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32º Desfile del Orgullo LGBT, el 4 de noviembre en Buenos Aires.

Foto: Ariel Gutraich

Así se vivió la multitudinaria Marcha del Orgullo en Buenos Aires: fiesta y defensa de derechos antes del balotaje

7 minutos de lectura
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En una de las marchas del Orgullo más masivas, casi un millón de personas de todas las edades llenaron las calles de la capital argentina; a dos semanas del balotaje, se marchó con la consigna “Ni un ajuste más, ni un derecho menos”.

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Leído por Andrés Alba.
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A dos semanas de un balotaje histórico en Argentina, cientos de miles de personas marcharon con ritmo de fiesta en la XXXII Marcha del Orgullo en Buenos Aires, desde la Plaza de Mayo hasta el Congreso de la Nación. En un contexto híper politizado –por el balotaje en el cual se enfrentarán Sergio Massa y el ultra liberal Javier Milei–, las carrozas danzaron y vibraron en defensa de la democracia. La cartelería volvió a demostrar el ingenio y creatividad popular, en una de las marchas más multitudinarias de los últimos años, que dejó sabor a esperanza.

Las consignas definidas por las comisiones organizadoras coincidieron en jerarquizar el reclamo de una ley integral trans y la reparación histórica para esta población. También en pronunciarse para gritar fuerte “Derechos sí, derecha no”. Hay quienes estiman que cerca de un millón de personas “llenaron de color y fiesta las calles de Buenos Aires”. El escurridizo número es difícil de explicitar, pero fue uno de los más grandes de los últimos años.

Abrazo del Orgullo al Tercer Malón

Antes del mediodía, el Orgullo abrazó al Malón de la Paz que está en Plaza Lavalle desde el 1º de agosto, con un reclamo que congrega a más de 400 comunidades de la provincia de Jujuy. Las referentes travesti y trans argentinas Marlene Wayar y Susy Shock, entre otras, organizaron el encuentro para visibilizar los reclamos del Tercer Malón. Exigen la intervención nacional de la provincia de Jujuy y la derogación de la reforma constitucional inconsulta del gobernador radical Gerardo Morales. El reclamo se dirige a la Corte Suprema, porque la provincia de Jujuy no ha respetado la consulta previa a las comunidades afectadas.

Quienes integran el Malón agradecieron el apoyo y hubo un festival de música y arte con la consigna: «A descolonizarnos; contra todos los genocidios”. Muchas personas iniciaron su marcha en esta plaza frente a Tribunales, donde las consignas hacían foco en la lucha antiextractivista, y luego caminaron hasta Plaza de Mayo.

Pañuelazo: contra el negacionismo y el odio

En uno de los escenarios montados, la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo – Línea Histórica (OLH) organizó un pañuelazo para reconocer a las Madres de Plaza de Mayo. Taty Almeida, de Madres de Línea de Mayo Línea Fundadora, que participó acompañada de Charly Pisoni de HIJXS, agradeció la invitación al Orgullo. “Les agradezco mucho que me hayan invitado y participar con todos todas y todes ustedes de este día tan especial, la Marcha del Orgullo. Es muy emotivo ver a todos con los pañuelos blancos. Hay repudiables personajes que lo quieren ensuciar pero no lo van a lograr”, dijo Taty desde el escenario.

“Tenemos que estar más unidos que nunca, en el caso particular de los derechos adquiridos, hay que tener cuidado. Voten con alegría porque estamos en democracia. Voten con memoria”, expresó. Y la multitud le respondía: “Derechos si, derecha no” y “30.000 compañeres desaparecidos, ¡presentes! ¡Ahora y siempre!”.

