Cartas de dos de los italianos más famosos de la historia han sido el eje de agrias discusiones monetarias en los últimos días, por motivos diametralmente opuestos pero relacionados ambos con el dinero. Por una parte, el Vaticano declaró que no piensa pagar ni un euro a cambio de una misteriosa carta de Miguel Ángel que un ex empleado de la Santa Sede sostiene haber localizado, y que le habría sido sustraída al Vaticano hace ya varias décadas.

La carta pertenecería a un oscuro archivo (representado ficcionalmente en la novela Ángeles y demonios, de Dan Brown) que no es accesible más que a un limitado círculo de empleados de la Fábrica de San Pedro, y según una investigación de Il Messagero, su ausencia había sido notada hace casi 20 años, manteniéndose en secreto hasta que un antiguo empleado de la Santa Sede le pidió a Angelo Comastri, arcipreste de la basílica de San Pedro, la suma de 100.000 euros a cambio de revelar quién la posee actualmente. Pero aunque las cartas de Miguel Ángel son extremadamente raras, ya que no tenía costumbre de escribirle misivas a nadie, el padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, declaró que no van a pagar ninguna suma a cambio de la información, ya que se trata de documentos robados. Tampoco aclaró si se pretendía seguir adelante con alguna investigación policial, ni habló sobre el contenido de la carta.

Mientras la Santa Sede no sabe cómo recuperar esa valiosa carta, la fundación Casa de Alba no sabe cómo deshacerse de otra carta igualmente valiosa, de Cristóbal Colón. Un tribunal de Madrid denegó a la fundación la autorización de vender una carta del navegante genovés en la casa de remates Christie’s, especializada en costosos objetos de arte o históricos. La carta fue escrita por Colón a su hijo Diego en 1498 y es una de las siete que Casa de Alba tiene en su poder. Aquejada por la crisis que ha afectado a toda la cultura española, la fundación pretendía vender dicha carta en unos 21 millones de dólares.

Pero por desgracia (para la fundación), los encargados del cuidado del patrimonio cultural español declararon que el documento era “un bien de relevancia excepcional para el Patrimonio Documental Español, dada la importancia del personaje y de las colecciones de las que ha formado parte”, a lo que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid respondió prohibiendo la extradición y venta de la carta, argumentando que el documento fue cedido al Archivo General de Indias y que forma parte de un conjunto indivisible, el archivo privado de Cristóbal Colón y, para hacer aún más imposible su venta, solicitaron que se incluya la carta en el listado de Bienes de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, la máxima protección legal posible. Todas malas noticias para la fundación Casa de Alba, que pretendía sanear su mala situación económica actual con la venta de la misiva, lo que se ha vuelto virtualmente imposible.