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UTU de La Blanqueada (archivo, julio de 2021).

Foto: Alessandro Maradei

Con un proyecto “multiasignatura” que sustituirá los exámenes y con certificados para el campo laboral, UTU comienza a dictar el nuevo FPB de dos años

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Para la presidenta de Afutu, los cambios al programa enfocado a adolescentes desvinculados del sistema educativo “no tienen objetivo pedagógico” sino económico.

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Leído por Mathías Buela.
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Pese a que los docentes sindicalizados pidieron que la reformulación del programa Formación Profesional Básica (FPB) pase para 2023, la Dirección General de Educación Técnico Profesional (DGETP-UTU) decidió ponerlo en vigencia a partir de este año con algunos cambios que, previamente, fueron planteados a las Asambleas Técnico Docentes (ATD) y luego fueron aprobados por el Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). “Se hizo todo legal”, afirmó a la diaria, el director general de UTU, Juan Pereyra.

Tal como informó la diaria, el programa ahora tiene como objetivo a adolescentes de 14 años, pese a que hasta el año pasado podían ingresar desde los 12 años. En tanto, el límite de edad máxima para ingresar a este curso es de 21 años, pero se recomienda que ingresen al programa entre los 14 y 17 años, porque a los 18 pueden ingresar al programa Rumbo, que es para que mayores de edad culminen la educación media básica en un año.

Además, la duración del programa pasó de tres años a dos. “Se reduce el tiempo de cursos, pero se aumenta la cantidad de horas presenciales, que va a quedar en 35 horas semanales” y con 17 semanas cada semestre, destacó Pereyra. Otro cambio “importante” es que “ahora va a quedar bien marcada” la semestralidad, porque al finalizar cada uno de los semestres “se le va a dar un certificado para el campo laboral”, según la especialización que haya elegido el alumno. Es decir, una vez finalizados los dos años del FPB, el estudiante va a terminar con el ciclo básico aprobado y, a su vez, con cuatro certificados para el campo laboral, cosa que antes no pasaba. Tendrá una estructura fundamentada en dos dimensiones formativas con un componente de formación general y otro de formación profesional, valoró.

Pereyra destacó que, incluso, “tienen una posibilidad que es muy elástica”, que permite hacer una orientación en un semestre y cambiar al siguiente. “Las puede variar, dentro de las familias que se han creado. Es muy elástico”, insistió.

A su vez, el jerarca informó que el nuevo FPB, que se pondrá en marcha a partir de marzo, agrupa orientaciones buscando que, al egresar, los jóvenes “logren procesos de autonomía para preguntar y preguntarse y expresar juicios de valor sobre situaciones sociales, culturales o científicas”. Asimismo, se apunta a que “comprenda y valore el entorno socioeconómico, la diversidad cultural y ambiental del mundo actual”. En tanto, manifestó que también se apunta al reconocimiento de “la importancia de la ciencia y la tecnología en nuestra sociedad actual y futura, y su relación con el mundo del trabajo”.

También se espera que los jóvenes desarrollen hábitos que fomenten “la colaboración y la promoción de valores que apunten a la empatía, así como estrategias para comprometerse con el aprendizaje a lo largo de la vida”. Por último, que sean capaces de construir un proyecto “ético de vida como ciudadano responsable, autónomo, proactivo, participativo, que comprende sus derechos y obligaciones, y aplique competencias prácticas para su desenvolvimiento personal”.

Evaluación

Por otra parte, Pereyra sostuvo que habrá cambios en el sistema de evaluación. Antes, finalizado el año, había una reunión entre los docentes y el alumno tenía que dar exámenes. A partir de 2022 UTU decidió eliminar los exámenes; según dijo Pereyra, para la población objetivo del programa dar un examen “no es algo bueno”, porque “ese día pudo haber tenido un problema o no estar en las mejores condiciones”. Por ende, la evaluación será una vez finalizado el primer semestre y “aquellos chicos que no lleguen al nivel necesario recibirán una especie de nivelación para que puedan entrar al segundo semestre”.

Finalizado el segundo semestre del primer año, “si no llega a un nivel que nosotros entendamos conveniente” se le vuelve a dar otro apoyo para nivelación y si no adquiere las competencias necesarias “no va a tener exámenes, sino que va a tener que hacer un proyecto tutelado en febrero”, dijo el jerarca. Asimismo, Pereyra agregó que dicho proyecto será “multiasignatura”, que luego será corregido y se le realizarán devoluciones hasta que lo apruebe. “Aprobando ese proyecto aprueba el año; se eliminan las evaluaciones tribunalizadas”, expresó.

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Funcionarios de UTU (Afutu), Mabel Mallo, dijo a la diaria que el cambio de este programa “no tiene objetivo pedagógico”, sino que es “simplemente un listado de materias”. “El nuevo FPB dice qué es lo quiere el joven, pero el joven no está preparado para decir qué es lo que quiere de la educación”, dijo. Según Mallo, las autoridades “plantean una onda voluntarista de la educación: vamos a preguntarles a los chiquilines qué es lo que quieren, algo que no los aburra, que la educación sea algo relacionado a lo emocional, divertido. La educación sí tiene que ser divertida, pero tiene que tener contenido. Andá a meterles estos programas a los privados a ver si te agarran viaje”, fustigó.

