Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
“Yo en lo que más trabajo es en no volverme loco, porque si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño a todos ustedes”, dijo Mauricio Macri, entonces presidente de Argentina, cuando la debacle económica de su país se pronunciaba, en setiembre de 2018. Este jueves el mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou deslizó que cree estar más ansioso que el resto por concretar la llegada de las vacunas contra la covid-19. Aunque cuesta entender la escasez de información sobre este tema que distribuye el Poder Ejecutivo, se comprende claramente la ansiedad presidencial: mientras que algunos datos indicarían una desaceleración en la velocidad en que la enfermedad se propaga, eso no significa que la cantidad de afectados vaya a disminuir, sino sólo que aumentaría más lentamente.
Por eso, el riesgo de saturar la capacidad de atención en los CTI sigue siendo alto, y en ese sentido fue una buena noticia la creación de una instancia que coordina los cuidados intensivos a nivel nacional. En cambio, no parece acertada la decisión de comenzar a capacitar a médicos para trabajar en esos cuidados sin haber consultado a la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva. Y directamente grave es la denuncia del intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, sobre una mutualista privada de su departamento que obliga a trabajar a personal en cuarentena.
Al tiempo que una pequeñísima fracción del personal uruguayo de la salud en la frontera comenzó a vacunarse en Brasil, ayer se supo que el expresidente Lula da Silva contrajo la enfermedad hace unas semanas, aunque atravesó la cuarentena sin complicaciones.
Otras dos buenas noticias sobre la lucha contra la enfermedad llegan del exterior. Por un lado se registra la llegada de un millón de vacunas a Argentina. Por otro, el “regreso” de Estados Unidos a la OMS, que se enmarca en –da impresión escribirlo– el proceso de reinserción del país en organismos globales, como el Acuerdo de París.
Para el final me permito recomendarles dos notas que se ocupan de extremos casi opuestos de nuestras posibilidades como sociedad. Una es un informe sobre la situación de los clasificadores de residuos: a su ya de por sí vulnerable e injusto modo de subsistencia se han agregado, con el actual gobierno y la crisis sanitaria-económica, el abuso policial y la escasez de material para trabajar. El otro artículo es de nuestro suplemento Cultura, que repasa los 20 años de Wikipedia, ese proyecto de saber colectivo que condensa, a pequeña escala, lo mejor del impulso humano por el conocimiento.
Hasta el lunes.