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Amanda Della Ventura, Graciela Caballero y Pablo Romero, el 12 de setiembre, durante el conversatorio sobre educación en el espacio Corto Buscaglia, en Montevideo.

Foto: Mara Quintero

“Detenerse, conversar y pensar más”: en una charla organizada por vecinos, docentes intercambiaron sobre el futuro de la educación

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Con críticas a la Transformación Curricular, los profesionales de la educación se mostraron preocupados por la falta de políticas para atender la fragmentación cultural que se vive en la sociedad uruguaya.

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La charla no empezó con las típicas intervenciones cronometradas de los panelistas, sino con una canción. “Perfil de egreso”, de El Alemán, fue la canción elegida por la maestra y profesora de música Selva Pérez, quien hasta hace unos meses ejercía el cargo de inspectora técnica de Primaria. Con ese disparador, Pérez consultó a quienes asistieron el lunes al espacio Horacio Corto Buscaglia, de Malvín, sobre sus expectativas para la conversación.

Uno de los presentes dijo estar preocupado porque su hija está cursando octavo de la Educación Básica Integrada y en poco tiempo se deberá enfrentar a los cambios en bachillerato. No obstante, aclaró que su hija concurre a un liceo privado y las diferencias son notorias si lo compara con la educación de sus sobrinos, que van a un liceo público. Según ilustró, en la orientación Artística del liceo Zorrilla recién el mes pasado se ocupó un cargo de profesor de teatro, por lo que estuvieron sin clases en esa materia hasta esa altura del año lectivo.

La conversación derivó hacia el sentido de lo público en la sociedad uruguaya, que, según planteó Pérez, hace que en el caso de la educación no se valore de la misma manera la concurrencia a un centro público que a uno privado. Al respecto, contó una anécdota de cuando era directora en una escuela rural de San José, de donde es oriunda. Según recordó, pese a que los profesores eran los mismos que en el liceo público, las familias de los niños que egresaban de la escuela preferían mandarlos a un centro privado y ella buscaba cambiar esa decisión. Sin embargo, las respuestas de las familias eran claras: tomaban esa opción porque, aunque fueran los mismos docentes, estos faltaban en el público y no en el privado. Según lamentó la maestra y senadora frenteamplista Amanda Della Ventura, está muy arraigada la idea de que “si es público no es de nadie”, cuando es “exactamente al revés”.

Como era de esperar, en una charla que apuntaba a intercambiar sobre la educación a la que las familias aspiran, la Transformación Curricular a cargo de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) fue tema. Al respecto, Della Ventura dijo que es “muy difícil” que tenga éxito una reforma que es aplicada “desde arriba” y que no cuenta con el convencimiento de la mayoría de los docentes. En lo que consideró un clima de “miedo” en los centros educativos para expresar críticas sobre los cambios en marcha, aseguró que en la actualidad los profesionales de la educación “no están pasándola bien”.

El profesor de Filosofía Pablo Romero planteó que también percibe “verticalismo” de las autoridades políticas de la educación, y consideró que ocurrió algo similar en la reforma que se aplicó en la década de 1990 a cargo de Germán Rama, en la que el actual presidente de la ANEP, Robert Silva, también fue partícipe. Para ilustrarlo, el profesor se refirió a la forma “anecdótica” en que está siendo considerada la opinión de las Asambleas Técnico Docentes (ATD) y dijo que para ello basta ver con los pocos días de anticipación con que fueron convocadas.

Romero valoró que los cambios suponen una “reducción de contenido” y también una flexibilización de los requerimientos para el pasaje de grado. En concreto, cuestionó la eliminación de la repetición en todos los grados sin figuras fuertes de acompañamiento a los estudiantes que no logran aprobar las materias. Por su parte, el profesor reivindicó la necesidad de mostrar temas y contenidos a los que de otra manera no acceden los sectores de la sociedad más desfavorecidos. En ese sentido, dijo que es necesario ampliar el horizonte cultural para no generar “guetos” y cuestionó que en algunos contextos sólo se apele a trabajar temas que son cercanos para los estudiantes, ya que, justamente, ello no contribuye con dicho objetivo.

Además, Romero consideró que los cambios propuestos por las autoridades suponen una “desideologización” de la educación y el trabajo docente, algo que va de la mano con la prédica de la laicidad, entendida como la imposibilidad de tratar algunos temas de carácter político en las aulas. El docente valoró que ello supone un “retraso muy grande” y reivindicó que, además de formar individuos, los docentes son claves en la conformación del “bien común”, dimensión de la que deben tomar conciencia.

