Aislado, con hermosas playas de arenas “finas”, repleto de vegetación “salvaje”. De esta forma se describe en páginas inmobiliarias a Guazuvirá, balneario ubicado en el departamento de Canelones. Comparte su nombre con una de las dos especies de ciervos autóctonos de nuestro país, que se caracteriza por ser pequeño, vivir gran parte del tiempo en bosques nativos y huir al detectar peligros. Sin embargo, a pesar de llamarse de la misma forma, uno de los grandes problemas de los territorios es que no pueden esconderse ante amenazas.
Entre las zonas conocidas como Guazuvirá Viejo y Guazuvirá Nuevo existe un pequeño espacio que, hasta el momento, se encuentra casi sin urbanizar. Esta situación la hace especial en el marco del fuerte avance inmobiliario que ha tenido lugar sobre la costa en las últimas décadas. Allí la empresa Runtuna SA -de la que forman parte, por ejemplo, la familia Añón, fundadora de La Tahona- busca construir un barrio privado. Dadas las condiciones en las que pretenden llevar adelante la iniciativa, vecinos y vecinas del balneario han alertado sobre sus impactos ambientales.
La propuesta de Runtuna
Según un documento elaborado por el arquitecto Fernando Armas, presentado en 2018 ante la Dirección General de Gestión Territorial de la Intendencia de Canelones (IC) en nombre de la compañía y que se encuentra dentro de un expediente de la comuna de más de 500 páginas al que accedió la diaria, el emprendimiento intentará instalarse “como una continuación de los balnearios existentes”. Para lograrlo, solicitaron el fraccionamiento y la recategorización de 225 hectáreas que anteriormente eran padrones rurales.
La empresa entiende que, de esta forma, se colabora “con el desarrollo no sólo inmobiliario sino también turístico”. “Los nuevos fraccionamientos son generadores de nuevos puestos de trabajo para la gente de los barrios vecinos no solamente durante el período de construcción de los mismos, sino que también en la vida futura. Llevando a cabo tareas que van desde la construcción y todos los aspectos relacionados con el mantenimiento de las casas, el servicio doméstico, el mantenimiento de los jardines, etcétera”, afirmó el arquitecto. En 2020, la IC aprobó el fraccionamiento, donde admite que cada lote puede tener 800 metros cuadrados y una densidad de una vivienda cada 600 metros cuadrados. Sobre este punto profundizaremos más adelante, pero cabe resaltar que en otros informes presentados por Runtuna SA se admite que apuntan “a una opción de vivienda no permanente en propiedad horizontal”.
Como suele suceder en parte de los negocios inmobiliarios, también se apropian de una supuesta visión “ecológica”. Por ejemplo, en el documento del arquitecto se menciona que el barrio “se insertará dentro de un entorno rural con un estrecho vínculo con la costa generando una mayor densidad de población, pero manteniendo siempre el verde como textura general del ambiente”, y suman que “el fraccionamiento no intenta romper con las preexistencias, sino que, por el contrario, se adapta a ellas”. Este discurso choca con una de sus propuestas que se encuentra más avanzada: la creación de dos lagos de 21,5 hectáreas.
En el visualizador de la Dirección Nacional de Evaluación e Impacto Ambiental se indica que la empresa Kosfer SA presentó una solicitud de “explotación de arena en régimen de concesión” que fue aprobada mediante una resolución ministerial. Su idea es explotar un yacimiento de arena “cuyo objetivo final es la construcción de dos lagos” enmarcados “en un proyecto de fraccionamiento”. “El relevamiento geológico de detalle permitió definir que los depósitos de arenas eólicas se encuentran saturadas con agua subterránea en calidad de acuífero libre y se apoyan sobre un estrato limo-arcilloso compacto y tenaz que se inclina suavemente hacia la costa. El espesor de la arena varía entre 2,5 y 5,5 metros según la topografía actual del predio, y la excavación permitiría exponer el nivel freático en calidad de vaso”, se indica. En esta sección ya hemos alertado sobre la vulnerabilidad de nuestras aguas subterráneas y la necesidad de mayores controles.
Por otra parte, en un informe de 2019 solicitado por la empresa a Enviro Consultores se describe que el suministro de agua será a través de la red pública de OSE y, con respecto a la disposición de aguas residuales, dice que “los predios del fraccionamiento contarán con soluciones individuales, las cuales se gestionarán mediante servicio de barométrica autorizado, dado que la zona actualmente no cuenta con conexión a saneamiento”. Según el último censo oficial de 2011, el balneario cuenta con una población permanente de 86 habitantes, por lo que cuando se habla de un incremento demográfico, este último aspecto es crucial para evitar impactos.
Enviro Consultores también afirma que “el área del proyecto se encuentra dentro de una región paisajística denominada Arenales Costeros del Sur, que constituye una larga y angosta faja donde predominan médanos arenosos, donde se intercalan otros elementos, como barrancas, afloramientos rocosos, bosques tanto nativos como exóticos y lagunas costeras”. Minimizan la situación planteando que “el paisaje de la zona se caracteriza por la presencia de masas forestales exóticas”. Sin embargo, ¿qué tan cierto es?
La verdadera cara de la moneda
Gracias al impulso de los vecinos y vecinas de Guazuvirá, la Dirección de Gestión Ambiental de la IC realizó un informe sobre la zona donde se busca instalar el barrio privado. la diaria pudo acceder al documento, fechado en diciembre de 2022. “El objetivo del relevamiento fue determinar la presencia de ecosistemas relevantes que ameriten su preservación en el marco de la normativa vigente, evaluar su estado e identificar posibles amenazas. Para lograr obtener la mayor información posible se realizaron una serie de recorridas abarcando la mayor área posible y haciendo énfasis en las zonas más representativas que, por sus características y biodiversidad, requerían un análisis más minucioso”, cuentan los técnicos. Encontraron la existencia de “matorral y monte psamófilo costero, especies pioneras en la zona del cordón dunar, microcuencas y cursos de agua vinculados a bañados donde anidan y se alimentan aves migratorias, además de mamíferos e invertebrados, donde claramente la degradación de un sector implicaría generar presiones sobre el resto del sistema”.
