Aunque no se lo diga abiertamente, la ciencia hecha en Uruguay está en el banquillo.
Como quedó demostrado en el proyecto de presupuesto, no hay un aumento significativo de recursos destinados a subsanar un rezago que lleva años y que sitúa la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en un guarismo estancado que ronda al 0,5% del PIB. Por otro lado, sí se dieron pasos en el ordenamiento institucional, créandose una Secretaría de Ciencia y Valorización de Conocimiento y algunas líneas que atañen a la ciencia dentro del programa Uruguay Innova.
En el lanzamiento de ese programa, el presidente Orsi dijo que se buscaría “ordenar de manera diferente” el sistema “de ciencia, tecnología, innovación, conocimiento” con el objetivo de “darle más fuerza, más contundencia y sacarle mejor provecho”. Lo del banquillo viene entonces de unir la falta de un aumento significativo de la inversión en ciencia con la intención de ordenar el sistema para que camine mejor (es decir, se piensa que con lo que hay debería andar mejor de lo que anda).
Pues bien, la ciencia celeste, aún con los magros recursos que se le destinan –se entiende, de acuerdo a parámetros internacionales, que una inversión mínimamente aceptable en ciencia debiera rondar el 2% del PIB, aportando el estado y los privados un respectivo 1%, lo que nos dice que acá estamos 1,5% más lejos de donde deberíamos y no apenas 0,5%–, avanza. Tenemos más personas formadas para realizar investigación, más conocimiento generado, pero todas las convocatorias abiertas para financiar investigaciones apenas logran financiar una modesta parte de todos los proyectos que son evaluados como excelentes.
Medir el impacto de la ciencia que hacemos no es una cuestión sencilla. Una de las tantas formas de hacerlo es fijarse en la publicación de artículos científicos, en los que se comunica a la comunidad científica el nuevo conocimiento generado. Claro está que mucho conocimiento valioso puede no terminar en un artículo científico, pero, aun así, fijarse en las publicaciones permite tener una variable un tanto objetiva de la producción científica de una comunidad. Estos datos bibliométricos pueden complejizarse y, en lugar de contar sólo la cantidad de publicaciones, se puede tener en cuenta qué tan citados son esos trabajos –lo que puede ayudar a mostrar qué tan relevante es lo que se dice en esos artículos–, el alcance de las revistas en dónde salieron –las publicaciones están rankeadas según su factor de impacto y, dado que la ciencia está atravesada por una serie de inequidades y desigualdades, tendrá más impacto publicar en una revista del hemisferio norte como Nature o Science que en una de acceso gratuito editada en español por una universidad del sur, por ejemplo una que se llame Revista latinoamericana de Estudios Sociales. Si bien el sistema de publicaciones, y el impacto de las revistas, y todo lo demás es perceptible, a la hora de intentar medir y comparar –algo relevante para la ciencia–, algunos de estos indicadores que buscan ser objetivos pueden ser de ayuda. Tratando de aportar un granito de arena en esa dirección, John Ioannidis, de la Universidad de Stanford, se embarcó hace unos años en la creación de un índice estandarizado que permitiera comparar la producción de los científicos y científicas de todas partes del globo.
Es así que en 2019 Ioannidis publicó, junto a Jeroen Baas, Richard Klavans y Kevin Boyack, su primera versión de su Base de datos de autores con métricas de citas estandarizadas y anotadas por campo científico que comprendió a los 100.000 autores de trabajos científicos que estaban en la cima de acuerdo a su métrica estandarizada –creó un indicador compuesto que llamó c-score– así como de aquellos investigadores que se desatacaran por sus trabajos en el tope del 2% dentro de su área. Luego ha publicado actualizaciones de esa lista año a año. En esta sección cubrimos las actualizaciones de 2020 y las de 2022. Dado que miramos la ciencia desde este rinconicto del planeta, en nuestras coberturas, además de ver la posición en el ranking global, reportábamos la posición dentro de la escena local de los investigadores e investigadoras que allí estaban –todos odiamos las listas, pero hasta de forma culposa nos gusta mirarlas–.
Aprovechando que salió una nueva actualización, nos pareció oportuno ver qué cambios había respecto a la lista de 2022 en cuanto a la participación de nuestra comunidad científica. Así que a eso vamos. Pero antes una aclaración.
Como dice el propio Ioannidis en esta y en cada actualización, “si un autor no figura en la lista, se debe simplemente a que el valor del indicador compuesto no fue lo suficientemente alto como para aparecer en ella”, lo que “no significa que el autor no haga un buen trabajo”. Para la presente actualización se tomaron tanto todos los artículos publicados hasta 2024 así como las citas que recibieron hasta el fin de ese año.
Rafael Radi.
