El debate que los candidatos a la presidencia argentina, Sergio Massa de Unión por la Patria y Javier Milei de La Libertad Avanza, tendrán el domingo que viene marcará el final de la penúltima semana previa a las elecciones del 19 de noviembre.

Este lunes el ministro de Economía y candidato del oficialismo visitará la ciudad de Córdoba, uno de los territorios históricamente opuestos al peronismo y más aún al kirchnerismo.

Justamente, separarse de lo que representa simbólicamente la actual vicepresidenta, Cristina Fernández -quien parece muy cercana al final de su vida política-, es una de las tareas más difíciles de Massa para lograr los apoyos que necesita para llegar a la Casa Rosada.

Es por ello que la semana pasada estuvo en Mendoza, otra provincia eminentemente antiperonista, y en los próximos días estará en Santa Fe, distrito sensiblemente menos opuesto al justicialismo, en el que vota el 8% del total, donde su espacio político quedó en segundo lugar detrás del candidato libertario.

Además, la campaña oficialista se focalizará mucho en el Gran Buenos Aires y en otras ciudades del interior de la provincia más poblada del país, donde el 22 de octubre el actual gobernador Axel Kicillof fue reelecto con más del 45% de los votos.

Precisamente Kicillof y muchos de los intendentes peronistas bonaerenses saldrán a la cancha a pedir el voto por Massa, a quien en este momento la historia ubicó como el candidato peronista, algo realmente muy difícil de imaginar hasta hace poco tiempo.

Ser el ministro de Economía en el momento que vive Argentina no parece ser la mejor carta de presentación para postularse a conducir el país en los próximos cuatro años, donde, sea quien sea el presidente, tendrá una durísima y desafiante tarea por delante.

Claro está que buena parte de las chances que tiene el candidato de Unión por la Patria de llegar a la presidencia se las da su oponente, el ultraderechista Milei.

Después de estar años hablando sobre los males que le produjo al país la casta política, luego de la primera vuelta del 22 de octubre, en la que terminó segundo a algo menos de siete puntos de Massa, el libertario dejó de lado su libreto casi por completo y se puso bajo el ala del expresidente Mauricio Macri, el artífice de su forzadísima reconciliación con la excandidata de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich.

Esa alianza compite con posibilidades ciertas de ganar, pero serán los matices de aquellos que apoyaron a Bullrich inicialmente quienes definirán la elección del domingo 19, porque en la primera vuelta fueron casi el 24% de los votantes.

Una de las principales figuras de Juntos por el Cambio, el actual jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, puso en duda en una entrevista con Perfil el apoyo monolítico de los seguidores de su espacio al economista antiestatista.

“No veo una gran mayoría del PRO que suscriba las ideas de extrema derecha de Milei. Veo algunos que lo pueden hacer por conveniencia o veo a otros que lo apoyan a Milei porque creen que es el menos malo. Entonces, no estoy seguro de que haya una cosa mayoritaria, ideológicamente apoyando a Milei”, expresó Larreta, quien directamente dijo que el 19 no iba a apoyar a ninguno de los candidatos.

“No voy a votar a Massa, definitivamente; no creo en Milei, tampoco lo voy a votar”, agregó y tomó distancia de quien fuera su mentor político, Macri, quien siempre vio con simpatía la irrupción en el escenario del ultraderechista.

“(Macri) le dio señales positivas a Milei desde el principio, y eso ya muestra una diferencia de visión del país que queremos”, sostuvo el mandatario porteño, quien agregó: “Tengo mis convicciones y las ratifico, y son diferentes a las que hoy está mostrando Mauricio”.