El “enfrentamiento”

Según Afutu, los centros educativos comunitarios (CEC) de UTU serán desmantelados. Sin embargo, Pereyra informó que pasan, en parte, a los FPB. Según definió en su momento la UTU, los CEC buscaban generar ámbitos que “posibiliten el desarrollo personal de los jóvenes, con énfasis en la integración social, la convivencia, la creatividad, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la resolución de problemas, la generación de proyectos y la comunicación, utilizando la tecnología como elemento clave transversal a todo el proceso”. La propuesta educativa es para jóvenes de 12 a 17 años de edad que se hayan desvinculado del sistema educativo o estén “disconformes” con su trayectoria educativa actual, y quieran “reincorporarse a la enseñanza pública”. Por su formato, que apunta a la flexibilidad, el programa no tiene grupos fijos y tampoco permite acreditar ningún tramo de la educación media a los jóvenes.

“La oferta CEC pasa a la de FPB porque entendemos que este programa [el FPB] se adapta muy bien a este tipo de población con los cambios que le hemos realizado; la oferta educativa del CEC no vamos a dictarla momentáneamente”, indicó a la diaria.

El jerarca sostuvo que si en el futuro se entiende necesario tener que volver a habilitar un CEC, “cosa que lo vemos muy lejano, puede llegar a darse la posibilidad”. Si bien dijo que la figura del CEC “no fue dada de baja”, se mostró convencido de que “el FPB es el curso ideal para este tipo de chicos”. Además, dijo que en los centros educativos en los que funcionaban los CEC se “reforzará” la presencia de educadores, habrá “algún adscripto más y algún tipo de asistente”.

Sin embargo, Mallo informó que “hicieron enfrentar” a los trabajadores entre sí porque se “intercalaron” las listas docentes de ambos programas. “Al intercalar la lista, mucha gente del CEC que venía con buenos puntajes hizo volar a algunos del FPB. Lo que ganó la UTU fue poner a trabajadores contra trabajadores, porque al intercalar hubo gente del FPB que quedó fuera de la lista, sin horas”, expresó la presidenta de Afutu.

Para Mallo, Pereyra tiene “manías fundacionales” que “no tiene sólo UTU sino también Secundaria”. “En este gobierno tienen la manía de que hay cambiar todo, y hay que cambiar lo que está mal, pero a veces cambian cosas que estaban bien. El CEC tenía un egreso buenísimo y tenía resultados que habían ganado hasta el premio de robótica. Lo sacaron porque es caro, porque al tener gurises en situaciones tan complejas, para los que a veces tenían hasta tres docentes en el aula, el CEC para ellos era un derroche”. La sindicalista planteó que no debe verse desde un punto de vista económico, sino “desde los resultados” con “chiquilines que no están socializados”. Según el informe de monitoreo educativo realizado por la UTU, las propuestas de los CEC alcanzaron 99% de acreditación, una cifra similar a los resultados de esta propuesta para 2019.

Diferencias

Desde la oposición señalaron que “el FPB no tiene la misma potencia” y que, además, un estudiante podría estar cursando un FPB y concurrir al CEC al mismo tiempo. El año pasado, el diputado por el Frente Amplio Sebastián Sabini le dijo a Pereyra en el Parlamento que ambos programas “tienen objetivos distintos”, que en el caso del CEC es el de “tratar de reinsertar, tanto en la vida laboral como en la vida académica, a esos gurises que están absolutamente por fuera”. En ese marco, el frenteamplista indicó que se trata de una oferta socioeducativa que “se va a perder simplemente por razones de edad”, dado que el FPB y los CEC atienden a diferentes tramos etarios.

Mientras tanto, para la sindicalista, las autoridades “pueden tener las mejores intenciones”, pero “no trabajan con una cabeza de educador” sino “de empresa, buscando los mejores resultados”. Asimismo, opinó que los 40 millones de dólares que el Banco Mundial le prestará a la ANEP vinieron “con condiciones a cumplir”. “Perdimos toda la inocencia cuando vimos toda la plata que vino, ahí nos damos cuenta de que atrás de eso debe haber algún tipo de intereses. Algo tenemos que hacer a cambio de ese dinero”, consideró.

El año pasado, a pedido de la UTU, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa hizo un informe de evaluación del programa FPB. Allí se concluyó que, dado el contexto de los “magros resultados” de la educación media básica en el país, “parece relevante mantener esta oferta y atender las preferencias de las familias que manifiestan interés en que sus hijos asistan al FPB, pero no lo logran”.

En paralelo a ese estudio, la UTU también hizo uno por cuenta propia. En el documento en que presentó sus resultados se resaltó que las “debilidades” del FPB refieren a su “implementación” y se planteó la necesidad de una mejor formación de docentes y equipos de dirección. Asimismo, se apuntó que el “desconocimiento” de la propuesta por parte de esos actores “se manifiesta en dificultades para resolver la integralidad en la práctica educativa en los EDI [espacios docentes integrados]”.

Según los datos de promoción de la Dirección General de Educación Técnico Profesional, el FPB se consolidó como la segunda propuesta con mayor cobertura de matrícula en la EMB. Los niveles de aprobación también han sido muy positivos (90,1%): “Hay que tener presente el criterio de flexibilidad y apoyo que también esta propuesta requiere”, concluye el informe.

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