Foto: Ernesto Ryan
Los cinco uruguayos con más impacto en la ciencia mundial
Una vez más, el primer investigador que hace ciencia en Uruguay en aparecer en la lista mundial de científicos de más impacto por sus trabajos es Rafael Radi, que investiga biología redox en el Centro de Investigaciones Biomédicas (Ceinbio) de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar), quien fue uno de los líderes del Grupo Asesor Científico Honorario durante la pandemia. Respecto a 2022, Rafael Radi mejoró su posición en el ranking mundial, pasando del puesto 2.126 al 2.095. Los 348 artículos que lleva publicados desde 1987 fueron citados en 33.876 trabajos. El impacto de esos trabajos, sumado a la gran cantidad de citas, le valieron un índice compuesto que no sólo lo coloca nuevamente en el puesto más alto de impacto de sus artículos dentro de la ciencia nacional, sino que dentro del área “Bioquímica y Biología Molecular”, a nivel internacional, Radi ocupa el sitio 77. Destacado aquí, destacado en el mundo, pueden leer algunas reflexiones de Rafael en esta nota.
Respecto a 2022, Gastón Ares, el ingeniero de alimentos que investiga en el Polo Tecnológico de Pando de la Facultad de Química de la Udelar, vuelve a ser la gran sorpresa: pasó de ocupar el tercer puesto entonces a hacerse, en esta edición, con el segundo peldaño del ranking local. Los 421 artículos que lleva publicados desde 2006 (en 2022 eran 355) fueron citados 13.577 veces, lo que le permite ocupar el puesto 20.621 en el ranking global, ¡subió 3.421 puestos! A nivel mundial, dentro del área Ciencia de los Alimentos, Ares ocupa el lugar 75. Aquí hemos cubierto diversos trabajos, como los que versan sobre bebidas energizantes o los octógonos, que buscan que la población reduzca el consumo de alimentos con exceso de azúcares, grasas y sodio.
El tercer lugar en el raking local lo ocupa Jaime Monti, investigador de la Facultad de Medicina de la Udelar especializado en estudiar la farmacología del sueño y la vigilia. Está en el lugar 34.927 del ranking global –lo que implica haber subido 469 lugares respecto a 2022–. Sus 209 trabajos, que ha publicado entre 1966 y 2023, totalizaron 4.946 citas hacia fines de 2024. El cuarto puesto local, al igual que en 2022, es para José Paruelo, investigador del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales (IECA) de la Facultad de Ciencias (Udelar) y del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). Entre 1996 y 2024 sus 209 artículos científicos han sido citados en 27.684 ocasiones, lo que lo lleva a ocupar el puesto 37.942 en el ranking estandarizado global –subió 718 lugares respecto a 2022–. Paruelo se mueve dentro del área Ecología y pueden ver notas sobre sus trabajos acerca de los pastizales o la sustentabilidad en el agro, entre otras.
El quinto lugar en la lista local lo ocupa Pablo Denis, investigador del Departamento de Experimentación y Teoría de la Estructura de la Materia y sus Aplicaciones de la Facultad de Química (Udelar), que está en el puesto 48.488 del ranking mundial –¡subió 4.564 respecto a 2022!– y cosechó 3.540 citas entre 1996 y 2024.
Cada vez somos más
Estar destacados entre los investigadores e investigadoras de más impacto por sus trabajos es un reconocimiento a la trayectoria, aun cuando eso implique no estar entre los cinco primeros a nivel local o en puestos por encima del lugar 50.000 a escala planetaria. Es que, según datos de Unesco, en 2018 había unos 8,8 millones de personas dedicadas a tiempo completo a hacer investigación científica. Estar entre el 2% de mayor impacto implica ser uno o una de los aproximadamente 176.000 que lo están (y, nuevamente, no estar entre el 2% no significa que no hagan ciencia fascinante y valiosísima, sólo que, por distintas razones, esa ciencia no es ni tan citada ni tan publicada en revistas de alto impacto). Sigamos entonces con la lista.
Gastón Ares.
Foto: Alessandro Maradei
En el sexto lugar local el ranking coloca a Gustavo Rodrigo, médico que trabajara en medicina respiratoria en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas. A nivel global se ubica en el puesto 49.616, lo que implica una leve caída respecto a 2022 –algo que, entre otros factores, se explica porque ya no realiza investigación–. El séptimo puesto celeste lo ocupa Guillermo Dighiero, quien fuera el primer director del Institut Pasteur de Montevideo –en 2022 estaba en el quinto lugar local y en el 40.057 mundial, de donde también bajó algunos lugares–. Dighiero lleva publicados 225 artículos desde 1974, que han sido citados 12.455 veces. En nuestras páginas nos hemos dado el lujo de contar con su pluma.
El octavo puesto local es para el físico teórico Rodolfo Gambini, que también ocupaba esa posición en 2022. Con 187 artículos publicados y 3.242 citas, Gambini ocupa el puesto 77.688 en el ranking global. Su trabajo es una referencia en los intentos de unificar la relatividad general y la mecánica cuántica, siendo el creador de la teoría de lazos, al tiempo que ha formulado la “interpretación de Montevideo” de la mecánica cuántica. Le sigue en el noveno lugar local Sergio Yovine, investigador argentino de la Facultad de Ingeniería de la Universidad ORT, quien ocupa el puesto 116.655 en el ranking global –en 2022 estaba en el lugar 93.281–. También de la Facultad de Ingeniería de la Universidad ORT es Fernando Paganini, que ocupa el décimo puesto local y el 126.475 global (pese a retener el puesto en la clasificación local, cayó varios lugares respecto a 2022 en el ranking mundial).
