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Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

Segunda oportunidad a las cáscaras de ananá

5 minutos de lectura
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Una serie de recetas que no desaprovechan nada de esta fruta generosa, no importa cómo la llamen.

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Conocida en el Río de la Plata como ananá y en otros países como piña, esta fruta es una especie de la familia de las bromeliáceas nativa de América del Sur. En general aprovechamos la pulpa, pero es hora de que sepas por qué es importante sacarle provecho a la cáscara. Según el Journal of Agricultural and Food Chemistry, la cáscara es rica en fibra y polifenoles, propiedades que ayudan a depurar el cuerpo de forma natural.

Según los expertos, si tomamos a diario agua de cáscara de ananá podremos perder peso, además de obtener otros beneficios que te cuento a continuación. El agua de ananá es una excelente opción para hidratarte. Tiene un sabor rico, refrescante, un toque de acidez y también es diurética.

Ayuda a reducir la retención de líquidos, lo que a su vez contribuye a reducir la hipertensión arterial. Asimismo, combate las infecciones urinarias al aumentar la producción de orina y otorgarle un pH más alcalino al sistema, lo que evita la proliferación de microorganismos patógenos.

Su contenido en fibra le confiere un efecto saciante, lo que es ideal si estás intentando perder peso, ya que, además, contiene muy pocas calorías.

La bromelina es una enzima digestiva característica de esta fruta que ayuda a digerir las proteínas de origen animal, que en ocasiones hacen tan pesadas las digestiones. Por otra parte, tiene propiedades antiinflamatorias, por lo que es una enzima especialmente beneficiosa para calmar los síntomas de enfermedades inflamatorias como la artritis.

Como si fuera poco, tanto la bromelina como los antioxidantes ayudan a estimular la actividad hepática.

Por su índice de vitamina C, el ananá ayuda a neutralizar los radicales libres que ocasionan problemas, como el envejecimiento prematuro de las células. El iodo presente en esta fruta fomenta el buen funcionamiento de la glándula tiroides y su contenido en potasio ayuda a mantener el equilibrio electrolítico del organismo y a combatir la fatiga.

Dejá las latas (reservá los centros)

Muchos de nosotros estamos acostumbrados a disfrutar de una de las frutas más refrescantes y deliciosas que nos da la naturaleza de la manera más sencilla, nutritiva y fresca, pero algunos más perezosos optan por un abrir y cerrar de latas. En ambos casos nos enfrentamos a desperdicios.

Por un lado, la cáscara y, por el otro, quien mira con detenimiento, el corazón de esta fruta: con sólo hacer un poco de memoria veremos que el ananá o piña está cortado en un círculo perfecto y con un agujero en el centro.

Se calcula que en el caso del ananá natural, 18% se desperdicia en la cáscara y en el caso de los enlatados, esta cifra asciende a 30%, debido a que en el proceso industrial se usan máquinas que dejan parte de su carnosidad comestible, ya que se desecha el corazón (llamado técnicamente eje de inflorescencia), además de la cáscara.

Como ocurre con casi todas las frutas, la mayor parte de las vitaminas y la fibra se encuentran en la cáscara. Por eso queremos acercarles algunas recetas para que la puedan aprovechar al máximo.

Lo primero es lo primero

Para aprovechar cáscaras de ananá es importante que las laves bien (es más fácil que lo hagas antes de abrirlo). Lo ideal es sumergirlo unos diez minutos en agua fría con una cucharadita de bicarbonato de sodio. Si sólo vas a utilizar la pulpa en ese momento, para otra elaboración, lo ideal es conservar las cáscaras lavadas cubiertas con agua fría, en un táper en la heladera (se conserva siete días máximo). Lo importante es que esta agua no la tires, ya que, como verás, toma un color ámbar y se llena de nutrientes.

Por eso el agua de conservación te sirve para tomarla fría o como una infusión, así como base de aguas saborizadas o preparación de dulces, mermeladas o jaleas.

