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Movilización de docentes y estudiantes de Formación en Educación (archivo, noviembre de 2022).

Foto: Martín Varela Umpiérrez

Pedro Ravela considera que el reconocimiento universitario de la formación docente del gobierno “es un atajo peligroso”

4 minutos de lectura
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El especialista en evaluación educativa cuestionó que el acuerdo entre el Ineed y el instituto colombiano que elabora las pruebas para docentes no sea público.

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En el mismo sentido de lo que planteó en una columna en No toquen nada y en su blog personal, Pedro Ravela se mostró crítico con el mecanismo de reconocimiento universitario de la formación docente definido por el gobierno. Al respecto, el exdirector del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) planteó a la diaria que pese a que transcurrió “con limitaciones” y con una marcha “muy lenta”, en el último período del Frente Amplio (FA) se venía haciendo “un trabajo de acumulación” para que el funcionamiento del Consejo de Formación en Educación (CFE) se acercara en los hechos a una institución universitaria. Ravela, quien también fue crítico con la creación de una Universidad de la Educación que definiera un mero cambio de estatus para el CFE por medio de una ley, considera que se había logrado avanzar en la reformulación de los cargos docentes en el organismo y también en nuevas propuestas curriculares, aunque estas últimas no llegaron a aprobarse en el Codicen.

De todas formas, planteó que una solución más factible para lograr una formación docente universitaria hubiera sido una mayor articulación entre la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y la Universidad de la República. Al respecto, recordó que cuando el FA llegó al gobierno “dio un mal paso, que fue unificar todo en lo que se llamó el sistema único de formación docente”. Según valoró, eso golpeó fuertemente a los Centros Regionales de Profesores que habían sido creados durante la reforma de Germán Rama. Ravela recordó reuniones en las que el ya fallecido Mario Wschebor cuestionaba “por qué un sistema único, quién dijo que hay una sola manera de formar buenos docentes, y, si la hubiese, quién dijo que nosotros sabemos cuál es”.

En suma, Ravela contó que era partidario de que hubiera una “diversidad de propuestas de formación docente” y que la Udelar fuera habilitada para esa función. Según dijo, ese tipo de mecanismos no se lograron en ese momento por causa de “pequeñeces”, que tienen que ver con la “defensa de territorios”.

Sobre lo que viene ocurriendo desde 2020, Ravela cuestionó que el actual gobierno no haya tomado la acumulación del último período del FA y decidiera comenzar otro proceso de cambio. En ese sentido, recordó que el Partido Nacional había planteado en la campaña “que iba a dar el paso de certificación universitaria y que lo iba a hacer por la vía de reconocer carreras de formación docente, tanto las que tiene la ANEP como las privadas”. Sobre este último aspecto, dijo que no le preocupa la apuesta de darle más espacio al sector privado, sino “tener una buena formación docente a nivel público”.

De todas formas, entendió que el camino de acreditación que tomó el gobierno “es un atajo peligroso”. Según fundamentó, “una cosa es generar una cultura de trabajo universitario” a través de construir nuevos cargos docentes, estructuras de investigación o departamentos, y “otra cosa es ponerle un certificado”. En suma, cuestionó que el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) haya diseñado un mecanismo de reconocimiento al que las instituciones deben presentar su diseño curricular. Al respecto, planteó que “una cosa es lo que dice el diseño curricular y otra cosa lo que pasa en la práctica”. “A mí no me alcanza con mirar los documentos, debería el ministerio ir a ver cómo funcionan esas instituciones que quieren ser universitarias, no sólo mirar los papeles”, dijo. Ravela también señaló que las instituciones deben contar con un cierto porcentaje de docentes con estudios de posgrado como requisito, algo que consideró “insuficiente”. “No sólo tendrías que mirar los títulos, sino además mirar si hay investigación, si hay cargos de dedicación exclusiva u otro tipo de condiciones”.

A prueba

Finalmente, se mostró especialmente crítico con el tercer requisito para lograr la acreditación, que es la prueba de certificación, sobre todo por la forma en que fue concebida. Lo que Ravela consideró “más grave” es el tipo de pruebas que se va a hacer. “El MEC dijo que el que se va a hacer cargo es el Ineed, de armar las pruebas, de aplicarlas, de corregirlas y dar los resultados. También dijo que son pruebas de múltiple opción. Son seis pruebas, depende de si sos maestro o profesor, pero básicamente hay prueba de lectura, de matemática, de las disciplinas, y son pruebas con 30 preguntas de múltiple opción, te dan una pregunta con cuatro respuestas para elegir una”, relató.

El especialista en evaluación educativa señaló que a raíz de una carta pública que elaboraron un conjunto de docentes se enteró de la intervención en el proceso del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes), que funciona desde 1968, originalmente para elaborar pruebas de múltiple opción de ingreso a la universidad. “A lo largo de las décadas fue creciendo y hoy en día es como una especie de fábrica de pruebas de múltiple opción y ahora tienen tres áreas. Siguen haciendo las pruebas de ingreso a las universidades, hacen las pruebas de diagnóstico a nivel del sistema educativo y hacen una batería de pruebas que se llaman Saber Pro, que se venden a las universidades de Colombia para que las hagan los estudiantes cuando están por egresar”, indicó.

Si bien marcó que la información no está disponible públicamente, ya que existe un acuerdo de confidencialidad entre el Ineed y el Icfes, en la web del instituto colombiano pudo leer fragmentos del acuerdo, del que se desprende que este último va a diseñar las pruebas, las va a calificar y le va a dar los resultados en soporte digital al Ineed. A partir de una serie de pruebas que el instituto extranjero tiene subidas como ejemplo en su página web, Ravela consideró que se trata de evaluaciones “muy tontas” y “elementales”. Por ejemplo, mencionó que se evalúa cómo debería reaccionar un docente ante una pelea de estudiantes en el aula, algo que no tiene mucho sentido, porque ello depende en gran medida del contexto de cada centro educativo.

Según dijo, le llama la atención que el acuerdo, valuado en “varios cientos de miles de dólares”, no sea público y que, además, se vaya a reconocer el carácter universitario de la formación docente “sobre la base de ese tipo de prueba”.

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