-Cuando se habla de "El casamiento", la línea temática que más se trae a colación es el tema del cambio de sexo de Julia. Sin embargo, la veo más como una película sobre el amor y la vejez.

-Creo que se vincula mucho más con el amor; definitivamente, es una historia de amor. Después, si la podemos ubicar en los temas que se pueden desglosar en esta relación entre Julia e Ignacio, la tercera edad podría ser el otro tema que tiene más color en el subrayado, porque todo el tema de la identidad sexual y el cambio de sexo de Julia, junto a otro tema que se pasa por alto, como es el de la pobreza, no están para nada subrayados; no me gustó hacer énfasis en esas dos cuestiones. No me parecía relevante, me parece que ya está, se ve. Lo que me interesó, al menos desde mi mirada, es la historia de amor y de compañerismo que hay entre ellos. Por supuesto que está la conversión de Julia por un lado y los conflictos que le genera a Ignacio por otro, pero en realidad eso sería un corto, un cortito. Lo que le da peso al film es esa cuestión épica de esos 20 años de relación. Algunos pueden ver "El casamiento" también como un acto de activismo, en esta coyuntura de hoy, en el Uruguay de hoy, pero yo no creo que la película vaya tanto por ese lado. Al menos no fue mi intención.

-Incluso cuando el activismo toma un caso así, uno nota que al mismo tiempo parte del discurso es muy 
tradicional.

-Igual te digo que los grupos de pertenencia a esta temática lo pueden tomar como referencia porque se presentan los temas de una manera muy natural. Eso también es movilizador.

-Pero lo que se repite mucho es un discurso de modelo convencional hombre-mujer, más allá de las particularidades de la pareja de Julia e Ignacio.

-Desde ese lugar la película es totalmente conservadora. Y me parecen muy interesantes esas capas de conflicto que tiene, porque en realidad una obra no puede evitar los conflictos. Es más, los debe provocar. Creo que en ese sentido, y de una forma muy armoniosa, fui encontrando una sinfonía llena de conflictos, pero que en la historia fluye. Eso es lo que me hace sentir conforme. Ahora, algo importante que hay que decir es que en esta pareja no se perciben grandes discursos, están totalmente ajenos y alejados de todo esto. La necesidad de casarse no es una necesidad de reivindicar nada, es una necesidad básica de los dos, que no está contextualizada en una movida de ningún tipo.

-¿Cómo se articula el tema de la vejez en tu obra? Te lo pregunto porque ya había estado bastante presente en "El círculo" y en "La espera".

-En realidad, no me atengo mucho a analizar los puntos recurrentes. Es cierto que la vejez es un tema recurrente, al igual que la identidad; la vejez es un estado al que por momentos le temo pero por momentos anhelo. Lo anhelo porque la vejez te da una impunidad con la que no contamos cuando somos jóvenes. Eso me seduce mucho: la impunidad de la vejez. Cuando uno es niño no sabe, pero cuando uno es viejo vuelve a ese mismo estado habiendo recorrido una vida, y se puede descargar y vengarse de la vida. Es un estado que observo mucho de los viejos; algunos me despiertan admiración porque creo que se están vengando de la vida. O sea, toma el estado ese de que a un viejo nadie le dice nada y se descarga. Te despreocupás de un montón de cosas, hasta de la pulsión sexual. No sé cómo serán las cosas ahora en los tiempos pos-Viagra, pero llegás a un momento en que lográs vengarte de todo. Me gustan esas personas que en determinado momento aprietan la tuerca y se pasan de rosca. Además, te das cuenta de que cuando pasa eso, no pasa nada tampoco. No es tan grave. No hay nada tan grave. Hoy nos tenemos que preguntar qué es lo grave. O incluso: ¿hay algo realmente grave?

-Últimamente has estado trabajando más activamente en documentales. ¿Creés que es el lugar que encontraste o te es indiferente?

-Me es indiferente. De hecho, dudo de la pureza del documental y de la potencia de la ficción. Lo que me ha pasado es que me he encontrado con historias reales que son más potentes que cualquier cosa que me pueda imaginar. Entonces, ¿para qué voy a desarrollar un guión de ficción si este retrato o el planteo de un dispositivo sobre esta situación o esta vida es más potente que lo que yo pueda crear? Me siento limitado, me siento mediocre ante la realidad. No puedo llegar ni siquiera a la mitad de las increíbles sensaciones y variables de historias con las que me encuentro.