Curupí (Sapium glandulosum), coronilla (Scutia buxifolia), canelón (Myrsine laetevirens), romerillo (Baccharis aliena), sacha uva (Cissus sp.), tala trepador (Celtis ehrenbergiana), molle (Schinus longifolia) y arrayán (Blepharocalyx salicifolia) son tan sólo algunas de las especies leñosas nativas que observaron los técnicos, según se detalla en el informe. Asimismo, se hace hincapié en su vínculo con el sistema de cañadas y sus bañados asociados. “Se trata de una red de cañadas y bañados interconectados, que presentan bosque psamófilo en sus márgenes, con presencia de gran diversidad de especies leñosas y herbáceas. Esta red de cañadas y cursos de agua oficia como corredor biológico entre el bañado de Guazuvirá, ubicado a la altura de la ruta interbalnearia y la zona costera. Algunos de los principales servicios ambientales que brindan estos ecosistemas son la mitigación de inundación, control de la erosión, disminuye el riesgo de incendios, tienen gran capacidad de depuración de aguas, colaboran en la recarga de los acuíferos y napas subterráneas, aportan a la biodiversidad, entre otros”, resumen.
El documento de la Dirección de Gestión Ambiental de la IC también plantea que “los ambientes y ecosistemas psamófilos, como pueden ser el bosque y el matorral psamófilo costero, así como la vegetación asociada al cordón dunar, tanto de las dunas primarias, secundarias y las estabilizadas, son ecosistemas que han sufrido grandes presiones a lo largo de toda la costa del país, manteniéndose como relictos algunos parches que aún se conservan”. Explican que en el área de estudio “se observaron parches con matorral psamófilo que actúa de borde entre el bosque y la estepa psamófila, con presencia de especies de especial interés para ser conservadas”.
Como conclusión, relatan que en la zona existen “una serie de ecosistemas de relevancia” que “no deberían ser alterados”. “Los ecosistemas identificados se caracterizan por su relevancia siendo una importante reserva de biodiversidad y constituyen un corredor biológico que trasciende el área de estudio”, señalan. Enseguida, remarcan que “la fragilidad de este sistema de ambientes costeros los hace especialmente vulnerables a diversas presiones como la creciente urbanización, fraccionamientos, por lo que se requiere de una estrategia de conservación y un plan de manejo según lo establece el artículo 31 del capítulo IV de la Ordenanza Forestal de Canelones”. La normativa citada dice que la IC desarrollará “planes, programas y proyectos para la conservación y recuperación de ecosistemas relevantes del departamento”.
¿Qué clase de desarrollo queremos?
El grupo Vecinos Defensores del Proyecto de Detalle de Guazuvirá se opone a la “viabilidad otorgada por la Intendencia de Canelones”, según manifestaron en un comunicado. “Altera el modelo territorial previsto en los instrumentos de ordenamiento territorial vigentes. Plantea predios de un promedio de 800 metros cuadrados en lugar de los 2.500 metros cuadrados establecidos en estos instrumentos y, en los hechos, propone un cambio de categoría de suelo y una extensión de las tramas urbanas de Guazuvirá y Guazuvirá Nuevo. La situación entraña un importante problema ambiental, social y cultural, además de una amenaza para las dificultades hídricas del país (por ejemplo, los dos lagos artificiales y la multiplicación de pozos negros)”, enfatizan.
Recuerdan que Guazuvirá “ocupa el primer lugar en la lista de localidades del departamento con más cantidad de especies prioritarias para la conservación” y que es “la primera de las tres áreas más prioritarias para ingresar al Sistema Departamental de Áreas Protegidas”. Los vecinos y vecinas del balneario entienden que el informe de la Dirección de Gestión Ambiental de la IC “vuelve a validar lo que venimos reclamando los habitantes de la zona”. Por esta razón les preguntan a las autoridades: “¿Se va a permitir a Runtuna SA fraccionar lo que al mismo tiempo se recomienda proteger?”. “Los ecosistemas costeros son sustento de la población que allí vive y patrimonio de todos los uruguayos y de las generaciones futuras. Todavía estamos a tiempo”, destacan en la misiva.
Susana Regent es integrante del grupo y, en diálogo con la diaria, contó la importancia del Proyecto de Detalle de Guazuvirá, que se realizó con “una participación muy activa de la comunidad organizada” y sentó las bases de cómo debería ser el manejo del territorio. “No nos estamos oponiendo al trabajo de la gente. Entendemos que cuando se habla de desarrollo hay que hablar de desarrollo humano. No nos oponemos a que mejoren las condiciones de vida de algunas personas porque logran trabajar en un proyecto de construcción o en el área de servicios. Lo que planteamos es que hay una situación, como la crisis hídrico-sanitaria lo demuestra, en que tenemos que cuidar el ambiente, su riqueza, la biodiversidad que está en Guazuvirá. Tiene que haber una posibilidad de pensar proyectos de urbanización que puedan mantenerse en el tiempo y que nuestros nietos puedan seguir disfrutando de un ambiente saludable”, exigió.
Los vecinos y vecinas preguntan de forma constante al Ministerio de Ambiente si la empresa ha presentado alguna solicitud para llevar adelante el barrio privado. Hasta el momento, la respuesta ha sido negativa, pero continúan defendiendo su territorio.