Foto: Ariel Gutraich

Fiesta de conciencia ciudadana

Los camiones, como discotecas rodantes, fueron recorriendo la Avenida de Mayo desde más temprano que otras veces, desde la Plaza de Mayo. Algunos empezaron a llegar al Congreso cerca de las 16.30, mientras que otros llegaron cuando ya era de noche. Clara muestra de lo multitudinaria y masiva de esta fiesta en las calles de Buenos Aires. En primera fila, en las columnas de la comisión organizadora de la Marcha del Orgullo, estaba María Belén Correa, una de las fundadoras del Archivo de la Memoria Trans: “Soy de las personas que manifestábamos cuando éramos pocos, unas 200 personas, era un riesgo. Me acuerdo de las primeras marchas con la Policía vigilándonos, con camiones hidrantes. Recuerdo cuando nos organizábamos dentro de un calabozo, porque también eso era lo que nos pasaba con toda la comunidad LGBT, las razias. Y hoy veo al gobierno de la Ciudad [de Buenos Aires] participando, o empresas que tienen sus camiones. Tantos cambios que indican cuánto fuimos avanzando. En este contexto político que esté toda esta gente manifestándose significa que no estamos solas para defender los derechos conseguidos”.

Caminando rápido cerca de ella, iba Marcela Romero, de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA). “A días de un balotaje, tenemos que reafirmar la democracia. No podemos permitir candidatos hablando de eliminar partidos políticos. Si eliminan partidos políticos también pueden eliminar nuestras organizaciones. Hoy lo que estamos haciendo es reforzar el reclamo de una ley integral trans. No vamos a permitir que nadie impida que nosotras nos manifestemos, y reclamar y exigir al Estado, sea quien sea el Estado y el gobierno que esté”, dijo, y salió corriendo para ordenar la columna celeste, rosa y fucsia.

Las consignas alusivas al contexto político estuvieron presentes en carteles individuales, en la cartelería impresa por los más de 60 colectivos organizadores y en los camiones.

“¡Ley antidiscriminatoria, ley integral trans ya! ¡Frenemos a les antiderechos!”, coincidían. Frente al asedio de los negacionistas y los discursos de odio de la extrema derecha, la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo – Línea Histórica decidió encabezar su discurso señalando que “Orgullo es democracia. ¡Reparación histórica travesti trans!”, y hacer “un llamado a defender los derechos y la institucionalidad lograda en materia de géneros y diversidad, y a fortalecer la democracia”. Otra forma de sintetizar este espíritu fue: “Ni un ajuste más, ni un derecho menos”.

También el ya clásico “No estamos todes, falta Tehuel”, en referencia a Tehuel de la Torre, el joven trans que permanece desaparecido desde marzo de 2021.

Cartelería orgullosa y creativa

Además de los reclamos políticos transversales, abundaron las alusiones a la contienda electoral: “Votemos como Moria”, se sumaba a los infinitos carteles caseros en contra de Milei.

Uno de los camiones más alborotados era el que llevaba a las famosas Flor de la V y Moria Casán, un ícono para la comunidad argentina, y actual pareja del Pato Galmarini, padre de la esposa de Massa, Malena Galmarini, también militante, presidenta de Aysa, empresa estatal a cargo del agua y saneamiento. En seis puntos de la marcha, Aysa ubicó puestos de hidratación que ofrecían agua potable gratis para que los manifestantes pudieran recargar sus botellas.

Acorde a la tradición justicialista, el candidato peronista Sergio Massa cosechó apoyos explícitos y más organizados. Por ejemplo, había un camión con la leyenda “Massamor”: una iniciativa que nace después de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) -que se celebraron en agosto y el más votado fue Milei-, “cuando un grupo de amigos, compañeros, diversos centros culturales, organizaciones políticas, preocupados, salimos a convocar a todos aquellos y aquellas que nos votaron en el 2019 y por algo les fallamos. Salimos a decirles ‘es con amor, es con más organización, es con alegría, es con fiesta, es con trabajo, con producción’, con este mensaje de más amor para lo que viene”, dice una de las organizadoras.

