“Lo que mueve la política exterior de Uruguay es abrirse al mundo. Uruguay necesita y tiene vocación de abrirse al mundo; por supuesto que si vamos en grupo es mucho mejor, por supuesto que si le ofrecemos al mundo un mercado como el de los cuatro países vamos a tener mayor poder negociador, eso es lo que buscamos, pero lo que no estamos dispuestos es a quedarnos quietos”, manifestó el presidente Luis Lacalle Pou el martes en Montevideo, en ocasión de la cumbre de presidentes y jefes de Estado del Mercosur. Se trata de un viejo reclamo de Uruguay, que trasciende los gobiernos. Esta idea de la necesidad de “flexibilizar” el bloque, sus significados y consecuencias es abordada en uno de los capítulos del libro 30 años del Mercosur. Trayectorias, flexibilización e interregionalismo, coordinado por el historiador y politólogo Gerardo Caetano y por el doctor en Sociología Política Diego Hernández, y que se presentará el jueves.

El libro recoge ponencias y debates registrados durante un foro realizado en Montevideo en setiembre de 2021 -a 30 años de la firma del Tratado de Asunción-, coorganizado por la Universidad de la República (Udelar) de Uruguay, el Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (giga) de Hamburgo, la Fundación Carolina de España y la Fundación eu-lac con sede central en Hamburgo. Recoge temas diversos sobre el proceso de integración regional, abordados desde distintas ópticas, pero la agenda comercial del bloque ocupa un lugar central.

Diana Tussie, directora de la Maestría en Relaciones Internacionales de Flacso Argentina, puntualizó en la ponencia recogida en el libro que en la agenda comercial “está el corazón del conflicto”, no sólo del Mercosur sino de cualquier acuerdo de integración de este tipo, dado que “involucra tensiones y luchas entre los actores sociales”. A esto se suma que la región como destino de las exportaciones “se ha ido reduciendo sistemáticamente en los últimos años” para todos los países que integran el bloque, salvo para Paraguay. “Además, el Mercosur muestra lo que todos los diagnósticos dicen: escaso y decreciente dinamismo, poca complementación industrial y creciente inestabilidad. Tenemos un clima económico comercial realmente complicado”, evaluó.

Miriam Gomes Saraiva, profesora titular de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, remarcó que las exportaciones e importaciones de Brasil a Argentina bajaron casi a la mitad entre 2000 y 2018. “Los cuatro países del bloque están fuera de la economía de punta en la esfera global. Los motivos de esto son diversos, pero se puede destacar la reprimarización de las economías y de las exportaciones sudamericanas en general, lo que las vuelve menos complementarias y más competitivas; por otro lado, la presencia muy fuerte de China en la región”, indicó.

El argentino Andrés Malamud, investigador principal en el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, comentó que en Europa dos tercios del comercio exterior lo realizan sus estados entre sí y un tercio con el resto del mundo. “El principal socio comercial de un país europeo promedio es otro país europeo, el segundo y el tercero también, con la excepción reciente de Alemania, que transformó a China en su principal socio comercial”, destacó. En cambio, en el Mercosur esta cifra está por debajo de 10%. “Es decir, más de 90% de nuestro comercio va al resto del mundo. El principal socio comercial de Brasil es China. El principal socio comercial de Uruguay es China. Y el principal socio comercial de Argentina pasó a ser China. Así que nuestra región está siete veces menos integrada que Europa”, enfatizó.

En forma paralela, ha disminuido el apoyo de la población al Mercosur, aportó Janina Onuki, profesora titular y directora del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Pablo, Brasil. Contó que las encuestas realizadas en Brasil muestran que en los años 2000 es cuando hubo un mayor apoyo de la opinión pública hacia el bloque regional, y posteriormente “eso va cayendo; se observa en los resultados de 2010 y 2014. Y allí lo que reemplaza la percepción positiva sobre el Mercosur es el apoyo a China como socio comercial, como relación bilateral más importante. De hecho, hay una trasposición de la percepción de la opinión pública en relación con los beneficios que el Mercosur podría traer y luego los beneficios que China podría traer a Brasil”, señaló.

