La “Iberósfera” es el término que el partido de ultraderecha español Vox utiliza para referirse a uno de los focos de atención de su agenda internacional: América Latina. En su sitio en internet hay una sección en el menú denominada “Vox en el exterior”, que convoca a quienes viven en países fuera de España –entre ellos Uruguay– a ponerse en contacto con la organización.

Desde su surgimiento en 2013, Vox se presenta como un partido que promueve “los valores, la familia y la vida”. Es contrario a la despenalización del aborto, al matrimonio igualitario, a la educación sexual en la enseñanza formal y, en general, a los avances en materia de género y derechos. Está contra la “inmigración masiva” y promueve políticas liberales en materia económica.

Vox ejerce su influencia en América Latina principalmente a través de su think tank, la Fundación Disenso, que ha impulsado a su vez dos iniciativas: la alianza denominada Foro de Madrid y el Programa de Jóvenes Líderes de la Iberósfera. En ambas instancias han participado un legislador y académicos uruguayos.

“Una parte de la región está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países. Todos ellos, bajo el paraguas del régimen cubano e iniciativas como el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, que se infiltran en los centros de poder para imponer su agenda ideológica”, sentencia el documento fundacional del Foro de Madrid, la denominada “Carta de Madrid: en defensa de la libertad y de la democracia en la Iberósfera”, firmada en octubre de 2020. Advierte que “la amenaza no se circunscribe exclusivamente a los países que sufren el yugo totalitario”, sino que “el proyecto ideológico y criminal que está subyugando las libertades y derechos de las naciones tiene como objetivo introducirse en otros países y continentes con la finalidad de desestabilizar las democracias liberales y el Estado de Derecho”. Identifican como una amenaza “el avance del comunismo” y sostienen que el Estado de derecho, la libertad de expresión y la propiedad privada “deben ser especialmente protegidos”.

La carta fue firmada por figuras públicas salientes como la entonces presidenta de Fratelli d’Italia y hoy primera ministra de ese país, Giorgia Meloni, el economista argentino Javier Milei, el excandidato presidencial chileno José Antonio Kast, la presidenta de Vox Madrid, Rocío Monasterio, y el presidente de la Fundación Disenso y presidente de Vox, Santiago Abascal. También por integrantes y representantes de diversos partidos políticos de América Latina: Avanza País y Renovación Popular (Perú), UNIR y PRO (Argentina), SUMA, Partido Social Cristiano y Libres (Ecuador), Costa Rica Justa y Nueva República (Costa Rica), Junta Patriótica de 1958 (Venezuela), Partido Nacional Vida y Familia (Paraguay) y Partido de Acción Nacional (México).

Hay think tanks conservadores que también fueron firmantes del documento, como la Red Vida y Familia de Ecuador, American Conservative Union y Property Rights Alliance de Estados Unidos y la Red Familia de México. Figuran asimismo como firmantes periodistas y comunicadores, abogados y docentes de distintos países.

La cruzada del Foro de Madrid no se circunscribe al ámbito político, advierten en su documento fundacional, sino que debe librarse en otras esferas públicas, como la sociedad civil, los medios de comunicación y la academia. Jorge Martín Frías, director de la Fundación Disenso, dijo en un artículo publicado en diciembre de 2022 por la revista mexicana Gatopardo que se trata de una “guerra cultural” contra la izquierda.

El diputado del Partido Nacional Pablo Viana, uno de los firmantes de la Carta de Madrid, valoró en diálogo con la diaria que “en el discurso público y en la cultura hoy hay como una visión más bien hegemónica, donde valores tradicionales”, como “la defensa de la vida, de la familia, el tema de la educación en manos de los padres, los valores que uno puede identificar con una visión más liberal-conservadora, están en plena extinción y en el discurso político del Foro de San Pablo y de la izquierda en general es algo a destruir”. Consideró que iniciativas como las del Foro de Madrid “intentan traer sobre la mesa estos valores que hoy uno está casi penalizado en profesarlos públicamente, o al menos uno así lo siente o lo percibe”.

El Foro de San Pablo, que nuclea a partidos de izquierda de América, fundado por el Partido de los Trabajadores de Brasil en 1990, es uno de los enemigos ideológicos identificados por el Foro de Madrid. Vox incluso financió un documental en el que Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro, se despacha contra el Foro y contra Lula. El otro enemigo es el Grupo de Puebla, un espacio de coordinación creado en 2019 que nuclea a líderes progresistas, entre ellos el expresidente José Mujica y los hoy presidentes de Argentina y Brasil, Alberto Fernández y Lula da Silva.

A diferencia del Foro de San Pablo, el Grupo de Puebla no tiene una presencia relevante de referentes políticos de Cuba y Venezuela, pero, de todos modos, Viana opinó que no hay diferencias significativas entre ambas agrupaciones. “Yo entiendo que el Grupo de Puebla es como un nuevo concierto. El Foro de San Pablo de cierta manera respaldó lo que fue la primera generación de los gobiernos del socialismo del siglo XXI, que obviamente a la cabeza estuvo [Hugo] Chávez, [Nicolás] Maduro, Lula, etcétera, que tuvieron apoyos cruzados, financieros. Luego de que en América Latina empiezan a aparecer gobiernos de otro signo político, es como que reaparece sobre la escena pública otra instancia, más ampliada, que parece ser el Grupo de Puebla. Entonces, entendemos que el Grupo de Puebla es un upgrade, una actualización del Foro de San Pablo. Es más abarcativo, y creo que tiene una agenda más amplia que no abarca sólo temas meramente políticos, sino también centrados en otras cuestiones más transversales, filosóficas”, consideró el diputado nacionalista. Opinó que es necesario “ir erosionando” algunas ideas que promueve el Foro de San Pablo porque su agenda “se opone” a “la defensa de la vida, de la libertad, de la propiedad”.

