La incorporación de las potencias emergentes al mapa de administración mundial del poder, el fin del predominio del dólar como moneda global de referencia económica y el incremento de los controles en Estados Unidos son realidades y necesidades para la consolidación de un mundo poscrisis basado en una lógica de mayor equilibrio y estabilidad.

Estos conceptos fueron expresados esta semana por el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, en una conferencia titulada ¿Y después de la crisis?, que tuvo lugar en la Universidad Johns Hopkins, donde opinó que “el viejo orden económico internacional estaba luchando por mantenerse a la par de los cambios antes de la crisis” que eclosionó con el derrumbe del mercado de hipotecas inmobiliarias de alto riesgo de Estados Unidos. “Como se acordó en Pittsburgh la semana pasada, el G20 debería convertirse en el principal foro para la cooperación económica internacional entre los países industrializados adelantados y las nuevas potencias. Pero no puede ser un comité independiente. Tampoco puede ignorar las voces de los más de 160 países que quedan fuera”, sugirió.

El ejecutivo valoró que la rápida y enérgica respuesta de China a los efectos de la crisis exhibió su rol de factor estabilizador de la economía global, pese a su alta dependencia de las exportaciones. En ese contexto, añadió que el porvenir económico de Estados Unidos dependerá de cómo gestiona su enorme déficit fiscal, cómo se recupera sin generar inflación y de si regula su sistema financiero. “Pero Estados Unidos cometería un error si diera por sentado que el dólar seguirá siendo la moneda de reserva predominante”, ya que “de aquí en adelante surgirán cada vez más opciones” monetarias, advirtió, según afirmó en BM.

El directivo opinó que, frente a la crisis, el Departamento del Tesoro (Ministerio de Economía) “necesitaba más facultades para reunir a un conjunto de distintas autoridades encargadas de las reglamentaciones”. En ese sentido, recordó que “el Tesoro es un Departamento del Poder Ejecutivo y, por lo tanto, el Congreso y los ciudadanos pueden supervisar de manera más directa cómo ejerce toda facultad adicional”.

La evolución previa al estallido de la crisis en los países en desarrollo, de signo positivo, quedó afianzada en el marco de ese proceso que afectó principalmente a las naciones más desarrolladas, lo que debería ser potenciado en adelante. “Un análisis más amplio revela que un modelo de crecimiento más equilibrado e incluyente para el mundo se beneficiaría con la existencia de varios polos de crecimiento”, aseguró. En virtud de ello y “con inversiones en infraestructura, las personas y la empresa privada, los países de América Latina, Asia y Oriente Medio en general podrían hacer un aporte a la ‘nueva normalidad’ de la economía mundial”, propuso Zoellick.

En los últimos años, el bloque conformado por Brasil, Rusia, India y China, denominado BRIC, ha potenciado la visibilidad de los países emergentes.