A principios del presente mes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su reporte semestral de Estabilidad Financiera Global, que analiza el estado actual del sistema financiero internacional y sus perspectivas para el corto plazo. En éste se destaca una evolución bastante más favorable en el desempeño del sistema financiero mundial respecto de su último informe, publicado en abril. Según el FMI, si bien persisten ciertos rasgos de vulnerabilidad en el sistema, son bastante menores a los percibidos y padecidos entre fines de 2008 y principios de 2009, cuando se había desatado el caos financiero global. Si bien los principales sistemas financieros del mundo han sido sometidos actualmente a mayores control y rigidez regulatorios, las medidas que salvaron al conjunto y lo condujeron a través de un túnel de estabilidad fueron otras.

Los principales gobiernos de estas economías aplicaron fuertes políticas expansivas, básicamente monetarias, aunque también fiscales, con el objetivo de inyectar toda la liquidez necesaria para recomponer las carteras de los bancos, apuntando a restablecer el flujo de crédito en toda la economía; pero, principalmente, de que esa liquidez se volcara al propio sistema para poder seguir funcionando. Como resultado de estas medidas, la mayoría de las grandes instituciones financieras empezó a obtener resultados positivos luego de varios trimestres de contundentes pérdidas, por lo que la cotización de sus respectivas acciones comenzó a subir en función del mayor apetito de los inversores. La gran ventaja que han tenido estas entidades es que se han podido fondear a tasas muy bajas, por no decir nulas, debido a la política reactivadora aplicada por la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, equivalente al Banco Central) y la gran mayoría de los bancos centrales del mundo, mediante la fijación de tasas de interés bajísimas; los bancos han ido colocando esos fondos a través de préstamos y, fundamentalmente, comprando bonos soberanos a tasas más bien moderadas. Este claro margen entre el costo de fondeo y los rendimientos en las colocaciones ha explicado la mejora en las ganancias de la mayoría de los bancos internacionales, dejando en evidencia la dinámica del mecanismo de rescate, en el que el propio sistema financiero, luego de ser salvado por el Estado, termina financiando su déficit, pero a un nivel de tasas claramente superior.

Rojo interno

Sorprendentemente, la situación actual del sistema financiero uruguayo no corre por el mismo sentido sino todo lo contrario, marcando no pocas diferencias. El sistema financiero local, a diferencia de lo expuesto anteriormente a nivel internacional, no exhibe síntomas de vulnerabilidad ni posee gran volumen de “activos tóxicos” o incobrables, ni padece de elevada morosidad en sus carteras, como sí sucede en los principales balances del sistema financiero internacional; éstos, según lo previsto, persistirán hasta no haber salido de forma completa de las fases recesivas de la crisis, que se prolongarán, al menos, durante todo 2010.

Tanto los indicadores de solvencia como los de morosidad siguen mostrándose sólidos y mejorando gradualmente, pero la escasez de mejores negocios sigue marcando la tendencia negativa en las ganancias de los últimos meses. Esto es lo que muestra el último reporte divulgado por el Banco Central respecto de las cifras de las instituciones de intermediación financiera. Concretamente, en el mes de setiembre, siete del total de 12 instituciones instaladas en plaza arrojaron resultados negativos, lo que determinó que en el total del sector privado las pérdidas alcanzaran los 4.800.000 dólares. Estas pérdidas del mes anterior se suman a las de agosto, de 9.200.000 dólares, y a las de julio, de 2.500.000 de esa moneda, lo que marca tres meses consecutivos de resultados negativos para el conjunto del sistema a nivel privado. Al considerar la evolución en lo que va del año, la dinámica aparece como muy similar: de enero a setiembre el total del sistema acumula una pérdida de 25.800.000 dólares. Esta cifra esconde la escasa uniformidad en los resultados de las propias entidades. Es así que el mejor resultado lo obtuvo el Santander, principal banco privado del mercado, con 36.400.000 dólares de ganancias, seguido muy de lejos por el Crédit, con 2.900.000 dólares de utilidades. Por otro lado, los peores resultados fueron los del Nuevo Banco Comercial, con -23.700.000 de dólares, seguido por el Bandes, con -17.600.000 dólares.

Faltan proyectos

Como en todo negocio, la rentabilidad está ligada al nivel de actividad que una empresa u organización tenga. En el caso de los bancos comerciales, su actividad central consiste en captar depósitos y colocar esos fondos a través de créditos. Considerando el volumen de negocios como la suma de depósitos captados y de créditos otorgados al sector no financiero, se llega a que el nivel de actividad medido en dólares en setiembre, respecto del último mes de resultados positivos, que fue junio, se incrementó en un 2%; pero ello es explicado por un aumento de los depósitos del orden del 4%, ya que el monto de créditos registra un descenso, leve, de 1%. A su vez, el monto total de los depósitos en los bancos privados alcanza los 8.360.000.000 de dólares, lo que significa un elevado nivel de fuentes de fondos para ser colocados; sin embargo, al parecer no encuentran un destino que luzca rentable y seguro, dado que el monto de créditos brutos totales es notoriamente inferior, alcanzando los 3.571.000.000 de dólares.

Por lo tanto, la carencia de buenos negocios, relacionada a la actual baja propensión de los bancos a prestar, parece explicar parcialmente los magros resultados de estas instituciones, que no logran obtener el rendimiento deseado para colocar sus fondos. A este aspecto local habría que agregar la situación internacional de bajas tasas de interés, teniendo en cuenta que cierta parte de los depósitos recibidos por los bancos locales son colocados en operaciones del exterior, cuyos rendimientos han bajado drásticamente en lo que va del año como consecuencia de las medidas tomadas internacionalmente para paliar la crisis global.