinos defensores del proyecto de Guazuvirá

Intendencia de Canelones exigirá a La Tahona que modifique proyecto de barrio privado que pretendía instalar en ecosistema vulnerable

8 minutos de lectura
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La empresa busca crear dos urbanizaciones cerradas en lugares sensibles, una en un pulmón verde −donde se comenzaron a construir lagunas artificiales− y otra sobre uno de los últimos cangrejales costeros canarios; Ambiente tendrá que tomar una decisión si los desarrolladores continúan los trámites.

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Leído por Andrés Alba.
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Vecinos y vecinas de la costa canaria, agrupados en 19 colectivos, decidieron hacerse escuchar a finales de setiembre. En una misiva dirigida a la Intendencia de Canelones (IC) y a la Junta Departamental, manifestaron su preocupación por “una serie de problemas persistentes y en aumento que amenazan los ecosistemas costeros”, lugar que habitan, que constituye su “sustento” y que es “patrimonio de las generaciones futuras”. Relatan que los territorios han heredado las consecuencias de una gestión “basada en el loteo indiscriminado”, donde no se consideraron los impactos ambientales ni la participación ciudadana, pero que “es hora de cumplir a cabalidad las normativas” nacionales y departamentales que “plantean otra forma de hacer las cosas y aplicar los conocimientos acumulados a esta altura del siglo XXI”.

“El futuro económico de la costa canaria está en riesgo: ¿qué turismo podremos desarrollar si perdemos las playas, las dunas, los barrancos, los humedales con su riqueza de fauna y flora nativa, la identidad de los balnearios y comunidades, los cursos de agua, los sistemas de cañada?”, inquieren los habitantes.

En la carta describen más de diez problemas que enfrenta la costa del departamento en términos ambientales y de ordenamiento territorial. “Urbanización continua de la costa”, “construcciones que afectan dunas, barrancas, humedales, cursos de agua”, “cambios de categoría de suelo injustificados”, “falta de consideración de los informes de la Intendencia y de sus técnicos en cuestiones ambientales”, son tan sólo algunos de los ejemplos. A su vez, alertan sobre la “habilitación de barrios privados que implican apropiación de bienes comunes”.

En esta sección abordamos la situación de dos barrios privados que buscan instalarse en zonas ecológicas relevantes, se intentan ubicar a corta distancia y que, además, tienen un mismo promotor: la empresa Runtuna SA −de la que forman parte, por ejemplo, la familia Añón, fundadora de La Tahona−. Uno de los proyectos inmobiliarios pretende afincarse en el balneario Guazuvirá y el otro en Las Vegas, donde sobre el arroyo Solís Chico existe uno de los pocos cangrejales que quedan en Canelones.

El 30 de setiembre tuvo lugar una sesión de la Comisión de Cuenca de la Laguna del Cisne y del Arroyo Solís Chico. Allí estuvieron presentes jerarcas del Ministerio de Ambiente y el intendente de Canelones, Marcelo Metediera. Durante la instancia, hubo nuevos compromisos vinculados a ambas iniciativas.

Un pulmón verde para salvaguardar y dos lagunas artificiales que lo amenazan

Entre las zonas conocidas como Guazuvirá Viejo y Guazuvirá Nuevo existe un espacio de 225 hectáreas que, hasta hace poco tiempo, se encontraba casi sin urbanizar. Esta situación lo hacía especial en el marco del fuerte avance inmobiliario que ha tenido lugar sobre la costa en las últimas décadas. En ese sitio La Tahona pretende construir uno de sus barrios privados. Según consta en fotografías que tomó el grupo Vecinos Defensores del Proyecto de Detalle de Guazuvirá −organización que sigue la iniciativa y alerta sobre las problemáticas que traería aparejadas desde hace varios años−, la compañía comenzó a realizar movimientos en el sitio.

En el Visualizador del Observatorio Ambiental Nacional se indica que “el objetivo perseguido es la explotación de un yacimiento de arena (mineral de la Clase IV del Código de Minería) por parte de Kosfer SA, cuyo objetivo final es la construcción de dos lagos de casi 21,5 hectáreas”. Estos lagos forman parte de la propuesta de barrio privado que hizo La Tahona. Los vecinos presentaron una denuncia ante la cartera ambiental por considerar que los movimientos de arena han avanzado hasta “afectar notoriamente el ecosistema costero” y, además, constataron la tala de árboles.

