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Luis Alberto Heber y José Manuel Azambuya, el 8 de febrero, en el Ministerio del Interior.

Foto: Mauricio Zina, adhocfotos

Cambios en la Policía “disimulan la continuidad” en una institución que “perdió en calidad democrática, transparencia y profesionalización”, según experto

8 minutos de lectura
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La caída de la cúpula policial era “demandada” hace tiempo por distintos actores, que si bien destacan la “profesionalización”, no “avizoran un cambio real”

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Leído por Andrés Alba.
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Esta semana cayó la cúpula de la Policía. Diego Fernández, director de la Policía Nacional, y Jorge Berriel, subdirector ejecutivo, que fue imputado por el caso de Alejandro Astesiano, fueron relevados este martes. Héctor Ferreira, subdirector administrativo de la Policía, y también indagado, había renunciado en diciembre por esta causa.

El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, afirmó que los cambios en la cúpula policial son para “consolidar los éxitos” de la gestión porque “nuestro pueblo precisa más seguridad” y que “nada tiene que ver” el caso Astesiano. El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, lo contradijo y reconoció que fue “un elemento más”, a la vez que planteó que fue “un cambio para dar un salto cualitativo, para mejorar y para un refresh en la gestión”. Las jerarquías salientes de la Policía tenían entre 60 y 70 años.

En la gestión de Fernández al frente de la Policía, hubo cambios en la mitad de las jefaturas policiales del país. Varios fueron cesados o renunciaron por estar involucrados en investigaciones asociadas a irregularidades, delitos y corrupción. Hubo jerarquías imputadas e incluso condenadas. También tenían en el entorno de los 60 y 70 años. En el primer año y medio, hubo ocho sustituciones en las 19 jefaturas de Policía y se sumó otra el año pasado. También hubo cambios en las direcciones nacionales.

Desde los sindicatos policiales han criticado fuertemente a esta “vieja guardia”. Los catalogaron en varias oportunidades como “nostálgicos de prácticas perimidas”. Hubo múltiples denuncias de los sindicatos policiales por la forma de aplicar la autoridad y por “persecución, acoso y abusos sistemáticos”, cuestión que relacionaron directamente con la emergencia que se vive en la Policía en relación con la salud mental y los suicidios. Además, hubo múltiples denuncias públicas y formales de abuso policial. También por el uso de miles de chalecos antibalas vencidos y por falta de equipamiento.

En cuanto a los delitos, los homicidios no paran de aumentar desde el último trimestre de 2021. En 2022 aumentaron 25,2%. El Ministerio del Interior también informó que subieron las denuncias de hurto (+1,1%) y las de violencia doméstica (+3,8%), mientras que las de rapiña bajaron (-7%), igual que las de abigeato (-5,9%).

La nueva cúpula policial

El nuevo director de la Policía Nacional es José Azambuya. Azambuya fue director de Policía Científica hasta que dejó su cargo en noviembre de 2020; había sido designado en 2016. Casi un año después, volvió a la Policía como jefe de Policía de Florida, tras la muerte de Ruben Saavedra en un accidente de tránsito.

Jhonny Diego asume como subdirector administrativo, puesto que era de Ferreira. Hasta ahora era jefe de Policía de Colonia. Antes fue subjefe de Policía de Canelones y subdirector de la Escuela Nacional de Policía.

Efraín Abreu asume como subdirector ejecutivo de la Policía, cargo que tenía Berriel. Abreu era hasta ahora director nacional de Educación Policial, cargo al que accedió luego de que Washington Curbelo fuera cesado cuando Luis Alberto Heber, ministro del Interior, asumió al frente de la cartera. Hasta ese momento, Efraín era subdirector de esa dependencia.

Curbelo fue el perito que participó en la investigación del homicidio de la madre del ministro Heber, Cecilia Fontana, y fue el responsable de que se truncara la investigación. Al frente de la Dirección Nacional de Educación Policial asumió Roberto de los Santos, que fue el perito que determinó que una policía participó en el homicidio de la madre de Heber a través de la escritura de un texto que acompañó el vino envenenado que ingirió y la mató. Curbelo lo contradijo y así truncó la investigación. De los Santos toma el cargo del que fue cesado Curbelo cuando Heber asumió.