Gomes Saraiva añadió un segundo problema que tiene el bloque, que tiene que ver con lo que llamó una “pérdida de la dimensión institucional”. En este sentido, mencionó la suspensión de las elecciones directas para el Parlasur, las “dificultades con el arancel externo común”, así como “la forma de asimilar el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur”, que acepta avances “en diferentes velocidades” una vez que se implemente.

¿Y ahora qué?

Los insistentes reclamos de Uruguay de flexibilizar el bloque regional formaron parte de la discusión académica que se recoge en el libro.

José Briceño Ruiz, profesor investigador asociado del Centro de Investigaciones de América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México, buscó en su disertación responder dos preguntas: qué supone flexibilizar el Mercosur, y si la flexibilización es la necesidad más imperiosa del bloque regional.

Concluyó que la flexibilización supone la reforma del arancel externo común (AEC) y la posibilidad de negociar de forma unilateral acuerdos comerciales con terceros países o bloques. Sobre el AEC, recordó que el promedio arancelario del bloque, de 12%, “duplica el promedio mundial, lo que vuelve al Mercosur un bloque relativamente cerrado”. De todos modos, remarcó que una eventual rebaja del arancel debe hacerse “con realismo, prestando atención especialmente al hecho de que otros países y bloques protegen a sus economías no predominantemente con aranceles sino con barreras no arancelarias”.

Sobre la necesidad de negociar acuerdos de manera unilateral, y al igual que otros académicos y académicas que expusieron en la actividad, mencionó como principal argumento contrario que esta flexibilización implicaría la violación del Tratado de Asunción y alertó que esto supondría “deslegitimar la propia existencia y relevancia del bloque”. “Creo que, si se toman en serio algunos de estos argumentos, se le quita bastante seriedad al Mercosur como bloque. En primer lugar, se tiene siempre un marco jurídico que se debe respetar. Si lo jurídico es irrelevante porque los demás incumplieron, entonces la legitimidad y la credibilidad de un bloque regional, cualquiera que sea (el Mercosur o cualquier otro), está realmente en cuestión. Lo cierto es que las discusiones políticas y jurídicas van de la mano”, remarcó. Por otra parte, afirmó que es necesario “escuchar a los actores económicos y sociales”, tanto para una eventual reforma del AEC como para la negociación de acuerdos con terceros.

Además, Briceño lamentó que la discusión sobre la flexibilización del Mercosur, que acaparó los debates en el 30º aniversario del bloque, haya dejado ocultos otros temas relevantes para el futuro del Mercosur, como el perfeccionamiento de la zona de libre comercio intrarregional, el tratamiento de las asimetrías productivas y la falta de institucionalización.

Malamud, por su parte, acotó que “probablemente” no pase “nada” con el pedido de flexibilización de Uruguay. “Porque cuando un país evalúa costos y beneficios de una organización, evalúa también el costo del cambio. Si uno no está integrado, entrar tiene costos, más allá de los beneficios una vez que esté adentro. Y si está integrado es lo mismo: a lo mejor estar en el Mercosur impone un costo y estando fuera tendré un beneficio, pero la diferencia entre ese costo y ese beneficio es mínima, y salir tiene costos mayores. Me conviene quedarme y no pagar el gran costo de salida, aunque pierda el pequeño beneficio de estar afuera”, reflexionó.

Detalles de la presentación

El libro 30 años del Mercosur. Trayectorias, flexibilización e interregionalismo, coordinado por Gerardo Caetano y Diego Hernández, se presentará el jueves 15 de diciembre a las 20.00 en la sala de conferencias Luisa Cuesta de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar. Contará con la participación de la decana de la facultad, Carmen Midaglia, y algunos de los autores.