El expresidente José Mujica estuvo en la asunción de Luiz Inácio Lula Da Silva en Brasil este domingo. A su regreso comentó que su presencia en el acto fue invitación del presidente Luis Lacalle Pou y que se hizo para dar “una imagen del país en el exterior”. En este sentido, Mujica afirmó este lunes, luego de haber regresado el domingo en la noche, que “nada de esto significa un progreso material concreto, significa sencillamente un objeto diplomático que puede influir y el compromiso de que Lula va a pasar por el Uruguay”.
En diálogo con Nada que perder de M24, Mujica dijo desde su chacra que “para nosotros la relación con Brasil es gravitante, es en este momento nuestro principal cliente, y es una cuestión de sentido común, fundamentalmente para un pequeño país el primer escalón son los vecinos; por lo tanto, la relación con Brasil para nosotros es cara o cruz, las demandas que tiene Lula son infinitas, diría que amenazan con pasar las posibilidades de un gobierno”.
El expresidente se refirió a la relación que se puede cultivar con Brasil, teniendo en cuenta la intención aperturista de Uruguay en el Mercosur, que ya cuenta con la desaprobación de Argentina. Mujica aseguró que no se habló del tema en la ceremonia, pero que sabe de primera mano que Lula “tiene consciencia de esos problemas”.
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“Argentina tiene una importancia capital para Brasil. Los uruguayos tenemos el 2% o 3%, con suerte, de la economía del Mercosur, tenemos que tener consciencia de nuestra situación, no creo que podamos avanzar a prepo, pero se pueden conseguir términos medios porque Lula es un componedor”, dijo Mujica.
Para el exmandatario, Lula “no va a poder renunciar a su forma de ser, es un dirigente sindical, un negociador” que no consigue todo lo que se propone, pero tiende a conseguir buenos resultados: “eso es lo que vamos a tener con Lula, no va a ser la posición cerrada que tiene hoy la Argentina y tampoco la que soñamos nosotros, pero va a ser un paso adelante”, vaticinó.
Mujica también fue crítico con la política aperturista: “hace 30 años que se dice que hay que abrirse, nosotros decimos de abrirnos, pero los compradores no se abren. Europa, Estados Unidos, Japón, parecemos el papel de la pavota, hay que abrirse con el que se abre”, opinó y agregó que a su entender, con “tanta apertura” Uruguay ha dejado de apostar a la industria nacional y se convirtió en un país vendedor “de lo que producen otros por ahí”.
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El expresidente también fue consultado por el balance que hace de 2022 a nivel político. A su entender el año pasado, los casos del narcotraficante uruguayo Sebastián Marset, y el excustodio presidencial Alejandro Astesiano han dejado “un escándalo notable, maravilloso, que hay que suscribirlo, exótico, que no es poca cosa, una distinción no muy positiva, pero no deja de ser una distinción”. Mujica aseguró que podrían haberse tratado de “algo burocrático” pero que terminaron siendo problemas “en el costillar del gobierno”.
Recordó que en un primer momento, cuando se conoció que la cancillería y el Ministerio del Interior entregaron un pasaporte al narcotraficante uruguayo Sebastián Marset pensó que “era algo burocrático, de eso que solemos tener, pero me equivoqué de punta a punta, era algo que estaba en el costillar del gobierno operando”.
También se refirió a la reforma de la seguridad social, recientemente votada en el Senado, y opinó que los jóvenes no se preocupan por la jubilación, por lo que si hay problemas sugirán dentro de 20 o 25 años. “Cuando los jóvenes tengan que poner, ahí se van a dar cuenta de lo que se está decidiendo. El país no quiere hacerse cargo de que tiene que generar riqueza económica para subsidiar [las jubilaciones] porque cada vez hay menos jóvenes y más viejos, creer que lo vamos a arreglar con los aportes personales, es decir que vamos a retacear apoyo a los viejos dentro de 20 o 25 años… no creo que [la reforma] quede como está plasmado”, adelantó.
“Del punto de vista legislativo ha sido un año relativamente regresivo en cuanto al reparto social, mucho anuncio, una anuncitis crónica. La economía anduvo muy bien, números espectaculares, porque los precios a los que vendíamos ciertas cosas no tienen parangón histórico, pero los hombres y mujeres en la calle no se enteraron y esa es la deuda más grande que creo que tenemos”, finalizó.