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Ilustración: Ramiro Alonso

De puertos y capitanes

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Los frenteamplistas tenemos definido un proceso de debate que finaliza (si es que en el Frente Amplio algún debate finaliza) en octubre, con el Congreso denominado “Compañero Tabaré Vázquez”. Supuestamente allí alcanzaremos la síntesis frenteamplista sobre los 15 años de gobierno, las causas de la derrota electoral, la “estatización” que sufrió la fuerza política, la caracterización de la actual etapa en las que nos toca ser oposición, la definición de una estrategia para volver al gobierno y para qué hacerlo, los desafíos de cómo consolidamos la alianza del bloque político y social de los cambios para enfrentar al bloque conservador, cómo nos comunicamos con la sociedad, cómo mejoramos nuestro trabajo político en la capital, en Canelones y en el interior, cómo se forma e informa nuestra militancia, entre otras cosas.

También tenemos definidas elecciones internas para el 5 de diciembre. Allí se elegirán los plenarios nacional y departamentales y nada más ni nada menos que la futura presidencia del Frente Amplio, que conducirá a la fuerza política por los próximos 30 meses.

En medio de todo esto, hay que prepararse para derribar la ley de urgente consideración (LUC), otro gran desafío para el bloque popular alternativo al de las derechas políticas, empresariales y mediáticas. Se trata de dar un salto en calidad y cantidad. No es poca cosa trascender las 800.000 firmas y alcanzar 1,3 millones de votos para ganar. Tampoco será menor el esfuerzo para defender lo conquistado durante décadas en seguridad social, que se ve jaqueado por el informe de la “comisión de expertos”.

Sin embargo, pareciera que se destina mucho más esfuerzo en promover candidatos a la presidencia de la fuerza política o a la presidencia de la República que a promover ideas y alcanzar una síntesis política que nos enamore a todos, para dejar todo en la cancha y dar con éxito las batallas que se avecinan en los próximos años.

En pocos días han aparecido nombres de candidatos en medios de prensa, redes, reuniones de comités, lanzados al ruedo por personalidades y desde algún grupo político de diverso tamaño, que desde nuestro punto de vista distrae de lo central.

Nadie duda de la capacidad de los compañeros y compañeras propuestas ni de su compromiso con la fuerza política, pero las candidaturas deben surgir producto del debate.

¿No habrá que definir primero cuáles fueron las causas que nos llevaron a cortar un período de décadas de acumulación política? ¿No será prioritario definir la caracterización de la etapa que hoy estamos atravesando? ¿No habrá que ponerse de acuerdo en la estrategia política a desarrollar y luego definir quién o quiénes la pueden conducir mejor?

Nadie duda de la capacidad de los compañeros y compañeras propuestas ni de su compromiso con la fuerza política, pero las candidaturas deben surgir producto del debate y no por si es joven o viejo, mujer o varón, si es de un sector, de las bases, o independiente, si es profesional u obrero o por cómo se enfrenta a las cámaras de TV.

El Frente no tiene un problema de candidatos. Cualquiera de los que han llegado a mis oídos (deben circular y circularán muchos más), seguramente, como le gustaba decir al compañero Reinaldo Gargano, “dan la talla”.

¿Alguien duda de la capacidad y experiencia de gobierno de Ernesto Murro, de Liliam Kechichian o de Ivonne Passada? ¿O de la formación política y aire renovador de Gonzalo Civila, Gustavo Leal o Martín Couto? ¿Cuánto contribuiría al proceso de consolidación de un bloque popular alternativo un compañero (que la historia lo colocará a la altura del Pepe D’ Elía) como Fernando Pereira? ¿Cuánto pueden aportar compañeros independientes como el escritor Enrique Ortega Salinas?

¿Sacar al Frente Amplio de la situación que se encuentra es tarea para uno solo, o se hace necesario conformar un fuerte equipo de conducción con un funcionamiento colectivo y promotor del debate hacia la orgánica? Por formación creo en los colectivos y no en personalidades salvadoras. También creo en el empuje y frescura de la juventud, y ni que hablar en la experiencia que da la trayectoria para enfrentar momentos como los que vive el Frente.

Pero en primer lugar hay que definir el puerto de destino y la ruta de navegación. Antes que nada es necesario definir el para qué, el hacia dónde, el con quiénes, y luego definimos el capitán y los principales oficiales de navegación.

Javier Cousillas es frenteamplista, integrante del MAS-959.

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