Una posible historia del cómic nacional a escribirse en los próximos años seguramente señalará el momento -hacia la mitad de la primera década del siglo XXI- en que la producción historietística emergió de las tinieblas del under y comenzó a arriesgarse a otra visibilidad, otra presencia. Mirando desde el borde de la década parecen configurarse, o volverse más reconocibles, ciertos cambios en las actitudes de los creadores (una brecha, en cierto modo, entre los historietistas formados en la década de 1980 y los que hicieron sus primeras armas a fines de los 90), nuevas modalidades de público (la supervivencia de una convención anual como Montevideo Comics es un buen ejemplo de ello) e iniciativas de financiación (por ejemplo, los Fondos Concursables del MEC) que permiten, quizá comprender un poco mejor las circunstancias que facilitan movidas como el reciente premio de historietas basadas en relatos de Onetti o la difusión que están alcanzado creadores como Renzo Vayra o la gente de la revista Cisplatino.

Es en este contexto que la editorial Belerofonte, dirigida por el escritor Rodolfo Santullo (Perro come perro, Las otras caras del verano, Cementerio norte), adquiere un rol de considerable importancia, no sólo por la calidad artística de sus producciones (Los últimos días del Graf Spee es quizá el ejemplo más claro) sino también por la pujanza con la que se propone y alcanza nuevos objetivos. Cena con amigos y Gladiador son dos de los últimos libros editados por Belerofonte, ambos publicados en colaboración con la editorial argentina Loco Rabia y presentados simultáneamente en Buenos Aires y Montevideo. Gladiador está escrita por Ricardo Ferrari e ilustrada por Oscar Capristo, ambos argentinos y veteranos de revistas como Heavy Metal, Fierro, Skorpio y Hora Cero; en un dinámico estilo gráfico con referencias al manga y en riguroso alto contraste, cuenta una variación -con salida- de la vieja historia de Chuang Tse, que tras una noche de vívidas flores y vuelos no podía determinar si era un hombre que había soñado que era una mariposa o una mariposa que había soñado toda su vida con ser un hombre. En la ficción de Ferrari y Capristo el gladiador Caladus Sempronio Albo se superpone a la vida de un asesino brutal juzgado por más de catorce homicidios; la defensa, por supuesto, sólo arriesga la carta de locura: el preso afirma ser un gladiador de las épocas del Imperio Romano y no hay manera fácil de saber si miente de modo descarado o si en verdad lo cree. Curiosamente, algo similar ocurre en ciertas páginas de VALIS, la novela definitiva de Philip K Dick, en la que un ciudadano de la Roma de los primeros años del cristianismo se fusiona con un escritor de ciencia-ficción de los años 70 del siglo XX.

El recurso del blanco y negro (que recuerda un poco a la legendaria Sin City, de Frank Miller) le va como anillo al dedo a esta historia breve y directa (alguna metáfora vinculada al combate cuerpo a cuerpo sería muy adecuada para caracterizar su tono narrativo) tramada en torno a oposiciones como ficción-realidad, pasado-presente, locura-cordura, verdad-mentira; el final, quizá un poco repentino, abre un contexto mayor -mucho mayor, de hecho- que resuelve la situación -o la complica aun más-.

Cena con amigos, escrita por Santullo y dibujada por Marcos Vergara (no confundir con Matías Bergara) es, a primera vista, un relato costumbrista centrado en un grupo de amigos, esas amistades que sobreviven a los años, a las diferencias de carácter, ideología u objetivos, y que incluyen siempre alguna historia de amor olvidada o tratada de olvidar. En este contexto hay una muerte: uno de los amigos aparece muerto en su bañera después de una cena con final tormentoso; la narración, que sigue las vidas de los seis amigos, sus pasados y sus encuentros, parece enroscarse en torno a un relato policial que nunca vemos con claridad. Es un acierto de Rodolfo Santullo este juego con los géneros narrativos, de hecho muy a la manera de otras de sus producciones, la ya mencionada novela gráfica Los últimos días del Graf Spee (en la que una trama de intriga a lo Hitchcock se articula con una narración a la manera de la novela histórica o, hilando más fino, con cierta ucronía sutil a la manera de Neal Stephenson, que también juega de un modo muy inteligente con la novela histórica, el policial y la ciencia-ficción), por ejemplo, o la novela Cementerio norte.

Cena con amigos fue originalmente publicada, en formato tira semanal, en el blog Historietas reales (www.historietasreales. wordpress.com), pero no sufre para nada su metamorfosis en libro; de hecho, los añadidos a esta edición, como los personajes dibujados por Max Aguirre para su prólogo y las “fotografías” del grupo de amigos en la primera página, retratados en momentos diversos de sus vidas, aportan una dimensionalidad extra a la historia.