Juan Sartori y Guido Manini Ríos fueron las figuras más novedosas del último ciclo electoral. Entre las cosas que comparten podríamos enumerar su sintonía con fenómenos internacionales (empresarios candidatos, populistas de derecha), su presentación como personas ajenas a la política, su rápida transformación en actores tradicionales de esa misma configuración política y su alineamiento para gobernar bajo el liderazgo de Luis Lacalle Pou. Esta semana, además, ambos senadores acapararon titulares debido a conductas inaceptables en quienes cumplen funciones públicas.
Sartori se negó a dar a conocer el patrimonio de su esposa, quien es hija de un “oligarca ruso”, a pesar de que la ley lo obliga para personas con su cargo. Aunque el castigo que podría llegar a recibir resultaría apenas simbólico para alguien de tan buen pasar, habrá que ver qué medidas toma el Partido Nacional, que lo adoptó entre sus filas hace apenas tres años.
Manini, por su parte, se vio obligado a dar una conferencia de prensa para negar, una vez más, su vínculo con el Instituto de Colonización. Más allá de las responsabilidades del ente y de la familia Moreira-Manini en una irregularidad con terrenos públicos que lleva décadas, el hecho se suma a diversos episodios de inconductas que acumula, a pesar de su corta existencia, la agrupación Cabildo Abierto, que conduce el militar retirado.
Mientras estos dos “recién llegados” a la política hacían su show, desde el núcleo del gobierno que ambos integran se firmaba, sin mucho alboroto, una resolución fuerte: la de la habilitación a los grandes grupos de televisión y cable a distribuir internet, quebrando así el monopolio de Antel en el área y abriendola a grupos privados. Tanto el sindicato del ente como diversos dirigentes políticos evalúan negativamente la resolución del Poder Ejecutivo, e incluso hay quienes cuestionan su legalidad, en tanto afecta las funciones que debe cumplir Antel por el decreto que la fundó. También en estos días, el gobierno presentó el plan para la generación de energía con hidrógeno, y aunque se trata de un esquema muy general y mediato, ya adelantó su deseo de que no sea monopolizado por Ancap.
Al menos esta semana, entonces, los accidentes personales no impidieron que el gobierno encabezado por el Partido Nacional persista con el achique de las empresas públicas, no ya privatizándolas, como intentó hace tres décadas, sino despojándolas de sus atribuciones.
¿Qué más pasó en estos días?
- Hubo una marcha por la educación en un clima de recorte presupuestal y persecución a docentes sindicalizados.
- Reflotó (el término es intencional) la idea de hacer un puerto en el Dique Mauá.
- Javier García, ministro de Defensa, ordenó impedir el aterrizaje en Carrasco de un avión venezolano (que ahora está detenido en Buenos Aires), pero no queda claro por qué, así que será llamado a dar explicaciones en el Parlamento.
- Colombia elije hoy entre un candidato de izquierda y un empresario.
¿Qué más leer?
- Pablo Iglesias, fundador de Podemos y exvicepresidente de España, estuvo en nuestro país. Lucas Silva y Roberto López Belloso lo hicieron hablar de su idea de “derecha mediática”, de las crisis de su partido y de las perspectivas de la izquierda hispanoamericana.
- El ghosting (cuando yo era joven le decíamos “borrarse”) presenta asimetrías según el género, de acuerdo a esta nota de Stephanie Demirdjian.
- La semana pasada Santiago Soto publicó el “Índice malla oro”, que grafica las ganancias de los exportadores, y ahora dio a conocer el “Índice del pelotón”, que visibiliza la pérdida de salario real que viene ocurriendo desde 2019.
- Una gran mayoría de la población cree que en Uruguay hay mucha gente pasando hambre, según un estudio de la Usina de Percepción Ciudadana.
- Sin embargo, el negocio de la alimentación no deja de dar millonarios, ni acá ni en el resto del mundo.
- Uno de ellos es el supermercadista Francisco de Narvaéz, perfilado aquípor Leticia Castro.