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Pablo Viana, en el Parlamento.

Foto: Ernesto Ryan

Uruguay tuvo representación por primera vez en cumbre de la ultraderecha

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Pablo Viana, del Partido Nacional, participó en el encuentro que se realizó en Buenos Aires bajo el lema “El riesgo del socialismo” y que reunió a los principales líderes conservadores de la región.

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Leído por Andrés Alba.
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La Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) es un espacio de coordinación de las expresiones conservadoras. Fundada en 1964, se propone el objetivo de “salvaguardar los valores de la vida, libertad y propiedad”. La primera conferencia se llevó a cabo en 1974 y el discurso inaugural fue pronunciado por Ronald Reagan. Entre los conservadores estadounidenses y luego del escándalo de Watergate en 1972, Reagan se transformó en un símbolo de que “maquillar” el conservadurismo a cambio de votos es un error, postulado que hasta hoy mantienen vigente y que se repitió una y otra vez en los discursos del miércoles 4 de diciembre, en la cumbre de la CPAC en Buenos Aires.

La CPAC tiene su sede en Maryland y reúne a las principales figuras conservadoras de Estados Unidos, si bien en los últimos años se ha expandido hacia otros países. Las últimas CPAC internacionales tuvieron sede en Hungría (dos veces en 2023), Japón, Australia e Israel. En América Latina la presencia de esta conferencia parece haber sido más tímida, pero empieza a aterrizar en los últimos años con CPAC Brasil desde 2018 y México desde 2022.

Conservadores del mundo, uníos

El miércoles 4 de diciembre, la CPAC desembarcó en Argentina. El presidente argentino, Javier Milei, ha sido un exponente fundamental en diferentes conferencias este año (el 24 de febrero en Washington DC, el 7 y 8 de julio en Camboriú, Brasil, el 24 de agosto en México y finalmente en Mar-a-Lago, Estados Unidos, el 14 de noviembre) e hizo ahora de anfitrión de una nueva convocatoria, además de, en gran medida, ser un protagonista indiscutido de las conferencias y discursos de la jornada.

La reunión de la CPAC en Buenos Aires se desarrolló en el hotel Hilton de Puerto Madero. El ticket costó entre 100 dólares la entrada general y 5.000 el ingreso premium. En una jornada de más de nueve horas se pudieron escuchar las exposiciones de invitados de lujo para la escena conservadora global (tanto presencial como de manera virtual). Es destacable la presencia de personalidades que son referentes y generan la narrativa internacional de estos movimientos.

Como invitados extranjeros se puede ponderar la presencia de Santiago Abascal (líder de Vox, diputado español y una de las principales voces de la Iberósfera actual), Lara Trump (nuera del presidente electo de Estados Unidos), Ben Shapiro (presentador estadounidense, abogado y escritor), Ron Paul (líder del Tea Party, creador del movimiento libertario en Estados Unidos y varias veces candidato a presidente), Steve Bannon (estratega político estadounidense, muy cercano a Donald Trump, que participó de manera virtual) y Barry Bennett (estratega político de Trump), entre otros.

Desde la región también se destacó la participación del expresidente de Brasil Jair Bolsonaro (quien no pudo estar de manera presencial debido a los procesos judiciales que enfrenta en su país y, a través de un video, no dejó pasar la oportunidad de hablar del “régimen antidemocrático” de su país, con una justicia tomada por la izquierda, según aseguró) y su hijo Eduardo, quien sorprendió con su buen español y su condición de showman. También participó Eduardo Verástegui (actor, productor de la película Sound of Freedom y referente de la derecha mexicana), María Corina Machado (líder de la oposición venezolana, que también participó en formato video dado el contexto venezolano y su situación con respecto al régimen de Nicolás Maduro).

