Los comentarios fueron hechos en el marco de una mesa redonda que tuvo lugar ayer en Montevideo bajo el título “Regionalismo: economía y política”, en la que expuso Pravin Krishna, docente de la Universidad Johns Hopkins, cuyo trabajo fue comentado y criticado por Sanguinetti y Ricardo Markwald, investigador de la Red Mercosur.

Según el estudio presentado por Krishna, el desvío de comercio generado por la creación del bloque implicó “un aumento de los volúmenes de exportaciones en bienes que los países del Mercosur no producen muy eficientemente”, principalmente vinculados a las industrias automotriz y textil, y “eso no es una cosa buena”. A su entender, las exoneraciones impositivas que beneficiaron a esos rubros fueron claves para la consolidación del bloque.

Sin embargo, Sanguinetti discrepó y valoró como “débil” la ponencia de Krishna, indicando que la consolidación del Mercosur no puede explicarse exclusivamente desde el punto de vista comercial sino que deben observarse otras aristas, políticas y sociales. “Si se quiere explicar el Mercosur no se puede usar la teoría económica tradicional”, aseguró. “La evidencia sobre desvío de comercio es débil: está basada en un par de sectores que aumentaron sus orientaciones comerciales al Mercosur, autos y textiles, pero no mucho más”, declaró Sanguinetti, recordando que en dichas industrias ni siquiera se produjo una liberalización completa.

También refutó que la consolidación sea fruto del comercio entre “estos dos sectores”, porque en ese caso el bloque “hubiese sido creado por unas pocas industrias automotrices, y eso no fue así”.

Las razones que condujeron a la creación del Mercosur deben buscarse “no sólo en el comercio sino también en cuestiones políticas o sociales”, relacionadas con la “convergencia estratégica”. “No es que íbamos a pasar de 5% o 6% de comercio intrarregional a 70%, sino que pasamos [...] a 25% o 28%”, apuntó Sanguinetti, precisando que se trata de economías pequeñas en escala, por lo cual “era y es importante mantener el comercio con el resto del mundo”. “El Mercosur no genera muchas ganancias, pero eso lo sabíamos”, enfatizó.

El bloque “tenía una promesa de integrar servicios, inversiones, negociar con terceros mercados para obtener acceso”, pero muchos de esos puntos siguen en el debe. En ese sentido, destacó que la consolidación de su crecimiento debe provenir de la “integración energética y en infraestructura”, porque “generará vínculos más permanentes que lo comercial”.

Ombudsman regional

A su turno, Markwald mencionó el papel de Brasil en la región y el rol de los acuerdos regionales en su política externa, destacando que ese país tiene la “aspiración de transformarse en el líder de los vecinos”. Explicó que “todo Brasil está de acuerdo en que tiene un rol para jugar a nivel mundial”, transformándose en “un actor relevante”, algo que ha logrado mediante su participación en el G20 y en las alianzas del bloque emergente BRIC (Brasil, Rusia, India y China).

Markwald resaltó que Brasil “definió una región sudamericana”, dado que antes “América del Sur era sólo un continente geográficamente, mientras que desde el punto de vista comercial se hablaba de América Latina y el Caribe”. “Brasil incorporó el ámbito regional donde quiere mostrar su liderazgo, y lo logró”, evaluó.

Coincidió con Sanguinetti respecto de la necesidad de tejer una integración energética y en infraestructura, pero extendiéndola no sólo al Mercosur sino también al resto de Sudamérica. Ello, enfatizó, sería mejor que seguir generando “instituciones vacías” en torno al bloque.