Una continuidad que no avizora mayores cambios

Para Federico del Castillo, antropólogo especializado en el análisis de la Policía, las nuevas jerarquías “son perfiles interesantes”. “Son policías con carreras atravesadas por la profesionalización, especialmente en el caso del director [Azambuya], que jerarquizó muchísimo la Policía Científica y es una persona hiperespecializada, que tiene incluso manuales escritos sobre estos temas y es reconocido en la región”, señaló. Destacó que tanto Diego como Abreu tienen “mucha experiencia acumulada” en el área de la educación. “Vieron de cerca las dos gestiones”, mencionó, y enfatizó en que “son jerarcas con experiencia en la gestión de unidades desafiantes”.

“Esto hace que el movimiento sea interesante y digno de seguir”, alentó. Pero aclaró que “todo esto [considerado] en un plano individual de las trayectorias de estos policías”. “Donde se le puede sacar más jugo al análisis es pensando estos cambios de jerarquías en la coyuntura de la gestión”, indicó. Y alertó que “ahí el cambio se agota en sí mismo”: “Es un anuncio que no encarna el cambio de rumbo que necesita con urgencia esta gestión, si realmente lo que le interesa es producir transformaciones significativas en la Policía”.

“Son cambios que no nos dicen demasiado sobre que vaya a haber un cambio real o una mejora en la gestión, que fue lo que anunció el ministro”, alertó. Según Del Castillo, “hay una continuidad”, porque “son policías que adhieren a una filosofía jerárquica de la Policía, como los jerarcas salientes reflejan”. “Es un cambio que no nos dice nada porque el Ministerio del Interior no está proponiendo un paradigma de seguridad nuevo, una estrategia de seguridad nueva que venga a caballo de estos cambios”, manifestó.

En esta línea, el antropólogo planteó que esta “es una administración que ha estado marcada por la falta de ideas, por el desgobierno civil, por la entrega de la toma de decisiones y el diseño de la política de seguridad desde el ministerio hacia la Policía”, y por eso “hay que ver cómo se acomodan estos jerarcas nuevos en este esquema” y “si van a tener un liderazgo tan marcado como lo tuvieron los oficiales salientes, Fernández sobre todo”. “Es un cambio que no avizora las mejoras que el ministro anunció en la conferencia de prensa”, concluyó.

Del Castillo enfatizó en que “la noticia en realidad es este cambio que disimula la continuidad, la falta de ideas, la falta de audacia en la política para transformar a una institución que en las administraciones de Larrañaga y de Heber perdió en calidad democrática, transparencia, profesionalización, modernización, etcétera”. El antropólogo subrayó que “las autoridades políticas continúan pasivas a lo que en realidad necesita la Policía, que no es una transformación de su cúpula sino una transformación en serio, ambiciosa, estructural, de práctica, doctrinaria”.

Un perfil totalmente distinto

Para Robert Parrado, comisario mayor retirado, licenciado en seguridad pública y exasesor de Personas Ausentes y del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) sobre seguridad del Ministerio del Interior, “son tres personas que tienen un perfil totalmente distinto al comando que se aleja”, que “tienen una formación distinta, que los ubica en un plano de comunicación con el mundo externo a la Policía, con otros saberes y otras experiencias”. Destacó también “el relacionamiento con el Poder Judicial, basado en la experiencia que tiene Azambuya con la Policía Científica”, y afirmó que “tiene la capacidad comunicacional para relacionarse con el afuera con un criterio más integrador”. Indicó que “eso es bueno”. En el caso de Abreu, “que viene de la Dirección Nacional de la Educación Policial, también tiene un perfil que lo ubica en otro lugar dentro de la estructura policial”. “Son más jóvenes”, destacó. En el caso de Diego, “es un poco más antiguo que Azambuya y Abreu, eso de alguna manera también le da otra madurez en ese equipo”. “En la medida que dejen fluir el hacer policial y el mando político, habría un estilo comunicacional distinto. Sin duda, eso ayudaría bastante. Porque a nivel del comando que sale, eso fue un debe. No tenían casi voz en el afuera. Y eso es muy importante”, indicó Parrado. Por otro lado, expresó que “deberían cambiar roles”: “Uno de ellos debería estar destinado al interior para poder tener cercanía con las policías del interior”.