Viana mantiene desde 2013 vínculos con distintos políticos y think tanks conservadores de España, entre ellos la Fundación Disenso: “He participado en algunas instancias y actividades que ellos han hecho, mi vínculo es muy cercano con todos ellos”.

El diputado nacionalista considera que agrupaciones como Vox pueden ser una respuesta o una salida a la crisis de la democracia, en la medida en que signifiquen una vuelta a los “principios que representan las ideas de la libertad, algunas de las ideas que intenten conservar valores esenciales”. “Lo que siento en riesgo es que cada día hay como una posición políticamente correcta que procura acallar a las voces disidentes”, lamentó.

Formación de líderes

En 2021 la Fundación Disenso lanzó la primera edición de su Programa de Jóvenes Líderes de la Iberósfera, dirigido a personas de entre 25 y 35 años con estudios en carreras afines a la ciencia política y que compartan “el derecho a disentir frente a la corrección política global”. Se pretende que los egresados del programa promuevan “los principios de libertad, la soberanía de las naciones, la vida, la familia, el Estado de derecho y el imperio de la ley”. Según explicó Frías a Gatopardo, el objetivo del programa es que los cursantes aprendan “de lo realizado por algunos gobiernos en lo relativo a la implementación de determinadas políticas públicas, por la labor que realizan en la guerra cultural a través de sus think tanks, por sus intelectuales…”.

Uno de los participantes de esta primera edición fue el académico uruguayo Angelo Bardini, docente de la Universidad ORT e integrante del think tank Cescos, un centro de estudios liberal que aborda “los principales desafíos de las sociedades abiertas”. Los informes que genera este centro de estudios están centrados principalmente en temas referentes a Estados Unidos, Venezuela, Cuba y China. “Somos muy críticos con China y con Cuba, con ese tipo de regímenes autoritarios. Somos muy críticos del posible TLC (tratado de libre comercio) de Uruguay con China, por la falta de información y por lo poco que se sabe, y porque son sociedades cerradas”, explicó Bardini a la diaria. El director ejecutivo de Cescos, Pedro Isern, fue uno de los firmantes de la Carta de Madrid.

Bardini contó que la invitación a participar en el programa de formación organizado por la fundación de Vox le llegó a Cescos por intermedio de un profesor español que formaba parte de la Fundación Disenso, y que él resolvió presentarse a la convocatoria a título personal. “La postulación implicaba redactar un paper sobre qué era la libertad, principalmente en nuestro país y en la región. En ese artículo hablé un poco de lo que era la libertad, de las cualidades institucionales de Uruguay y del rol que cumplía Uruguay en la región”, relató.

La mayoría de los participantes de la primera edición del programa eran líderes políticos de El Salvador, México, Venezuela, Guatemala y Chile. Según contó Bardini, los llevaron a visitar a líderes políticos de derecha de España, Francia, Hungría y Polonia. “A mí me enriquecieron muchísimo los diferentes encuentros porque me dieron la oportunidad de conocer cuáles eran las principales agendas que ellos estaban manejando y cómo se trataba a nivel académico”, explicó Bardini.

El programa consistía, además de en reuniones, en disertaciones con contenido histórico y aspectos de coyuntura política. Bardini contó que hablaron con el líder político de extrema derecha Éric Zemmour en Francia, con Santiago Abascal en España, y que estaba previsto conversar también con Giorgia Meloni en Italia, pero no pudieron hacerlo por restricciones vinculadas a la covid-19. “Ellos contaban un poco cuál era la agenda política que estaban trabajando en cada uno de los países y después había un espacio de intercambio para que nosotros presentáramos los principales desafíos de nuestros países y de la región”, explicó.

Con relación a los principios que promueve la Carta de Madrid, Bardini consideró que “no dice nada con lo que estemos en desacuerdo”. “Sin embargo, se asocia con un partido político, que es el promotor de esa carta, y una vez que está allí, se cuestiona por otros ideales que tiene ese partido político”, evaluó, en referencia a Vox. De todos modos, apuntó que él no tenía conocimiento de que Vox estaba detrás del programa de formación en el que participó, se enteró recién cuando estaba allí: “Yo lo vi como una oportunidad de formación profesional y académica, como una posibilidad de conocer otras visiones dentro de la región”.

De todos modos, Bardini se desmarcó de la lógica antagónica que promueve la Carta de Madrid: “Yo no estoy a favor del combate. Ellos al Foro de San Pablo y al Grupo de Puebla los ven como un enemigo, [...] es el adversario a combatir y a derrotar. Nosotros no hacemos análisis así porque hacemos estudios académicos, entonces ahí nos diferenciamos un poco porque no estamos en el ámbito político. Sí intentamos incidir en la política, pero como un aporte a lo político y no tomando posición política más allá de a través de las ideas”.