Sobreviviente de la idílica internet 2.0, la enciclopedia colaborativa aplica sus normas para garantizar veracidad y neutralidad, al tiempo que involucra a millones de voluntarios en lo que posiblemente sea el proyecto colectivo más admirable de este siglo. Es, además, una pasión uruguaya.

En marzo del año 2000, Jimmy Wales fundó una enciclopedia gratuita en línea llamada Nupedia. Su intención era que se manejara del mismo modo que las tradicionales, con un panel de expertos que realiza un extenso proceso de chequeo de la información. En enero del año siguiente, había menos de dos docenas de artículos terminados.

Larry Sanger, editor en jefe del proyecto, propuso complementarla con una enciclopedia editable por los usuarios, utilizando un software llamado wiki por la palabra hawaiana wikiwiki, que significa “rápidamente”. El 15 de enero de 2001 surgía Wikipedia como una parte de Nupedia; días después sería relanzada en forma de sitio web independiente y para 2003 absorbería los artículos de su difunta predecesora. (Estos datos son confiables, ya que fueron tomados de la versión en línea de la Enciclopedia británica).

Aquella era la época de la famosa “web 2.0”, un término popularizado a comienzos de siglo para definir a una internet más colaborativa, en la que los usuarios dejaban de ser sujetos pasivos y pasaban a formar parte de la producción de contenido. Contaba con herramientas tan variadas como la posibilidad de tener un usuario, la creación de blogs y la participación en redes sociales.

En ese clima surgió el sitio que se convertiría en blanco de todas las miradas tanto por su consolidación como material de consulta como por los críticos de sus características más esenciales.

¿Quién vigila a los enciclopedistas?

En medio de una realidad de ciclos noticiosos cada vez más cortos, en los que algunas máquinas de informar buscan alimentarse casi exclusivamente en busca de una mayor cantidad de interacciones, no sorprende encontrarse con Wikipedia en los titulares, siempre por las razones incorrectas: “Dieron por muerto a actor de Hollywood en Wikipedia”; “Escribieron ‘vago’ en biografía de político y así permaneció durante varias horas”.

Sin embargo, frente al cibervandalismo, que también se canaliza en imágenes trucadas y cuentas falsas de Twitter, la enciclopedia tiene varias formas de control. Porque todos los usuarios de Wikipedia son iguales, pero algunos son más iguales que otros.

Los usuarios anónimos, por ejemplo, ni siquiera precisan crear una cuenta para modificar información de un artículo. Sin embargo, aquellos artículos sobre temas polémicos o en los que se detectan “guerras de ediciones” pasan a estar protegidos. En esos casos, los cambios deben ser revisados y aprobados por una clase especial de usuarios llamados “bibliotecarios”.

Para hacerse una idea, en la versión en español de Wikipedia hay unos 15.000 usuarios activos y menos de 70 bibliotecarios. Uruguay, curiosamente, está en primer lugar por la cantidad de usuarios activos por habitante y apenas segundo detrás de España en usuarios activos totales.

Además de estos guardianes designados por votación, la página tiene políticas de uso que intentan evitar no solamente el vandalismo, sino la proliferación de falsa información. La propia página los resume en forma de cinco pilares.

1) Es una enciclopedia. Por un lado, esto marca la cancha en cuanto a los temas que pueden tocarse y su extensión. Pero además, mencionan específicamente lo que Wikipedia no es. No es un diccionario ni es (esto es muy importante para tener en cuenta) una colección de textos originales. Cada pedazo de información contenido en un artículo debería estar citado con un enlace a la fuente original, o señalado en caso de no estar presente.

2) Busca la neutralidad. Para ello pretende presentar la información desde todos los ángulos posibles y dar contexto a los artículos, para que los lectores puedan comprender cada una de esas visiones. Para esto también es fundamental la presencia de fuentes autorizadas y verificables. Cuando ocurren disputas sobre neutralidad, el artículo se señala como discutido y se intenta resolver el diferendo en los canales adecuados. Por supuesto, no es casual la elección de verbos como “buscar”, “pretender” o “intentar”. En los papeles (o los bits) parece más sencillo.

3) Es de contenido libre. Esto significa que quien colabore con un artículo debe aceptar la posibilidad de que cualquier otra persona en cualquier momento podría modificarlo, sin previo aviso. De hecho, se utiliza la expresión “sin piedad” para la posible edición y redistribución de aquello que se haya escrito. Al mismo tiempo, se impulsa el respeto por los derechos de autor de acuerdo con el tipo de licencia en que se encuentre cada uno de ellos.

