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Paula Díaz en fiscalía de delitos complejos de la ciudad de la costa. Foto: Mara Quintero

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En marzo, una trabajadora sexual trans había realizado una denuncia contra el precandidato frenteamplista Yamandú Orsi. Si bien el comando de campaña del exintendente canario había hecho un trabajo de “contradenuncia” formidable –incluyó la divulgación de un informe que mostraba patrones extraños de la reproducción de la denuncia en redes y el sondeo sobre la “verosimilitud” de la denuncia en la opinión pública–, no fue sino hasta el fin de semana pasado que la demanda se desactivó totalmente, cuando a través de distintas apariciones mediáticas la mujer trans y quien difundió su denuncia, la militante nacionalista Romina Celeste Papasso, confesaron la falsedad de la acusación.

La trama, que continúa, puede ser difícil de asimilar, y por eso en la edición del sábado incluimos una cronología que cubre las derivaciones judiciales del caso.

En lo político, ha tenido por lo menos dos tipos de consecuencias. Desde el entorno de Orsi se exige seguir investigando para saber cuál fue el verdadero móvil de la maniobra, mientras que, desde el gobierno, el presidente de la República intentó presentarla como un episodio desconectado de la campaña electoral.

Las otras consecuencias tienen que ver con el aprovechamiento del bizarro episodio por parte de quienes impulsan una “contraagenda” de derechos. Como las denunciantes, este grupo hace una interpretación errónea de la ley de violencia de género que supone la validación automática de todas las demandas realizadas por víctimas mujeres.

La “agenda retro” no se limita a este tema, y en estos días los partidos gobernantes dieron luz verde a una futura ley de feriados religiosos e impidieron la profundización de la normativa que promueve la paridad de género en el ámbito electoral.

También pasó

Orsi tuvo otras buenas noticias por estos días.

Su retadora, Carolina Cosse, presentó un plan de propuestas para un eventual gobierno.

Mientras Rio Grande do Sul permanece en estado de catástrofe por las lluvias, en Uruguay hay casi 3.000 personas evacuadas.

Hace dos décadas, una misma empresa multinacional compró todas las fábricas de cerveza uruguayas y al poco tiempo liquidó la planta de Norteña en Paysandú; ahora cerraron la planta de Patricia en Minas.

Invasión de Gaza: Uruguay votó en la ONU a favor de incorporar a Palestina como miembro pleno, mientras en El Cairo volvieron a fracasar las negociaciones de alto el fuego y en Washington todavía siguen hablando de cortar el apoyo militar a Israel.

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