Salsita refrescante

Ingredientes

  • 6 rabanitos
  • 2 zanahorias medianas
  • 2 cdas de perejil fresco picado
  • 3 tazas de vinagre de cáscara de ananá (ver apartado)
  • 1 taza de aceite de oliva virgen extra o de maíz

Preparación
Lavar muy bien los rabanitos, las zanahorias y cortarlos en rodajas bien finas sin pelar, con la ayuda de una mandolina o una cuchilla afilada. Colocar las verduras en un frasco de vidrio y espolvorear con el perejil fresco picado. Cubrir con el vinagre de cáscaras de ananá y el aceite. Se puede salpimentar o agregar un toque de salsa de soja. Esta receta es ideal para acompañar pescados al vapor, a la parrilla o grillados. Se puede utilizar para dar un toque de sabor a un queso, para preparar un dip o una refrescante ensalada.

Vinagres caseros

Algunos truquitos para dar un sabor único a tus preparaciones y además ahorrar evitando desechos. Te aconsejamos hacer estas preparaciones con agua filtrada, en lo posible con frutas orgánicas, utilizar cáscaras y corazones bien maduros a punto de fermentar y previamente lavados. Cuanto más se deja reposar, más concentrados se vuelven su sabor, su aroma y su color.

Es útil que sepas que cuanto más azúcar lleve, fermentará más rápido, pero también es importante que no te excedas en el afán de apresurar el proceso, ya que si no, quedará demasiado dulce. Prepararlo en un frasco grande de vidrio previamente pasteurizado o de barro, no de plástico ni de metal.

Conservar luego en botellas de vidrio con cierre hermético. Una vez embotellado, estará listo tu vinagre para usar en aderezos de ensaladas, tiraditos, ceviches, preparación de chucrut, chutney o conservas.

Vinagre de cáscara de ananá

Lavar bien un ananá. Pelarlo y colocar la cáscara en un frasco grande de vidrio. Cubrir con agua filtrada y tapar la boca del frasco con un trapito limpio que permita que respire la mezcla. Colocar una bandita elástica en la boca del frasco para que la tela quede firme y no entren bichitos. Conservar el frasco en un lugar seco y sin luz a temperatura ambiente por unos 45 días.

Jalea, una piña de sabor

Ingredientes

  • 1,5 litros de agua
  • Cáscara de 1 ananá o piña mediana
  • 1 rama de canela (opcional)
  • 200 g de azúcar
  • Gotas de jugo de limón

Preparación
Colocar las cáscaras bien lavadas en una olla. Cubrir con el agua y agregar la rama de canela y el jugo de limón. Hervir por unos 15 minutos hasta que el agua quede de color ámbar. Colar para retirar las cáscaras y la canela y volver a colocar el líquido de piña, previamente pesado en una balanza, dentro de la olla. Agregar la misma cantidad de peso de azúcar (puede ser rubia, negra o panela, un tipo de azúcar extraído directamente del jugo de la caña) y cocinar a fuego muy bajo durante 40 minutos. Debe quedar con una consistencia firme. En caso de que quieras acelerar el proceso, se le puede agregar casi al final de la cocción una cucharada sopera de gelatina sin sabor disuelta previamente en agua.

Piñalada

Ingredientes

  • 4 cdas de azúcar o 3 cdas de edulcorante en polvo
  • 1 litro de agua mineral
  • 300 g de cáscaras de ananá
  • 1⁄2 taza de hielo picado

Preparación
Colocar en el vaso de la licuadora el agua, el hielo, el azúcar o el edulcorante, y licuar. Poner las cáscaras bien lavadas de ananá en una jarra y cubrir con el agua. Dejar en la heladera por unas horas, hasta que tome bien el sabor del ananá. Se le pueden agregar unas hojas de menta fresca y un toque de jengibre rallado. El azúcar o edulcorante se puede sustituir por unas cucharadas de miel, aunque deja de ser una receta vegana.

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