La Fiscalía Letrada Departamental de Treinta y Tres de 2º turno, a cargo de Ana Paula Segovia, llevó adelante la investigación que resultó en la imputación de José Adán Olivera, exjefe de Policía de Cerro Largo, por el delito de revelación de secreto especialmente agravado. La audiencia de formalización tuvo lugar este jueves en el Juzgado Letrado de Cerro Largo de 6º turno. Se dispusieron medidas cautelares mientras continúa la investigación: fijación de domicilio y la prohibición de salir del país por 120 días.
Olivera fue acusado de haber puesto en conocimiento a un policía de apellido Farías –que fue imputado por reiterados delitos de hurto, un delito de contrabando especialmente agravado y un delito de utilización indebida de información privilegiada en el caso asociado al estadio Ubilla, administrado por la intendencia de ese departamento– de que había una investigación en su contra por el hurto de leña de un monte que el policía debía cuidar.
En el celular que se le incautó a Farías, que ahora está preso, encontraron audios en los que el exjefe de Policía de Cerro Largo, en ese momento máxima jerarquía policial del departamento, le avisaba que era investigado. Tras tomar conocimiento de este hecho, Olivera renunció a su cargo para “no involucrar al Ministerio del Interior” en irregularidades y delitos. A partir de este hecho, se inició una investigación de una red de corrupción policial en Cerro Largo.
Si bien inicialmente Olivera no se presentó a declarar ante Fiscalía “por razones de salud”, días después prestó declaración y la Fiscalía resolvió solicitar la formalización de la investigación. El Poder Judicial accedió y este jueves fue la audiencia que determinó la imputación de Olivera.
En el acta de formalización a la que accedió la diaria, se plantea que el 28 de octubre de 2021, cuando Olivera era jefe de Policía de Cerro Largo, recibió un correo electrónico del ayudante del director de la Policía Nacional, en el que le enviaba una denuncia de hurtos de leña en un predio privado.
En la denuncia, el abogado de la víctima, que es el dueño del monte que Farías cuidaba, plantea que “recibió llamadas de diferentes personas” que le comunicaron que Farías y su hermano eran los responsables de los hurtos de leña. Adjuntó una fotografía de Farías, que coincide con su foto de perfil en el celular y su número de teléfono.
Al otro día, Olivera se comunicó con Farías por Whatsapp, “poniéndolo en conocimiento de dicha denuncia”, según consta en el acta de formalización, en la que figuran las transcripciones de los dos audios enviados por el ahora imputado.
En uno de los audios dice: “Che, capo, ayer de tardecita llegó un expediente de vuelta del JR este, pero ahora otro, un casado con la hermana del denunciante. Y ahí el mongólico de B, igual que ustedes, tenía la entrada libre y controlar y todo eso; mandó un montón de fotos, de un tractor y porquerías ahí adentro. Y este hombre fue a hablar con el ministro, este otro; no sé si sabría que el cuñado fue a hablar, el R mismo fue, este es un apellido raro de esos ricos de Montevideo”.
En el siguiente audio, plantea: “Ahora le dije a Farías que le voy a pasar el expediente, porque hasta fotos tuyas mandan ahí adentro, y que la leña era para el jefe y pal’ sobrino del jefe. Este... ¡No entren más! Yo le voy a decir al T eso: ta, hagan los controles de afuera y todo. Guarda ese audio que una vez me pasaste que el tipo agradece, porque eso es parte de una buena referencia que el tipo le había abierto la mano a ustedes. Este... qué más te iba a decir... Y le voy a pasar a Farías para que haga la investigación, entre comillas, en forma reservada; si no, otra vez andan jodiendo con la investigación. Ta, no digas nada que yo te llame”.
Tras el conocimiento de estos audios, mediante la pericia del celular de Farías, María Letizia Siqueira, en representación de la Fiscalía Letrada Departamental de Cerro Largo de 2º turno, presentó una denuncia penal y brindó su declaración en la investigación.
Danubio Fábrica, coordinador de la Jefatura de Policía de Cerro Largo, es decir, tercero en la línea de mando departamental, declaró como testigo. Según surge, el 15 de octubre “puso en conocimiento” a Olivera de que había “un ‘correíllo’ de policías que me está diciendo que ahí hay una extracción de leña y que serían Farías y EL”. Y agregó en su declaración: “Y ahí él me dice: ‘Pah, tengo entendido que Farías cuida ese predio’”. La Fiscalía plantea que esta comunicación “corrobora” que Olivera “había tomado conocimiento días antes de la situación del predio y de los posibles autores de los hurtos de leña denunciados”.
Entonces, para la Fiscalía, “los hechos descritos resultan configurativos de un delito de revelación de secreto especialmente agravado”. “En tal sentido, el señor Olivera, con abuso de sus funciones, reveló hechos por él conocidos en razón de su empleo en ese momento, los que debieron permanecer secretos”, plantearon.
Según explican, “como funcionario partícipe de la investigación, está obligado a guardar secreto de las actuaciones”. Sin embargo, “comunicó detalles precisos, puntuales y concretos de la denuncia a una de las personas señaladas como implicada en los hechos denunciados, incluso antes de que la Fiscalía competente fuera enterada de tal denuncia”. Por eso, “la conducta se incrimina en calidad de autor, a título de dolo directo y en grado de consumación”. Dada la función que desarrollaba Olivera, es un delito especialmente agravado.