El descarte de la “vieja guardia”

Raúl Pereira, secretario de la Asociación de Funcionarios de la Jefatura de Policía de Maldonado (Sipolma), recordó que su sindicato hace poco más de un año pidió la remoción de Fernández ante los “constantes” cambios de jefes de Policía. Para el gremio policial fernandino, el exdirector de la Policía había “fracasado de forma inexcusable demostrando que es improvisado en la seguridad pública”, y reclamaban que la Policía sea liderada “por las nuevas generaciones” y no por “retirados nostálgicos que han reinstalado las viejas prácticas y costumbres que tanto daño han hecho”.

Según Pereira, “el transcurso del tiempo y los distintos acontecimientos le dan la razón a nuestro sindicato en cuanto a los distintos pedidos de cambios de autoridades que debían de hacerse en el Ministerio del Interior”. Lamentaron que “estos cambios llegan con más de un año de atraso” y por la inminente formalización de Berriel “en un hecho lamentable que mancha a la institución policial”. Cuando se tomó la decisión de cesar a Berriel, ya se tenía conocimiento de que este viernes sería imputado por los delitos por los que era acusado.

Pereira recordó que “hace poco más de un año desde nuestro sindicato expresamos que la Policía Nacional tenía que ser conducida por oficiales jóvenes con una formación distinta a la de la ‘vieja escuela’, irónicamente hoy escuchamos decir que las nuevas autoridades nombradas para dirigir a la Policía Nacional son oficiales que no son de la ‘vieja guardia’”. Sobre las nuevas autoridades, indicó que “esperamos lo mejor para seguir profesionalizando y modernizando a la Policía Nacional y recuperar los valores democráticos y republicanos que la Policía no debe de perder para convivir en la sociedad que elegimos vivir”.

La necesidad de un cambio y los “antecedentes” de la nueva cúpula policial

Patricia Noy, vicepresidenta del Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo (Sifpom), planteó que desde el sindicato policial expresaron públicamente su opinión sobre Fernández, “entonces, que sea removido y venga una nueva persona [que] para nosotros esperemos que sea favorable, porque con él no había una comunicación o receptividad a trabajar mancomunadamente las problemáticas de la Policía; todo lo contrario”. “En su momento, también expresamos que puestos que estaban en la conducción no estaban aggiornados a lo que es la Policía actual, dado que eran bastante retrógrados y traían una Policía de tiempos anteriores, donde no se tomaban en cuenta los derechos de los trabajadores ni su opinión”. Enfatizaron en que “había personas más capacitadas” y que en definitiva si lo que se busca “es combatir el delito y mejorar las cifras, con esas cabezas no se iba a lograr”, agregó Noy.

La vicepresidenta del sindicato afirmó que “estos jerarcas están más aggiornados y son más abiertos; entienden y están más informados, comprenden la sindicalización de la Policía y tienen otro vínculo con el personal”.

Destacó que con Azambuya tuvieron reuniones cuando asumió al frente de la Jefatura de Florida y que “se mostró receptivo y se trabajaron problemáticas en conjunto”. Respecto de Diego, recordó una declaración pública sobre la sindicalización, en la que dijo que, “en parte, el problema de la falta de policías se debía a la sindicalización, porque los policías se habían llenado de derechos y usaban eso para certificarse o jubilarse”. Por otro lado, comentó un episodio en que policías presentaron una denuncia con el apoyo de Sifpom y en el acta que le tomaron y fue ordenada por Diego les preguntaron “hace cuánto estaban sindicalizados” y “por qué habían comunicado al sindicato sobre esa problemática”. Ante esa situación, desde Sifpom se comunicaron con él y le plantearon que era una “persecución sindical”.

“Esperemos que haya un cambio en esa mentalidad, porque obviamente no aporta en nada y no vamos a avanzar”, indicó Noy. Y mostró apertura para el diálogo, a pesar de los antecedentes: “De nuestra parte, estamos siempre abiertos al diálogo. Esperemos una vez que asuman tener reunión con los tres y llegar a un diálogo y a un trabajo mancomunado. Obviamente si tiene esa mentalidad, capaz que es difícil, pero vemos positivo el cambio, porque Azambuya sí se ha mostrado receptivo”. Por otra parte señaló que “igual hay que hacer varios cambios en las jefaturas y direcciones de Policía, y darles la oportunidad a los más jóvenes y abiertos a otro tipo de trabajo”.

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