Si alguien se imaginó que el primer premio restringido a pintores organizado por el Estado iba a tener como ganadora a una imagen de Artigas, estaba equivocado. Tanto el primero como el segundo premio, que recayeron en Eduardo Cardozo y Martín Mendizábal, correspondieron a pinturas más bien abstractas y fuertemente ancladas en la sensibilidad contemporánea. “Paisaje en primavera o suspensión temporaria de algunas relaciones”, del primero, es una pintura realizada con óleo, acrílico, grafito y pastel, en un soporte de 150 por 200 centímetros, e iguales dimensiones tiene la tela de la obra de Mendizábal, sin título y realizada con “técnica mixta”.

Cardozo y Mendizábal fueron parte de los 19 seleccionados que escogió de entre 94 postulantes el jurado integrado por Alfredo Torres, Pedro Da Cruz y Fidel Sclavo. El resto de la nómina lo completaron Martín Pelenur, Analía Sandleris, Elena Caja, Rita Fischer, Rodrigo Fló, Roberto Cancro, Claudia Olaso, Rául Rulfo Álvarez, Martha Escondeur, Diego Píriz, Santiago Pérez, Javier Bassi, Claudia Anselmi, Cecilia Mattos, Marcelo Mendizábal y Claudia Ganzo.

La ceremonia de premiación, que se realizó anoche en el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV), fue breve. El director del Museo, Enrique Aguerre, se mostró satisfecho de haber podido organizar tres actividades -la muestra del acervo del Palacio Legislativo, la reunión de los Premios Figari y este concurso- que de alguna manera dan cuenta de tres “edades” de la pintura nacional. El catálogo de las tres estará disponible sobre fines de mes.

Feliz, Eduardo Cardozo (Montevideo, 1965), afirmó que el premio le significa un reconocimiento en una época de cambio: “Por una parte, he venido dejando el acrílico y trabajo más con óleo. Por otra parte, el vacío tiene cada vez menos protagonismo en mis cuadros; hay más composición, más estructura”.

A su vez, el artista se mostró satisfecho de que en la selección del jurado, aunque tal vez demasiado restringida, no primara la temática “bicentenaria” (con la excepción de la obra de Rulfo, una cita a “El juramento de los Treinta y Tres Orientales”, de Blanes). “A veces en algunos salones nacionales hay demasiadas 'ocurrencias', que con el tiempo se desarman. Acá en cambio no hubo esos excesos de ingenio, sino una primacía de la imagen, del trabajo. Por otra parte, creo que es mejor homenajear a la pintura misma, a la tradición pictórica, que a un suceso histórico puntual”, opinó Cardozo.

Todas las obras de los finalistas del concurso estarán en exhibición hasta fin de mes en la parte central de la sala central del MNAV, rodeadas de varias muestras de gigantes históricos como Torres García, Barradas y Cuneo.