El principal orador local fue el presidente Milei, quien también estuvo a cargo de la conferencia de cierre, que duró cerca de una hora. Antes ya habían hecho uso de la palabra Luis Caputo (ministro de Economía), Patricia Bullrich (ministra de Seguridad), Agustín Laje (politólogo, referente de la “batalla cultural” regional, presidente de la novel Fundación Faro, quien envió un video, dado que se encuentra de gira promocionando su libro en el que critica directamente la Agenda 2030, tema sobre el que también versó su discurso), Agustín Romo (legislador libertario en la Provincia de Buenos Aires), Daniel Parisini (mejor conocido en el entorno digital como Gordo Dan, referente en redes de La Libertad Avanza) y Nahuel Sotelo (secretario de Culto y Civilización).

La batalla cultural

A lo largo de la jornada, todos y cada uno de los disertantes hicieron una o varias menciones a la “batalla cultural”, asunto que en los últimos días parece haber permeado en la agenda en Uruguay. Esto implica una lucha por los sentidos: la cultura se ha convertido en un campo de disputa donde se libran luchas simbólicas sobre temas como la familia, la religión, la educación y hasta el papel de la ciencia, sostienen. Los sectores conservadores acusan a las izquierdas y progresismos de operar por medio de la censura y la corrección política y, por ende, coartar libertades.

Las múltiples menciones a este tema giraron en torno a la “imposición de agendas globales”, el ecologismo, la educación sexual entendida como una forma de sexualizar a los niños, la mal llamada “ideología de género”, el wokismo, la Agenda 2030, etcétera. Ya cerca del cierre, Milei señaló que no importa tanto el éxito (refiriéndose a la gestión), sino ganar en el terreno de las ideas.

En tal sentido, el presidente argentino señaló que “estamos frente a una oportunidad histórica para empezar a cambiar el mundo, pero no alcanza, como pasó en los 90, con gestionar bien, no alcanza con organizarse políticamente, es necesario también dar la batalla cultural y en eso la CPAC tiene un rol fundamental y es lo que nos va a ayudar a que nos podamos coordinar internacionalmente para que los zurdos no nos entren por ningún lado”, y dio cuenta además de la importancia del rol de las ideas, el lugar que ocupa la CPAC en esta disputa ideológica que se plantean. La mención específica al rol de la CPAC como un espacio de coordinación internacional da cuenta de que espacios de coordinación y tejido de redes internacionales resultan clave para alinear estrategias y recursos que consolidan su influencia en distintos países.

La noción de batalla cultural viene de la teoría de la hegemonía cultural del filósofo marxista Antonio Gramsci, quien sostenía que el poder no sólo se ejerce mediante el control político y económico, sino también a través de la capacidad de influir en las ideas, valores y normas culturales que rigen una sociedad. La idea es reinterpretada por la ultraderecha y adaptada también a los formatos y plataformas actuales, por eso la importancia que le adjudican a la comunicación a través de redes sociales. La batalla cultural no es una simple confrontación de ideas, sino un proceso estratégico para disputar la hegemonía.

Uruguay presente

Uruguay estuvo representado en la conferencia por el diputado nacionalista Pablo Viana. Es actualmente legislador nacional, pero no pudo renovar su banca para la próxima legislatura (2025-2030). Viana accedió al escaño en 2020 tras ser suplente de Juan Sartori (quien optó en su momento por ingresar al Senado), y su participación en su meteórica campaña fue fundamental. En este proceso electoral su sector, Avanza Uruguay, se sumó a Espacio País (sector nacionalista liderado principalmente por Javier García) y apoyó la precandidatura de Álvaro Delgado.

Si bien en nuestro país son pocas las expresiones conservadoras, que podrían entenderse más cercanas a la ultraderecha, que circulan en ámbitos como la CPAC, se pueden registrar ciertos contactos y tal vez el caso de Viana sea uno de los más representativos.

El legislador nacionalista es firmante de la Carta de Madrid “en defensa de la libertad y la democracia en la Iberósfera” (un documento de la Fundación Disenso en el que se denuncia a organizaciones de izquierda en Europa y América Latina, afirmando que estos grupos suponen una amenaza para la democracia liberal a través del comunismo y los firmantes se comprometen a defenderse de esta supuesta amenaza), presidente de la Fundación FREE (Fundación Rioplatense de Estudios), cuyo objetivo, expresan, es contribuir al desarrollo de una sociedad próspera y virtuosa, fundando su labor en los valores de la libertad y la responsabilidad. También es integrante de la Alianza Interparlamentaria sobre China (IPAC, por su sigla en inglés). Según se describe en la página de la Fundación FREE, “su preocupación y ocupación política se centra en el establecimiento y defensa del Estado de Derecho liberal en América Latina y la reivindicación de las raíces judeo-cristianas de Occidente”.