Con una pila de documentos de la Transformación Curricular encuadernados a los que cuestionó, Pérez sostuvo que “no gastaría más saliva” en la discusión entre contenidos y competencias, ya que el desarrollo de competencias es inherente a cualquier proceso educativo. En tanto, planteó que sí debe discutirse “cuáles son los contenidos que están detrás”.

La educación sola no puede

Romero planteó que “los problemas de la educación no pasan principalmente por reformar la currícula” y, en ese plano, dijo que el contexto de los estudiantes y el centro educativo determina la forma en que un docente puede trabajar. En ese sentido, aseguró que ese contexto es muy distinto si se habla de un centro privado o público, y planteó que en estos últimos es frecuente encontrar problemas de salud mental en los estudiantes y familias “fragmentadas”, y sostuvo que la educación no puede cargar sola con esas “mochilas”. En relación a ello, el docente habló del distinto rol de las familias según el contexto socioeconómico del que se trate.

En ese sentido, se refirió al problema de los números de egreso de la educación media que tiene Uruguay “desde hace años”, que muestran que en la actualidad sólo la mitad de los jóvenes de entre 21 y 23 años tiene bachillerato terminado. Además de lo que ello implica en materia de aprendizajes, Romero planteó que también acarrea problemas a la hora de la acumulación de capital cultural, en términos del sociólogo Pierre Bourdieu.

Por su parte, la exinspectora de Primaria Graciela Caballero sostuvo que en las escuelas de contextos desfavorables los estudiantes no sólo no conocen puntos clave de la ciudad como la rambla o el Centro, sino lugares importantes en sus propios barrios. Por ejemplo, recordó que un niño en una escuela de Casavalle le preguntó qué era el “castillo” que veía a lo lejos, en referencia a la cúpula de la iglesia del Cerrito, que se visualizaba desde el lugar. En suma, la maestra dijo que desde las ATD los docentes vienen planteando que “necesitan ayuda” y la generación de distintos roles de apoyo “desde hace años”.

Desde el público, vecinos de Malvín Norte plantearon que todas las semanas deben llevar alimentos a la escuela técnica del barrio porque en los cursos de Gastronomía los profesores piden a los estudiantes que lleven insumos para cocinar, pero sus familias no pueden costearlos. Desde el colectivo de vecinos organizados, que reparte los alimentos que reciben desde el Plan ABC de la Intendencia de Montevideo, aseguraron que poder cocinar en la UTU es clave para que muchos de los estudiantes puedan alimentarse.

En relación a los problemas de violencia que se viven en algunos territorios, los vecinos plantearon que han tenido que suspender la entrega de comida en algunas zonas del barrio, ya que están controladas por el narcotráfico y algunos de los militantes han corrido riesgo de muerte.

La exintegrante del Consejo Directivo Central de ANEP Laura Motta estuvo en el público y planteó que muchos de los problemas de violencia tienen que ver con que en el actual gobierno “se perdieron las políticas coordinadas en territorio” con otros organismos públicos a las que los centros educativos podían apelar cuando ocurría un emergente. En ese sentido, coincidió con que el principal cambio que debe darse en el sistema educativo no tiene que ver con el cambio de planes y programas, que deben reformularse cuando hay un “convencimiento” y un “sentido compartido” en el colectivo docente sobre la necesidad y el sentido de los cambios.

Hacia adelante

Della Ventura y Romero coincidieron en la importancia de que quienes critican los cambios en marcha también tengan propuestas alternativas para plantear. En el cierre, Caballero opinó que todos los adultos implicados tienen algo de responsabilidad sobre los problemas del sistema educativo y que, precisamente, estos son los referentes de los niños y jóvenes.

En ese sentido, Pérez consideró que en la actualidad muchos profesionales de la educación viven con “dolor” todo lo que está ocurriendo, pero ese miedo no debe llevar a la paralización. En un contexto en el que las personas viven “corriendo” pero sin saber precisamente a dónde, consideró clave “detenerse, conversar y pensar más”. Para ello, es importante hacerse preguntas y salir del “adultocentrismo” a la hora de pensar la educación de las infancias y las adolescencias. En suma, entendió que también es necesario “explicar las cosas”, algo que “evita problemas” pero también sirve para generar razonamiento.

La exinspectora de Primaria aseguró que, independientemente del nivel socioeconómico del que se trate, en muchas familias ya no se buscan temas de conversación ni están pendientes de los intereses de los niños, algo que consideró especialmente problemático. “Estamos dormidos, vamos a tener que despertar”, reclamó, y anunció que habrá más charlas similares.

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