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Selva Pérez.

Foto: Dirección General de Educación Inicial y Primaria

Entre el “ninguneo” y el debilitamiento de su liderazgo técnico, la máxima jerarquía de inspectores de Primaria decidió jubilarse

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Con 56 años, la maestra y profesora Selva Pérez dejó el cargo para “abrir espacio a otros tiempos” en su vida “personal y profesional”

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Leído por Mathías Buela.
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A diferencia de lo que ocurre en la educación media, en el magisterio uruguayo predomina una cultura en la que importa la “cadena de mando”. Las inspecciones son las que están más arriba en el organigrama técnico y, a su interna, también tienen sus propias jerarquías. La inspección técnica es el cargo que se ubica más arriba en la pirámide e incluso muchas veces sus criterios terminaban primando en discusiones políticas en el organismo, o al menos discutían de igual a igual con autoridades designadas políticamente.

Según plantearon fuentes que desempeñaron distintos cargos dentro de Primaria, esta situación cambió en 2021, una vez que entró en vigencia la disposición de la ley de urgente consideración que cambió el consejo de tres integrantes por una dirección general unipersonal, acompañada de una subdirección. Desde ese momento, el rol de la directora general, Graciela Fabeyro, con un cargo político pero un perfil técnico, comenzó a solaparse con algunas de las competencias de la inspección técnica, desde 2019 a cargo de la maestra y profesora de música Selva Pérez.

Pérez accedió a ese lugar por medio de un concurso, después de desempeñarse durante años como inspectora de educación artística en Primaria, y culminó su labor antes de lo que esperaba. El martes, la Dirección General de Educación Inicial y Primaria (DGEIP) organizó un acto para despedir a Pérez tras cumplir con 35 años de trabajo y de que decidiera acogerse a los beneficios jubilatorios. Según informó el organismo, desde el 19 de abril la maestra se encuentra de licencia y cuando la culmine, el 19 de julio, ya no será funcionaria de la institución. Hasta el 19 de julio, Ivonne Constantino, quien hasta ahora era la inspectora subtécnica, desempeñará la inspección técnica en carácter de suplente, y luego de esa fecha lo hará en forma interina, hasta que se realice una nueva elección de cargos. En el acto, Pérez aseguró que decidió pasar a retiro para “abrir espacio a otros tiempos” en su vida “personal y profesional”.

Como suele ser habitual, la inspectora podría haber solicitado una prórroga para continuar en el cargo, pero no lo hizo y ello disparó una serie de especulaciones en Twitter. En esa red, el director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa y exconsejero docente de Primaria, Pablo Caggiani, compartió la noticia y dijo que es algo “nunca visto desde la recuperación democrática”. El presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Robert Silva, le exigió que “deje de fabricar fantasmas” y explicó que Pérez “optó libremente” por jubilarse. En suma, hizo referencia a una reunión que él y la representante docente en el Codicen, Daysi Iglesias, tuvieron con la inspectora para explicarle que podía solicitar la prórroga.

Según explicaron a la diaria fuentes de la ANEP, si bien no era de las inspectoras “más cercanas” a Silva, mantenían un “muy buen vínculo”, pero sus sugerencias no siempre fueron tenidas en cuenta en las decisiones políticas que tomó el organismo. “Lo técnico es importante, pero se toman decisiones políticas”, se reivindica desde el organismo.

Motivos profesionales

Según supo la diaria, Pérez decidió jubilarse a sus 56 años porque se sintió “ninguneada” por las autoridades políticas de la ANEP y no porque quisiera pasar a retiro. Fuentes de su entorno aseguraron que ello no se debió a un único hecho, sino más bien a una serie de decisiones políticas que generaron un clima por el cual a la máxima figura técnica se le fueron quitando poder y potestades. A uno de estos episodios se refirió la última Asamblea Técnico Docente (ATD), que en una declaración pública se mostró “enormemente preocupada” por la “fiscalización y el control” de la información que debía aportar al órgano la inspección técnica, ya que “toda solicitud de información debía pasar por la DGEIP a través del Secretario Docente”.

Algo similar ocurrió con las circulares que emitía, que son documentos técnicos dirigidos a los maestros y las maestras. Por ejemplo, en 2022 Pérez emitió una circular para analizar resultados de una prueba de escritura aplicada en 2019 a escolares y que, según su punto de vista, representaban “una buena noticia”. Días antes, la ANEP había organizado una actividad para presentar los resultados y Pérez no estuvo en el panel.

Según una fuente de Primaria, varios cambios implementados en los equipos inspectivos marcaron “un antes y un después”. Cuando el Codicen definió pasar de cuatro inspecciones generales a seis inspecciones regionales para igualar la estructura con la de los cuerpos inspectivos de la educación media, también se definió la creación de la inspección subtécnica, cargo que estaba en desuso desde hacía dos décadas. En ese lugar asumió Constantino, quien no accedió al cargo por concurso, sino por estar primera en la lista de inspectoras ordenada por antigüedad. Además, Constantino había sido designada meses atrás como directora de Planeamiento Educativo de la DGEIP, cargo de confianza política creado por el actual gobierno y que siguió desempeñando una vez que asumió la función técnica.

Desde el entorno de Pérez, quien se autodefine “de izquierda”, aseguran que la creación de ese cargo fue para seguir de cerca su gestión y que, además, a los pocos meses perdió injerencia sobre un área sensible dentro de la DGEIP como el Departamento de Tecnología Educativa y Ceibal: fue renombrado como Departamento de Tecnologías Educativas Aplicadas y Virtualidad y pasó a depender de Planeamiento Educativo.

Según señaló una fuente del organismo, “todos esos movimientos generan mucha inquietud y no le hacen bien al cargo de inspectora técnica, porque le quitan autoridad”. La misma fuente señaló que muchas maestras también sienten un clima de “desconfianza” hacia ellas, lo que, por ejemplo, se ve con la investigación que abrió Primaria en 2021 por la aparición de adultos en los listados de comensales en comedores escolares que todavía no arrojó resultados.

La transformación educativa

En relación con la aplicación de la transformación educativa en Primaria, la misma fuente señaló que, desde el inicio del diseño de los cambios curriculares, la mayoría de las decisiones políticas dejaron a la inspectora técnica “por fuera”. Además, dijo que las pocas veces que fue consultada al respecto su opinión fue desestimada. Ello quedó claro desde el inicio, a la hora de conformar los equipos técnicos para comenzar a pensar los cambios. Allí se designó a Constantino como referente de la comisión de Primaria, quien en ese momento era inspectora general y, por lo tanto, de menor rango que Pérez.

Este escenario no pasó desapercibido en el cuerpo inspectivo de la DGEIP, que, por ejemplo, el año pasado se reveló ante las primeras instancias de capacitación sobre los cambios curriculares. Según supo la diaria, el sentimiento de una parte de las inspectoras es que, en el caso de Primaria, la reforma curricular implica seguir haciendo lo mismo que antes y así lo manifiestan “por lo bajo” a las maestras. Ello está generando cierta incomodidad, ya que formalmente tienen que transmitir a los docentes que deben trabajar con nuevos recursos a la hora de evaluar y registrar las actividades docentes.

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