En el puesto 11 local hay una sorpresa: ingresa Juan Gabriel Brida, del Instituto de Estadística de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Udelar, quien en 2022 no figuraba en la lista de los investigadores con mayor impacto en el globo. Hoy ocupa el puesto 158.716 en el ranking mundial gracias a sus 206 artículos científicos publicados a partir de 2003, que han recibido 3.274 citas. De hecho, dentro del área Deporte, Ocio y Turismo, Brida ocupa el lugar 191 a nivel internacional.
Brida es el único cientista social en aparecer en el listado estandarizado de Ioannidis. Y el puesto doceavo local también marca algo importante: Dinorah Gambino, de la Cátedra de Química Inorgánica de la Facultad de Química de la Udelar, es la investigadora uruguaya que más alto figura en el ranking internacional: tiene el puesto 165.988. Sus 141 artículos científicos han sido citados 4.146 veces. Si bien mantuvo su posición en el ranking local, en el global bajó algunos puestos. En el puesto 13 celeste (antes 11) y 180.125 global (en 2022 147.819) se encuentra Eduardo de Stefani, quien fuera oncólogo de la Facultad de Medicina de la Udelar, con 141 artículos publicados entre 1973 y 2017 y 5.324 citas.
El puesto 14 celeste, al igual que en 2019, lo ocupa Raúl Ponzoni, de la Facultad de Agronomía de la Udelar. Lleva publicados 132 artículos entre 1978 y 2023, recogiendo 2.540 citas entre 1996 y 2024. A nivel internacional cayó algunos lugares y ocupa el puesto 215.430. El puesto 15 local es ocupado por la otra investigadora uruguaya que figura en la lista: Adriana Gámbaro, del Departamento de Alimentos de la Facultad de Química de la Udelar. Si bien mantiene el puesto 15 local, a nivel global subió 30.903 lugares desde 2022, ubicándose ahora en el puesto 224.127. El lugar 16 del listado celeste, perdiendo tres posiciones respecto a 2022, lo ocupa Gadiel Seroussi, del Instituto de Computación de la Facultad de Ingeniería de la Udelar, quien se ubicó en el puesto 236.459 global.
El puesto 17 celeste es para Rodolfo Ungerfeld, del Departamento de Biociencias Veterinarias de la Facultad de Veterinaria de la Udelar. Si bien es el mismo puesto en el que estaba en 2022 a nivel local, en el ranking internacional subió la friolera de 51.434 lugares, ocupando ahora, con sus 274 artículos y 2.013 citas, el puesto 267.426. El de Rodolfo es un caso curioso: es el único investigador de Uruguay que tiene a un hermano también en la lista de científicos de mayor impacto global: su hermano Emilio, recibido de agrónomo aquí, pero que emigró a buscar otros horizontes hace décadas y nunca hizo investigación en Uruguay, que está ubicado en el puesto 189.949 del ranking mundial. Igual, más curioso que eso son algunas de las investigaciones que realiza el propio Rodolfo, como la que mostró un insólito resultado si se cepilla a los carneros reproductores.
Los tres últimos lugares uruguayos son para Hugo Cerecetto, del Área de Radiofarmacia y Radioquímica del Centro de Investigaciones Nucleares de la Facultad de Ciencias –puesto 18 local, 306.931 global–; Ariel Reyes, cuya filiación figura como Instituto de Teoría Cardiovascular de Montevideo –puesto 19 local, en 2016 era el 16, y lugar 390.201 global–, y, finalmente, en el lugar 20 celeste se encuentra otro debutante en comparación con 2022: allí figura Alejo Menchaca, del INIA y de la Fundación IRAU. Menchaca lleva 90 artículos publicados desde 1999, ha recibido 1.784 citas y se ubica en el puesto 393.138 del ranking mundial.
¿Y entonces?
En el año 2022 los investigadores e investigadoras uruguayos en la lista estandarizada de mayor impacto por sus publicaciones eran 19. En aquel entones eso implicaba un aumento del 46% respecto a la misma lista publicada casi dos años antes (en la que había 13). En 2025 el número de investigadores asciende a 20, lo cual marca un aumento más leve: hay 5,2% más de investigadores de Uruguay en la lista las personas dedicadas a la ciencia que más impacto generan con sus publicaciones.
20 o 19 investigadores en la lista mundial puede no parecer una gran diferencia. Y es cierto. Pero lo importante es que, se escoja la métrica que se escoja, nuestra ciencia viene cumpliendo. ¿Podrá detenerse esa progresiva mayor presencia de científicos y científicas de Uruguay en las listas estandarizadas de Ioannidis? Podría. Sin inversión y sin políticas de inserción del conocimiento en amplios sectores de la sociedad –empresas públicas, sector privado, etcétera– tal vez sigamos generando excelentes investigadores e investigadoras, pero su filiación ya no esté en una institución de Uruguay.
Artículo: August 2025 data-update for “Updated science-wide author databases of standardized citation indicators”
Publicación: Elsevier Data Repository (setiembre de 2025)
Autor: John Ioannidis.