4) Tiene normas de etiqueta. No están descubriendo la pólvora. Para que un montón de seres anónimos desperdigados por el planeta sigan dedicando tiempo (que es dinero) a crear y editar artículos es necesario un clima de colaboración y respeto. “Evita los ataques personales y las generalizaciones. Mantén la calma cuando se crispan los ánimos”. Caramba, qué útiles que serían estos consejos en el 99,9% restante de internet.

5) No tiene normas firmes. Más allá de las cuatro normas anteriores, claro. “No tengas miedo de editar por miedo a ponerlo todos patas para arriba”, señalan. Y alguien podría, justamente, editar la frase anterior para que no repitiera la palabra miedo. En el peor de los casos, las versiones anteriores de todos los artículos están guardadas, así que no hay forma de destruir Wikipedia de forma definitiva.

De todos modos, el número de editores activos, que son aquellos que toquetearon al menos 100 artículos en un mes, viene disminuyendo con los años. Del pico en 2007, una década más tarde se redujo a un tercio. Esto se explica por (precisamente) la cultura burocrática de Wikipedia y sus normas, además de que las herramientas de edición no son tan sencillas de utilizar en tablets ni en teléfonos inteligentes, dos factores que boicotean la llegada de nuevos editores.

Un dato simpático: de acuerdo con una investigación publicada en Management Science, el largo de la edición promedio en el sitio es de apenas 37 caracteres.

La vieja confiable

Wikipedia es uno de los diez sitios más visitados del planeta y, por lejos, la fuente más utilizada para resolver una discusión en un bar o para citar un trabajo estudiantil. Las herramientas de búsqueda como Google sitúan los artículos de la enciclopedia en lo más alto de los resultados, reafirmando su rol en los tiempos que corren.

Y mientras algunos prenden sus ciberantorchas y buscan vincular esta sabiduría aparentemente alejada de la academia con el resurgimiento de teorías delirantes como el terraplanismo, la revista Wired se animó a decir, en pleno 2020, que Wikipedia era ׅel último mejor lugar de internet”. “¿Se acuerdan de cuando Wikipedia era un chiste?”, escribió Richard Cooke en la revista. “La gente solía pensar que esta enciclopedia de colaboración masiva representaba todo lo que estaba mal en la web. Ahora es un faro guía de tantas cosas que están bien”.

Es el único de los sitios del top 10 y uno de los pocos del top 100 que no tiene fines de lucro ni nos bombardea con publicidad, husmea nuestra privacidad ni “sirve de caldo de cultivo para trolls neonazis”. Para Cooke, es uno de los pocos lugares que todavía mantienen el brillo utópico de los comienzos de internet. “Una enciclopedia libre que abarca todo el conocimiento humano, escrita casi en su totalidad por voluntarios no remunerados. ¿Podrían creer que ese fue el sitio que funcionó?”.

En 2005, la revista Nature publicó una comparación entre artículos de ciencia de Wikipedia y su rival simbólico de todas las horas, citado al comienzo de este texto: la Enciclopedia británica. Concluyeron en que la cantidad de “errores pequeños” en una y otra eran similares. En 2014, un paper de Harvard Business School señalaba que la enciclopedia colectiva tendía más a la izquierda que la otra, pero que con cada revisión los artículos se volvían más neutrales. En promedio, el sesgo político era casi igual.

El soporte material, en cambio, hizo la diferencia. Mientras la Enciclopedia británica luchaba contra la limitante del papel y la humanidad producía más y más conocimientos, más y más información para recopilar, internet y la posibilidad de acumulación virtualmente ilimitada le abrieron el camino a Wikipedia. La logística permitía no sólo una participación colectiva, sino también voluntaria, y eso también tiene su peso económico: si se tomara en cuenta el costo de las colaboraciones de su antecesora en papel, Wikipedia hubiera costado casi 2.000 millones de dólares para producirse.

Los “wikignomos” son los responsables de mantener en buena forma esta fuente de conocimientos: corrigen faltas de ortografía, ordenan la información y mantienen a raya a los vándalos. Algunos de ellos terminan involucrándose en mayor medida y se convierten en los famosos bibliotecarios. Al mismo tiempo, la plataforma atraía a los “entusiastas”; aquellos conocedores de algún tema que no pueden graduarse de ello, pero sí colaborar para presentar esa sabiduría y dejarla al alcance del resto de los mortales.