Cabe resaltar que un informe de la Dirección de Gestión Ambiental de la Intendencia de Canelones, fechado en diciembre de 2022, describe que en el lugar existe “una serie de ecosistemas de relevancia” que “no deberían ser alterados”. “Los ecosistemas identificados se caracterizan por su relevancia, siendo una importante reserva de biodiversidad y constituyen un corredor biológico que trasciende el área de estudio”, dice el documento al que accedió la diaria en su momento. La dirección hizo hincapié en las diferentes especies nativas que habitan el sitio, la importancia de la vegetación psamófila que observaron y las funciones ecosistémicas que cumplen los bañados, las cañadas y el sistema dunar. Sin ir más lejos, algunas de ellas son “la mitigación de inundaciones, el control de la erosión, la disminución del riesgo de incendios; tienen una gran capacidad de depuración de aguas, colaboran en la recarga de los acuíferos y napas subterráneas, entre otros”.

Carmen Gahn, integrante de Vecinos Defensores del Proyecto de Detalle de Guazuvirá, dijo a la diaria que el sitio es uno de los últimos pulmones verdes que existe sobre la costa canaria y está en riesgo. Recuerda cuando se aprobó el Plan Local para la Microrregión de la Costa de Oro, que sentó las bases del ordenamiento del territorio. “Estamos viendo la falta de cumplimiento de las mismas normativas que la intendencia generó, incluso con la participación de vecinos. El caso de Guazuvirá es emblemático porque es el único balneario que tiene un Proyecto de Detalle. El concepto ‘Proyecto de Detalle’ puede ser engañoso, parece que no estuviera aprobado, pero es una cuestión de nomenclatura. Está previsto que cada localidad lo pueda generar junto con el municipio, técnicos de la intendencia y otras entidades, como la Universidad. En setiembre de 2019, en aplicación del Plan Costa de Oro, después de dos años de trabajo, la Junta Departamental de Canelones aprobó el Proyecto de Detalle Guazuvirá”, narra. Allí se abordan cuestiones vinculadas a la preservación del paisaje, la identidad de la zona y los usos del suelo.

La defensora recuerda su felicidad en aquel momento porque “parecía que estábamos en una buena situación, donde el territorio estaba cuidado”. Sin embargo, agrega que, en paralelo, “la intendencia estaba negociando las urbanizaciones de La Tahona”. El privado pidió, entre otros puntos, el fraccionamiento del padrón de 225 hectáreas para llevar adelante su proyecto. “Hay vegetación psamófila, dunas, sistemas de cañadas; si lo dividís en predios pequeños, desaparece, se pierde el corredor biológico, deja de existir”, insiste. “En Las Vegas sucedió lo mismo. No puede ser que una dirección de la intendencia esté generando una reglamentación de protección del cangrejal, senderos, educación ambiental y tenga convenios con el Centro Universitario Regional Este y, al mismo tiempo, otra dirección está estudiando un fraccionamiento. Hay una desarticulación entre las autoridades”, agrega.

Vegetación nativa y ambientes a preservar en Guazuvirá.

Foto: Vecinos defensores del proyecto de Guazuvirá

En pausa hasta que exista un nuevo proyecto

Marcelo Metediera, intendente de Canelones, conversó con la diaria sobre su concepción de los barrios privados y la situación de los proyectos que buscan instalarse en Guazuvirá y Las Vegas. “En términos conceptuales yo no comparto la cuestión del barrio privado porque, yendo a un absurdo, si todo el territorio estuviera compuesto por barrios privados, ¿cuál sería la integración social?”, señaló, aunque reconoció “que sí es cierto que Canelones ha desarrollado hasta ahora un proceso que tiene que ver con un modo de vida y con un desarrollo del departamento en cuanto a la inversión”, poniendo como ejemplo el desarrollo de barrios privados en la zona de Camino de los Horneros.

El jerarca, a partir de “el acumulado en el tiempo”, sostiene que es momento de “repensar” este tipo de urbanizaciones. “No es que estoy diciendo que no estoy de acuerdo y que hay que cambiar todo. Creo que hay que analizar cómo seguimos de aquí en más”, aclaró.