Con una camisa con la consigna “No girar a la derecha” estaba Carlos Jiménez, secretario académico del Instituto del Conurbano, docente de la Universidad General Sarmiento, donde estudia cuestiones ligadas a las masculinidades y el género. Hace poco escribió una columna en un diario nacional cuestionando, o pidiendo cuidado, al caracterizar al votante de Milei. “Los votantes de Milei son predominantemente jóvenes (56% tiene menos de 30 años) y mayoritariamente varones, aunque 35% son mujeres, y el voto se distribuye uniformemente en casi todas las clases ocupacionales, donde 70% de los votantes tienen la educación secundaria completa”, dice, en un intento por cuidar del estigma a los varones pobres del conurbano, que ya suficiente estigma tienen.

La cuestión política no atravesaba solamente a las organizaciones. Las personas sueltas también se encuentran movilizadas por la coyuntura. Esteban (25) y Gastón (26), estudiantes de Odontología y Derecho, opinan que, en este contexto, esta marcha es un hecho para que haya “más igualdad” y para que “ningún chico se sienta discriminado”. “Acá vas a ver a todo tipo de personas, ¿no? Y nadie nos va a juzgar. Venimos a divertirnos. En la vida cotidiana hay más respeto que antes, cada vez hay más respeto, y la marcha sigue sumando”.

La bandera de la Liga Deportiva TTNB (que agrupa a personas travestis, trans y no binarias) llamaba la atención. Nuclea a quienes entrenan diversos deportes (fútbol, voley, natación, taekwondo, básquet) en el barrio porteño de Boedo, aunque vienen desde el sur, oeste y norte del conurbano bonaerense. Entre elles, alza la voz Kei, varón trans de 30 años, y afirma: “Estamos en una coyuntura muy complicada. Es muy importante estar acá y defender los espacios que conseguimos con tanto esfuerzo”.

Niñeces libres, futuros compartidos

Las sonrisas de las niñeces que no han estado expuestas a los tormentos del pasado, y la contención de las familias, también funcionan como guía para el rumbo político del colectivo LGBTI+. Gabriela Mansilla, de la asociación civil Infancias Libres, marchó junto a su hija Luana, la adolescente que a sus seis años fue la primera niña trans del mundo en acceder a su identidad autopercibida obteniendo su documento de identidad sin judicializar el trámite. Este 4 de noviembre, Luana participó por primera vez de una Marcha del Orgullo.

Brillaba la sonrisa de Luana, que arrancó el recorrido apoyando al Malón de la Paz en el Orgullo Malonero. Y brillaba en la Avenida de Mayo la sonrisa de Mateo, de 11 años, estudiante de una escuela de La Boca, cuna del club que en simultáneo jugaba el sábado la final de la Copa Libertadores. Su mamá, Romina, se había hecho una remera que decía: “Orgullosa mamá de un hijo trans feliz”. Mateo se paseaba contento por su segunda marcha: “En la escuela me siento bien, todos me respetan”.

La jornada había arrancado temprano y nadie se quería ir. En el escenario de Plaza de Mayo diversos artistas habían hecho lo suyo, y el cierre sorpresa había estado a cargo de La Joaqui. Mientras caía el sol, y tocaba Diego Frenkel, se esperaba la sorpresa del final. Los numerosos grupos de jóvenes y niñeces diversas eran más que otros años. Finalmente, el fin de fiesta, en el escenario del Congreso, estuvo a cargo de Natalia Oreiro.

La manifestación fue una fiesta que duró durante varias horas a lo largo de muchas cuadras, modificando el microcentro porteño y mezclándose con lxs hinchas de Boca. El sábado Buenos Aires fue una fiesta multicolor, de celebración de derechos conseguidos a fuerza de activismos y luchas callejeras, y también de reclamar lo mucho que falta para terminar con la violencia y la discriminación. Sobre todo fue una manifestación masiva para decir “Derechos sí, derecha no”. Ni un derecho menos. Los colectivos LGBTI+ saben que no hay destinos individuales sin batallas colectivas.

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