“Es un error pensar que la gente trabaja gratis”, dijo el mismísimo Jimmy Wales a Hacker Noon en 2018, y remató: “Se divierte gratis”. Entre quienes contribuyen con Wikipedia, “es divertido” es una de las principales razones más citadas para justificar el involucramiento. Detrás de cámaras, en los foros de discusión, se busca un clima amigable y hasta humorístico. Los chistes “desactivan tensiones, fomentan la cooperación alegre e incentivan la humildad”, señala Cooke. “Promueven una mayor lectura y una mayor edición”.

Uruguayas campeonas

Entre los puntos flacos que arrastra el proyecto está la falta de editoras (son menos de 20% del total), de biografías sobre mujeres (apenas 15%), así como la falta de artículos en las versiones de algunos idiomas. En nuestro país se ha intentado luchar contra esto.

Desde 2015 se realizan en Uruguay las editatones, jornadas en las que primero se explica el funcionamiento de las herramientas para editar Wikipedia y luego se forman equipos de trabajo para crear nuevos contenidos, que pueden formar parte de la lista de propuestas o no. Además de la mejora de la enciclopedia, se busca la generación de nuevos editores y editoras.

Hubo una editatón sobre autoras de Uruguay –mujeres uruguayas en el arte y la cultura, en la ciencia, en la arquitectura y el paisaje urbano– y hasta una más genérica sobre mujeres uruguayas en general. También se organizaron eventos centrados en la suma o mejora de artículos sobre la cultura afrouruguaya, y en 2018 hubo una específicamente sobre derechos humanos; tenía el objetivo de recuperar y visibilizar la memoria sobre violaciones de los derechos humanos en nuestro pasado reciente, dada la poca cantidad de artículos al respecto.

La jornada, cubierta en su momento por la diaria, culminó con la creación de 20 artículos, que se sumaron a los 24 existentes, además de la digitalización de cinco libros, la incorporación de datos de los centros de detención y hasta la realización de un mapa con sus ubicaciones.

“El capítulo uruguayo de la Wikipedia es una expresión más de nuestra sociedad. La cantidad de años que estuvimos sin investigar y sin avanzar en las causas judiciales hizo que el trabajo de las organizaciones sociales quedara encerrado en algunos ámbitos y no lograra circular”, dijo en su momento Manuela Abrahan, integrante de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH). Un ejemplo más serio de la importancia de esta enciclopedia a la hora de recopilar, ordenar y divulgar información.

Tenemos visitas

En 2018 llegó a nuestro país el mismísimo Jimmy Wales, quien en el brindis de su boda fue señalado por una de las damas de honor como “el único magnate de internet que no es un multimillonario”.

Su visita se dio en el marco del evento Move de Movistar, en el que empresarios emprendedores dan su visión sobre las tecnologías y su uso. Wales habló de la censura, del futuro de la información y de Wikitribune, un diario digital que sigue el modelo wiki. Acerca de la censura, dijo: “En el pasado los gobiernos podían filtrar ciertas páginas que no les gustaban, pero ahora que estamos encriptados no pueden ver qué página de Wikipedia estás viendo, sólo saben que están entrando en Wikipedia. Ya no está la opción de bloquear un par de páginas, ahora hay que aceptar todo Wikipedia o nada. Cuando hicimos este cambio no sabíamos qué iba a pasar. Pensamos que algunos países empezarían a bloquear Wikipedia completamente. La mayoría no lo hizo; China lo hizo, pero el resto no. Turquía es un caso único; creemos que cuando nos bloquearon pensaron que inmediatamente íbamos a borrar aquello de lo que se quejaban, pero no lo hicimos y no lo haremos”.

“Cuando miramos la censura política alrededor del mundo en Wikipedia, lo que es interesante es que siempre están preocupados por ciertas noticias, pero por lo que deberían estar más preocupados es por la filosofía de Wikipedia, que es que todos tienen derecho de participar en la discusión pública. Esto no es lo que los gobiernos autoritarios quieren”, agregó. Y se refirió a la democratización de la información, que también depende del acceso a las tecnologías: “El próximo millón de personas que ingrese a internet probablemente lo haga mayoritariamente desde un dispositivo móvil. Entonces, si sos una persona muy pobre en Uruguay y te conectás por primera vez en un dispositivo móvil no hay problema: la comunidad en español de Wikipedia es enorme, tenés la oportunidad de contribuir. Pero si estás en línea desde una comunidad que no tiene una Wikipedia existente es muy difícil contribuir desde el celular. Tenemos que facilitar eso”.