En sus primeras 24 horas en el gobierno, Joe Biden tomó varias decisiones para cambiar el rumbo político que había tomado el anterior presidente, Donald Trump, en particular frente a la crisis sanitaria que atraviesa Estados Unidos. “Lo que heredamos es mucho peor de lo que podríamos haber imaginado”, dijo este jueves a periodistas Jeffrey Zients, coordinador para las políticas contra el coronavirus del nuevo gobierno estadounidense.

Según informó CNN, el equipo de Biden manifestó que el gobierno de Donald Trump no tenía “ninguna estrategia” para abordar esta crisis. A partir de ahora, de acuerdo con Zients, el plan a seguir estará “impulsado por la ciencia, los datos y la salud pública”, y no por la política.

La emergencia sanitaria fue un tema central durante la campaña electoral y un motivo permanente de críticas de Biden a la gestión y el discurso de Trump, que durante meses se negó a usar mascarilla, convocó a encuentros partidarios multitudinarios y puso en duda de manera permanente la gravedad de la situación.

Estados Unidos está instalado en el primer lugar del mundo en cantidad absoluta de contagios, con 24,4 millones de casos confirmados, y de muertes, con 406.196. Al asumir la presidencia, Biden dijo que la cantidad de vidas que su país perdió por la covid-19 es similar al total de muertes que sufrió en toda la Segunda Guerra Mundial. El número diario de muertes por esta enfermedad en el país ronda las 3.000 personas por día.

El nuevo presidente dedicó este jueves diez de sus primeras órdenes ejecutivas a atender esta crisis, y presentó un plan con medidas para frenar la propagación del virus y mitigar su impacto. El documento presenta esta “estrategia nacional”, que de acuerdo con la agencia de noticias Efe incluye más fondos para autoridades locales, una campaña de información para prevenir el contagio, un aumento de la cantidad de test para detectar el virus y medidas para acelerar la reapertura de los centros educativos y de las actividades comerciales.

También tiene en cuenta una norma de 1950, que se aprobó en el marco de la Guerra de Corea ‒y a la cual Trump consideró acudir al comienzo de la pandemia‒, que habilita al gobierno, por motivos de seguridad nacional, a disponer que las fábricas de otros rubros se dediquen a la producción de mascarillas o respiradores. Tal como dispuso Biden el miércoles, durante 100 días será obligatorio el uso de mascarillas en áreas federales.

En ese plazo, además, el nuevo presidente se propone vacunar a 100 millones de personas. Para Zients, ese objetivo es “ambicioso pero alcanzable”. En su plan de respuesta a la covid-19 el nuevo gobierno incluyó la creación de nuevos puntos de vacunación. Hasta ahora fueron vacunadas 14,3 millones de personas en Estados Unidos, 4,3% de la población total, y 12,5% de la que se considera prioritaria en la inmunización.

“Vamos a tener que movilizar todos los recursos del sector público y privado”, dijo Zients. Destacó que “por primera vez existe un plan” en su país para atender esta situación, y señaló que es necesario que el Congreso apruebe fondos para llevarlo adelante.

En la Cámara de Representantes el Partido Demócrata tiene mayoría y en el Senado la puede alcanzar con el voto de la vicepresidenta, Kamala Harris. De 100 integrantes de la cámara alta, 50 son republicanos, 48 demócratas, dos independientes que suelen votar con estos últimos (entre ellos Bernie Sanders), y Harris puede desempatar si es necesario.

Biden también requiere del apoyo del Congreso para aprobar el plan de estímulo a la economía de 1,9 billones de dólares que presentó públicamente días antes de asumir. Entre esos recursos se cuentan partidas para el plan de vacunación y para una adecuación de los centros educativos que permita mantenerlos abiertos con medidas de distanciamiento que prevengan el contagio.

También otros planes de Biden requieren de la aprobación del Congreso, como su reforma migratoria, con la que 11 millones de inmigrantes sin papeles podrían legalizar su situación en los próximos años. Esta iniciativa es otra de las que marca un quiebre con el gobierno de Trump, que prometía expulsar a los inmigrantes indocumentados y construir un muro en la frontera con México.

Una orden ejecutiva de Biden derogó la declaración de emergencia nacional que le permitió a Trump derivar fondos hacia la construcción de ese muro; otra resguardó al programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, en español) que evita que sean deportados 650.000 inmigrantes que llegaron al país cuando eran niños; y otra dejó sin efecto el veto que impedía a personas provenientes de 11 países de mayoría musulmana viajar a Estados Unidos. Estas restricciones afectaban también a Venezuela y Corea del Norte.

Con respecto a Venezuela, Antony Blinken, el secretario de Estado designado por Biden, dijo que Washington continuará reconociendo al autoproclamado Juan Guaidó como presidente interino de ese país,y a la Asamblea Nacional electa en 2015 como el Poder Legislativo legítimo.

OMS, armas y calentamiento global

“Qué diferencia en un solo día”, dijo este jueves la líder de la bancada demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. En el comienzo de su administración, Biden también marcó su diferencia con Trump respecto de la decisión de volver a ámbitos multilaterales que su país había abandonado en el gobierno anterior, así como respecto del acuerdo sobre armas nucleares con Rusia.

Biden le propuso este jueves al gobierno de Vladimir Putin prorrogar durante cinco años el Nuevo Start, el tratado que fue firmado en 2010 y está vigente hasta el 5 de febrero, según dijo a The Washington Post Jen Psaki, encargada de prensa de la Casa Blanca. “El presidente ha dejado claro durante mucho tiempo que el Nuevo Start es de interés nacional para Estados Unidos. Y esta extensión tiene aún más sentido cuando la relación con Rusia es antagónica, como lo es en este momento”, afirmó.

Durante el gobierno de Trump este acuerdo no fue prorrogado, y uno de los obstáculos para extenderlo fue la exigencia de Estados Unidos de que también China estuviera comprendida. En octubre, Putin propuso prorrogar por un año este tratado, que pone un tope a la cantidad de armas nucleares que los dos países pueden tener.

Por otra parte, Biden anunció el regreso de Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud (OMS). En julio se haría efectiva la decisión de Trump de que Estados Unidos dejara este ámbito, al que el expresidente acusaba de estar sesgado a favor de China. “Volvemos a la OMS para ser parte de un esfuerzo coordinado global”, dijo Zients. El representante estadounidense en esa organización será Anthony Fauci, que si bien fue asesor de Trump, varias veces fue contradicho por el expresidente. En el nuevo gobierno, Fauci seguirá en su cargo y en el de director del Instituto Nacional para las Enfermedades Alérgicas e Infecciosas.

Además, Estados Unidos se sumará al Fondo de Acceso Global para Vacunas (Covax), que busca ponerlas a disposición de los países que no cuentan con posibilidades de adquirirlas. Por otra parte, según informó Efe, el gobierno estadounidense volverá a tener un Consejo de Seguridad Global para la Salud y Biodefensa, que se encargará de “monitorear riesgos biológicos emergentes y prepararse para ellos”.

A estas iniciativas se suma el regreso al Acuerdo de París sobre cambio climático, que fue una de las promesas de campaña de Biden. “Algunas de las órdenes ejecutivas que voy a firmar van a ayudar a cambiar el curso de la crisis de la covid y vamos a combatir el cambio climático de una manera que no lo hemos hecho hasta ahora”, dijo Biden ante periodistas en el Despacho Oval de la Casa Blanca. En junio de 2017 Trump empezó el proceso de salida, que se hizo efectiva en noviembre de 2020, lo que dejó fuera del acuerdo a uno de los países más contaminantes del mundo.