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José Manuel Azambuya, este martes, en la Escuela de Policía.

Foto: Mara Quintero

Asumió la nueva cúpula de la Policía, con José Azambuya a la cabeza

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Sin la presencia de los dos subdirectores, uno imputado y otro indagado por el caso Astesiano, el director de la Policía Nacional, Diego Fernández, dejó su cargo.

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Leído por Mathías Buela.
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A principios de febrero se conoció la noticia de que la cúpula policial sería relevada por completo. Diego Fernández, director de la Policía Nacional, tuvo que dejar su cargo. También sus subdirectores, ambos involucrados en el caso de Alejandro Astesiano. Jorge Berriel, subdirector ejecutivo de la Policía, fue imputado, mientras Héctor Ferreira, subdirector administrativo de la Policía, está indagado y presentó su renuncia en diciembre por esta causa.

El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, afirmó que los cambios en la cúpula policial son para “consolidar los éxitos” de la gestión, porque “nuestro pueblo precisa más seguridad” y que “nada tiene que ver” el caso Astesiano. El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, lo contradijo y reconoció que fue “un elemento más”, a la vez que planteó que fue “un cambio para dar un salto cualitativo, para mejorar y para un refresh en la gestión”.

Este martes se hizo la ceremonia de cambio de mando y asumió la nueva cúpula policial, en la que no se hicieron presentes los dos subdirectores relevados de la Policía involucrados en el caso Astesiano.

José Azambuya asumió la dirección de la Policía Nacional. Jhonny Diego tomó el cargo de subdirector administrativo, puesto que era de Ferreira. Efraín Abreu, en tanto, asumió como subdirector ejecutivo de la Policía, cargo que tenía Berriel.

Heber comenzó su discurso con una crítica al Frente Amplio: “Estamos viviendo una ceremonia que representa la institucionalidad policial. A nosotros nos hubiera gustado que el 1º de marzo de 2020, cuando asumió la nueva administración, desde el punto de vista institucional, policial, hubiera existido esta ceremonia para asumir la conducción de la Policía Nacional y, lamentablemente, no fue así”. “Fue un episodio burocrático, oficinesco, en donde se le dio el mando de la Policía a nuestro querido amigo Fernández”, lamentó. Para Heber, “con esta ceremonia tratamos de dar un mensaje a toda la Policía, porque las administraciones pasan y la institución policial queda, con los valores y el simbolismo que significan estas ceremonias”.

El ministro celebró el reconocimiento que se le dio a Fernández, en “una medalla que se había dejado de usar como simbolismo al agradecimiento al trabajo efectuado y volvemos a establecer esa simbología como forma de agradecimiento institucional”. Y volvió sobre la importancia del ceremonial: “Aspiro a que el 1º de marzo de 2025 -y no importa la administración del signo político que sea- esta administración, la institución policial, haga la misma ceremonia de entrega a quien en definitiva serán personas de confianza de la nueva administración”.

“Espero que los invitados valoren la simbología de este acto y que los oficiales y el personal subalterno vean que seguimos respetando esta simbología institucional policial para que perdure en el tiempo de forma tal de darle la importancia y la trascendencia que tiene ser el director de la Policía”, destacó Heber.

Heber sobre Fernández: “La vara quedó alta”

El jerarca resaltó el rol del director de la Policía Nacional relevado, al que le “agradeció” en reiteradas oportunidades: “Quiero muy especialmente hacer un agradecimiento público a Fernández. Estos tres años que ha estado al frente de la dirección nacional de la Policía ordenó, disciplinó, movilizó, generó el respaldo que la dirección tiene que dar a sus oficiales y personal subalterno”. “Generó un cambio sustancial en la lucha contra el crimen organizado y las cifras hablan por sí solas”, afirmó, y acotó que “hoy iniciamos una nueva etapa: una etapa de consolidación de lo ya hecho y profundización del camino que venimos transitando”.

Heber enfatizó en “el amor hacia la Policía, hacia la institución policial, que demostró todos los días en estos tres años” Fernández. “Por lo tanto, en este acto yo simplemente pero muy sentidamente quiero establecer el agradecimiento institucional y personal de haberlo tenido a mi lado durante el año y siete meses que estoy al frente del Ministerio del Interior”, dijo Heber, que a su vez invocó a su antecesor, fallecido en 2021: “Y ni que hablar, estoy seguro que desde el más allá Jorge Larrañaga estará también agradecido de haber iniciado una etapa de reivindicación, respeto y respaldo de la Policía”.

“La vara quedó alta”, aseveró el ministro, por lo que consideró que Azambuya tiene un “desafío”: “La misión no es solamente consolidar lo ya hecho, sino profundizar en la lucha contra el crimen organizado. Confiamos en él, como confiamos en todos los mandos”. Heber aseguró que “dieron respaldo sin tasa ni medida a los jefes y directores de la Policía y que “la contramoneda de lo que tiene que ser ese respaldo es darle paz y tranquilidad al pueblo uruguayo”.

“Fernández se va por la puerta grande, caminando con la frente en alto, sabiendo que ha cumplido con la Policía, con el país y con la patria”, sentenció el ministro. Luego, en rueda de prensa, fue cuestionado por estos dichos al plantear que el director de la Policía Nacional se fue “por la puerta grande”, cuando existió una remoción. Heber respondió a esta crítica afirmando que “los relevos en la Policía son comunes, los políticos también, no nos salvamos ninguno, somos sustituibles”.

Y utilizó una metáfora futbolística para explicar los cambios: “Tenemos que entender que los objetivos trazados son los que de alguna manera determinan el cambio de jugadores. Como los jugadores de fútbol. A veces se necesita refresco para ganar el partido que tenemos, que es muy duro”. “Es una nueva etapa para consolidar lo hecho”, subrayó, y reiteró su idea de que “estamos en una sociedad más segura”, aunque reconoció el aumento de ciertos delitos, en particular de los homicidios.

El nuevo director de la Policía

Por su parte, en su discurso de asunción, Azambuya señaló que asume “el mayor desafío” de su carrera. “Como director de la Policía, debo articular esfuerzos, gestionar recursos y constituirme como un facilitador para alcanzar los niveles de seguridad y paz pública que nuestra sociedad merece”, indicó.

El nuevo jerarca máximo de la Policía planteó que “es un tiempo no sólo de aceptar desafíos, sino [de] comprometerse a sumar conocimientos y cumplir cabalmente” con las obligaciones que la ley le otorga.

Sobre su gestión, aseguró: “Me comprometo a trabajar por la prevención del delito, formando una sólida línea de contención, con apoyo y respaldo a nuestro sacrificado recurso crítico: nuestro personal; con énfasis en la obtención de información útil para operar en los abordajes estratégicos y tácticos y para producir inteligencia con el objetivo de anticipar las acciones criminales en procura de alcanzar un nivel estable y aceptable de la seguridad del país”. También se comprometió a la colaboración con los administradores de la Justicia.

Azambuya expresó su “respeto y admiración a quienes lo precedieron, sin distinción de los períodos de gobierno”, los que dijo que “atendieron a la dinámica adoptada por la violencia y la criminalidad”. Concluyó su discurso augurando que “esperaremos dar lo mejor, pero también nos preparamos para lo peor”.​

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