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Pablo Barrera y Federico Lausarot.

Foto: Federico Gutiérrez

Nuevos vientos en barrio Sur: cambio de firma en Ducon, el bar de Durazno y Convención

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Primero fue Ducon, café del teatro, y ahora es Ducon, bar del teatro, desde que Federico Lausarot y Pablo Barrera tomaron las riendas de la tan ventosa como iluminada esquina hace apenas un mes. Trabajan desde el mediodía hasta la noche, salvo los fines de semana, que abren cuando baja el sol.

Fue decidirse y las cosas empezaron a pasar. Los dos amigos querían dejar el restaurante en el que estaban empleados, uno como jefe de cocina, el otro como gerente, y se habían reunido a analizar opciones para largarse por la suya, con un delivery de comida, imaginaban. Al otro día se presentó otra oportunidad: el dueño del Ducon quería pasar la posta y dedicarse a la familia, irse al campo. “Pero no quería dárselo a cualquiera y que lo transformara en cualquier cosa”, cuenta Barrera, que era cliente asiduo y solía intercambiar consejos del rubro. En él vio la energía y la experiencia necesarios, así que el traspaso de llaves no se hizo esperar. “Al otro día de juntarnos con Federico a pensar, resulta que teníamos un bar en la esquina de mi casa, con tremenda vista y a su vez con un teatro”, relata divertido.

En un par de semanas armaron la parte gastronómica mientras hacían más funcional la disposición del pequeño lugar. Era como si hubiera sido diseñado a medida para que lo atiendan dos: uno bajo la campana, que ellos mismos doblaron y soldaron, el otro a cargo de la barra y el salón. “Queremos que sea de buen nivel pero con precios de Durazno y Convención”, explican. Tratan de ponerle un toque personalizado tanto a los tragos de autor de Barrera como a la experiencia de probar la comida de Lausarot usando cubertería que procuran en ferias y remates.

“Viviendo acá soy consciente de que si hay algo que le falta a este Barrio de las Artes es más arte y cultura. Nuestra meta es que en esta esquina se forme un espacio cultural y demostrar también que la gastronomía es una forma de arte”, dice Barrera. De ese modo defiende una carta “reducida pero entretenida”, que cambia cada semana en una estructura de tres platitos, que es como llaman a las entradas, y tres platotes, que son los principales.

La semana que cierra hubo, por ejemplo, hummus de remolacha con garbanzos fritos, huevos mollet y pan casero, y fainá con muzzarella gratinada y pesto de tomates secos como platitos, mientras que entre los fuertes hubo unos raviolones de calabaza con salsa de quesos y un fisher (nombre alternativo que encontraron para su versión de taco, ya que no es de harina de maíz) de cerdo braseado con mayonesa de wasabi acompañado de papas y boniatos. La zona estable la ocupan cinco variedades de pizza de fermentación lenta, con dos preferidas del público: Trilogía de hongos (champiñones, shiitakes y trufa negra) y Con dos cojones (panceta y dos huevos).

Pueden atender a unos 20 comensales como máximo, mientras esperan las habilitaciones para empezar a mover la sala. “Cuando uno dice que hay un teatro en el sótano, te imaginás algo oscuro, con humedad, pero entrás y te sorprende desde el momento en el que ves un habitáculo rojo con espejos y sillones antiguos. A medida que avanzás, te das cuenta de que la sala es casi circular. Nuestra idea soñada es lograr que todos los días haya algo diferente: generar, por ejemplo, los domingos de tango, los lunes de acústico, los martes de flamenco, los miércoles de humor...”.

Cuando se instale el calor, van a poner mesas sobre Convención, y sobre el ventanal de Durazno, el plan es colgar hamacas.

Ducon (Durazno y Convención), del mediodía al cierre. Los platitos arrancan en $ 120 pesos y entre los platotes, el más caro cuesta $ 320. Además tienen un menú ejecutivo que consta de limonada casera, principal y postre por $ 350. Las pizzas salen entre $ 300 y $ 360. Hay cervezas tiradas de Volcánica y latas de Tero, una artesanal de Ciudad Vieja. Tienen vinos por copa y por botella, por ahora de Santero. No quieren tener delivery, pero les llevan los platos a los vecinos.


Feria orgánica en Melilla

Desde el viernes 23 de octubre funcionará un nuevo espacio de venta de productos agroecológicos en la chacra de una familia de Melilla. Este emprendimiento surge de la unión de un grupo de productores no sólo de allí, de Sauce, de Cerrillos y de toda la zona productiva de Canelones, que cuentan con certificación de la Red de Agroecología. Son alrededor de 20, aunque por cuestiones logísticas, cerca de 15 serán de la partida en un comienzo. De forma directa, como un mercado de cercanías, ofrecerán variedad de frutas y verduras frescas junto a algunos productos de granja.

La propuesta, que en su origen contó también con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social y del Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas, incluye instancias recreativas y de difusión de los principios de la agroecología. La idea es que además de ser un lugar de compras sea un paseo, por eso implementarán recorridos por la chacra y el vivero; además procurarán tener comida preparada.

Las porteras estarán abiertas en Camino Hamilton 1501, a 500 metros de Camino La Redención, los viernes de 16.00 a 19.00, los sábados de 10.00 a 18.00 y los domingos de 10.00 a 14.00. El predio es de Héctor Nicassio (Ecofrutas), tercera generación de productores frutícolas, quien desde hace 11 años se dedica a los orgánicos. “En Melilla no había venta directa de productos orgánicos”, señala. Para la semana que viene Nicassio promete tener un durazno tempranero (“incluso llega antes que el de Salto”) y cada mes estará a punto otra variedad; lo mismo con la ciruela, de la que tiene un abanico de dos o tres variedades, que espera que empiecen a salir en diciembre.

Orgánicos en el Museo del Cannabis

El Museo del Cannabis lanzó su feria de orgánicos, que de ahora en más funcionará por pedido previo, que reciben hasta el jueves a las 19.00, para entregar el sábado. Para hacer pedidos: 099 316 612.

Helado artesanal en el Parque Rodó

Sabores clásicos y exóticos, con variantes jugadas, que llegan hasta el helado salado de yerba o de jamón serrano, podrán probarse este fin de semana en la segunda edición de la Feria del Helado Artesanal, por primera vez al aire libre. Hoy y mañana, 14 heladerías presentarán sus manjares en el patio del Museo Nacional de Artes Visuales del Parque Rodó.

Para Antonio Ciccariello, presidente de la Asociación de Fabricantes de Helados Artesanales de Uruguay, “será una gran oportunidad de juntar la magia de los maestros heladeros y mostrar todos los helados multipremiados a nivel internacional”. Remarcó que “la materia prima de Uruguay es única, debido principalmente a la alta calidad de los lácteos y al sabor de nuestras frutas. Los europeos e italianos sueñan con nuestros helados”.

Durante el evento también será posible jugar con realidad aumentada y ganar premios con la app Ruta del Helado Artesanal. La aplicación, que ya fue usada por más de 4.000 personas en todo el país, permite superponer elementos virtuales para ganar 2x1 en productos, toppings y sabores extra.

Saludables en el Botánico

Hoy de 10.00 a 14.00 se realizará un nuevo Encuentro Saludable en el Jardín Botánico. Habrá talleres –siembra de estación a las 11.00, compostaje a las 12.00–, entrega de semillas y sortearán ejemplares del libro Alimentos en la huerta.

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