Viana se muestra muy involucrado en procesos electorales regionales. Por ejemplo, el año pasado estuvo presente en el búnker de Javier Milei en las elecciones presidenciales argentinas y en julio de este año fue deportado desde Venezuela cuando fue a presenciar las elecciones, en las que apoyaba a Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.

En la CPAC Argentina, Viana compartió panel con Branko Marinkovic (empresario santacruceño y exministro de Economía y Finanzas y de Planificación del Desarrollo durante el gobierno de Jeanine Áñez, acusado de promover el separatismo en Bolivia durante los gobiernos de Evo Morales), Rafael López Aliaga (desde 2022 es el alcalde de Lima, empresario y político peruano, numerario del Opus Dei y promotor de la Marcha por la Vida y la Familia que se realiza anualmente en Perú) y Fernando Sánchez Ossa (diputado chileno por el Partido Republicano, liderado por José Antonio Kast). En dicho panel se reflexionó sobre la situación y los desafíos que enfrentan América Latina y cada uno de sus países.

La narrativa de Viana se centró en problemas estructurales que tiene el país, en particular en el rol del Estado uruguayo y la falsa creencia, según argumentó, de considerarlo garantía de protección de los más débiles. Esta situación se arrastraría desde el inicio del siglo XX, en clara referencia a las reformas batllistas de la época. Viana definió al Estado nacional como muy grande, intervencionista e inhibidor del poder creador de las personas.

Además, criticó la imposibilidad del disenso en nuestro país (en las universidades, espacios públicos y el sistema político) por culpa del marxismo vernáculo. A su vez, destacó que Uruguay ha adoptado en las formas y el contenido la agenda globalista. En nuestro país, esta postura crítica de la Agenda 2030, típica de las expresiones de derecha radical en el mundo, está principalmente representada por el diputado electo Gustavo Salle Lorier, del partido Identidad Soberana.

Viana planteó cinco ideas centrales que deben guiar el debate y la acción conservadora. En primer lugar, insistir en la necesidad de un Estado limitado, dado que todo Estado extendido es “socialismo en acción”. En segundo lugar, combatir la intervención al mercado y señalar “la falacia de la justicia social”, que, según sostuvo, es “el reparto de miseria para muchos en pos de negocio para pocos”. En tercer lugar, profundizar la batalla cultural y contra las agendas globalistas. En cuarto lugar, luchar por la plena vigencia de la libertad de conciencia y expresión (dado que en Uruguay, afirmó Viana, hay de hecho una prohibición del sentir religioso, una laicidad negativa). Y finalmente, combatir la “estúpida” falacia del centro político que, según señaló, ha sido subsidiario al marxismo.

Esta última idea cobró fuerza en Uruguay tras la victoria de la fórmula Yamandú Orsi-Carolina Cosse el 24 de noviembre. El pragmatismo, la mesura, la “tibieza” del gobierno de Luis Lacalle Pou son apuntados por algunos sectores de derecha como los responsables del regreso de la centroizquierda al poder. Y no es una idea original de nuestro país, sino que circula por estos foros y por las redes. La polarización es su leitmotiv.

En ese sentido, el presidente argentino expuso un decálogo de acciones que se deben promover con el fin de ganar la batalla cultural. En su noveno punto arguyó que “la única forma de combatir al socialismo es desde la derecha, el extremo centro, sus posiciones y sus herramientas son siempre, en todo lugar, funcionales a la izquierda criminal. Es decir, todos aquellos tibios que quieren ir por el medio lo único que hacen es regalarle terreno a la izquierda, y a la izquierda no se le puede dar un milímetro”.

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