Metediera afirmó que los vecinos de Guazuvirá le trasladaron su preocupación por el emprendimiento que pretende instalarse en su territorio y expresó que está estudiando la situación con su equipo para “hacerles una devolución”. “Hoy el foco lo tenemos en el cangrejal, en la desembocadura del Solís, donde ahí también se da un emprendimiento que nos plantea desafíos ambientales. Cuando tomé conocimiento del tema fuimos a la Comisión de Cuenca, hablamos con la gente para ver que planteaban y tomamos nota”, afirmó. “Nos hicieron tres planteos concretos, yo les dije que esto no se va a mover hasta tanto yo venga de nuevo a la Comisión de Cuenca a hacer una devolución de los planteos y no resolvamos de alguna manera la situación. Uno de los tres planteos es que en la zona se tenía que considerar una desembocadura. Esto implica un cambio normativo en términos ambientales y analizar el proyecto con esa perspectiva. Otro planteo es que el proyecto estaba planteando cierta invasión a una zona buffer; y después había una construcción cerca de un barranco donde, en términos ambientales, no es factible construir”, relató.

El mandatario afirmó que en la última reunión de la Comisión de Cuenca de Laguna del Cisne y el Arroyo Solís Chico, que tuvo lugar hace dos semanas, le transmitió a la comunidad que hizo lugar a los tres señalamientos y “ahora corresponde que el desarrollador haga una nueva propuesta que las tenga en cuenta”. “Como reconocemos que es una desembocadura, lleva otro trámite en el Ministerio de Ambiente, que es quien tiene que ver la viabilidad ambiental. Por lo tanto, si se respeta lo ambiental, lo normativo y no se pone nada en riesgo, y el inversor tiene la posibilidad de desarrollar parcialmente lo que tenía previsto, también estoy dispuesto a que se haga”, comentó. Enseguida, sumó: “Me comprometí nuevamente que hasta no tener los informes ambientales y un proyecto nuevo presentado por el desarrollador, esto no se va a autorizar”.

Un ecosistema particularmente frágil

El 19 de julio de este año, el Departamento de Ecología y Gestión Ambiental del Centro Universitario Regional Este (CURE) envió un informe a los integrantes de la Comisión de Cuenca de Laguna del Cisne y el Arroyo Solís Chico que busca “aportar bases científicas al proceso de toma de decisiones vinculado a predios cercanos al cangrejal” de Las Vegas. Los investigadores afirman que este sitio se ubica en la zona de desembocadura del arroyo Solís Chico.

“Cabe consignar que los cangrejales costeros son ecosistemas raros ya que ocurren en condiciones muy específicas. En tierras canarias su extensión se ha reducido significativamente en el último siglo (particularmente por la pérdida del correspondiente a la desembocadura del arroyo Carrasco). Estos ecosistemas son muy vulnerables (presentan baja resiliencia) y cumplen un rol insustituible en el soporte de la biodiversidad y en la retención y procesamiento de contaminantes en la interfase entre la actividad antrópica continental y el estuario del Plata”, redactaron. Al final del documento se plasma que el motivo del aporte es contribuir a la “conservación de un ecosistema particularmente frágil”.

No olvidar a Guazuvirá

El Reglamento de Evaluación de Impacto Ambiental establece que la “implantación de complejos y desarrollos urbanísticos de más de 100 hectáreas”, como es el caso de Guazuvirá, requiere autorización ambiental previa. El grupo de vecinos del balneario continúa realizando pedidos de acceso a la información pública dirigidos al Ministerio de Ambiente para tener conocimiento sobre si los privados avanzan en los trámites. Hasta el momento, no lo han hecho. Carmen Gahn pide a las autoridades que no se olviden de Guazuvirá al momento de estudiar las problemáticas que tienen lugar en el territorio.

La integrante del grupo de vecinos cuenta que “lo bueno de todo esto es que nos hemos puesto en contacto y hemos trabajado con varios colectivos de la costa” que integran, justamente, la Red Unión Grupos de la Costa. “La estrategia es unirnos y actuar juntos”, relata y agrega que su voz conjunta los ha hecho más fuertes. “Los colectivos decimos que no hay un ordenamiento y un plan que sean excelentes, pero existen. Está el Plan Costa de Oro, el Costaplan, el Proyecto de Detalle de Guazuvirá y la reglamentación de protección ambiental del cangrejal. ¿Por qué no se empieza por cumplir lo que hay?”, pregunta. Asimismo, destaca el papel que han tenido las sesiones de la Comisión de Cuenca de la Laguna del Cisne y el Arroyo Solís Chico como “foro para que se escuche a los vecinos, porque, de a uno, tratar de interactuar con la intendencia ha sido muy difícil”.

Finalmente, la defensora vuelve a los proyectos que intenta llevar adelante La Tahona en Las Vegas y Guazuvirá: “No estamos hablando sólo de barrios privados; estamos hablando de barrios privados insertos en ecosistemas valiosos, frágiles y vulnerables y que, además, no cumplen con las normativas”.

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