-¿Cómo es que das con estas historias? ¿Es por puro azar de la vida o las buscás?

-Estas historias me llegan. En este caso, conocí a la pareja hace 20 años. Terminé de hacer "Yo, la más tremendo" y una de las protagonistas me presentó a Julia. En ese momento Julia era una referente ineludible del movimiento travesti en Montevideo, a principios de los 90, porque había tomado la decisión de operarse. En ese momento recién empezaba su relación con Ignacio: conozco a la pareja casi desde los comienzos. En ese sentido las historias, por alguna razón, me llegan. No es que me apunto en una agenda “voy a salir a buscar algo sobre este tema” y salgo. No hay una línea, no puedo identificar un camino del tipo “voy a armar un conjunto de piezas que hablen sobre la identidad sexual”. Por supuesto, este tema de la transexualidad y el travestismo siempre me interesó, porque de cierta forma me dispara a las diferentes formas de interpretación que tenemos cada uno como actores y referentes sociales. Creo que todos somos una gran representación de nosotros mismos. Nosotros dos estamos acá, somos Agustín y Aldo, pero acá hay también algo más de estar interpretando un papel. En el caso del que adopta y opta ser otro sexo es el paso extremo de eso. Eso fue lo que más me enganchó. Es como la multiplicidad de discursos, o la mentira. Yo no le llamo “mentira” sino “multiplicidad de discursos”: creo que son todos válidos. La sexualidad es una actuación. ¿Qué hombre heterosexual no fingió ser un hombre viril o supermacho, o hacerse el guapo? ¿No es una exageración de ser hombre? Un documental nunca es la expresión de una verdad. Puede incluso buscar la mentira. Esas proclamas bastante de pacotilla de “el documental busca la verdad, busca representar la realidad” y todo eso… Esto me pareció genial, este escenario y estos mundos de autoconstrucción me parecieron geniales, porque rompen con todo eso y se instala otra cosa que es la construcción permanente, las permanentes versiones, y cambio de humor y cambio de estética y cambio de nombre y no sé qué. Eso me pareció una metacapa fascinante para las películas.

-Algo que tiene que ver un poco con esa relación entre el documental y la realidad es que yo pensaba que tenías horas y horas de filmación y después leí en una entrevista que estuviste sólo 16 días…

-Sí, sí, muy poco. Eso es otro mito del documental: que para tener un buen documental tenés que tener 1.000 horas grabadas. Pero eso no significa nada. Yo te digo más: si hacés un documental y tenés 1.000 horas grabadas, creo que tenés algunos problemas con el punto de vista. Es decir, 500 horas grabadas es raro… Yo te digo que si tenés pensado cuál es el punto de vista, dónde te parás, qué querés contar... ¿y te vas 500 horas? No hay métodos para hacer una película, pero si filmás 500 horas vas a tener un problema enorme en edición.

-En tu caso está la idea de filmar una película como un guión de ficción y, por otro lado, está esa otra teoría de registrar la realidad con cámara fija, casi con ese anhelo científico de que la realidad venga por sí sola.

-Sí; creo que ahora hay muchas vertientes sobre la imagen y la realidad. Me parece súper válido, pero creo que son cosas más de la academia, medio descolgadas, justamente, de la realidad. Creo que el soporte 16, 35 mm te permitía tener una reflexión previa a cada toma, al porqué de cada situación; eso ayuda desde el vamos. Ahora con el digital a veces pasa eso de “bueno, yo primero filmo y después lo reduzco”. Esa idea de que en el montaje todo lo arreglo cayó en un montón de facilismos que luego, al ver el producto conceptual o artísticamente, te das cuenta de que están entrampados en la superficie, en la fachada. A veces veo documentales que quieren rodar la realidad tal cual sucede, y hasta que la realidad es cruda y es fea y es dura no dejan de filmar. Ta, todo bien, pero vos podés tener una mirada sobre esa realidad. ¿Qué significa la realidad? Me parece que no hay mucha reflexión sobre eso.