El arroyo Miguelete, el principal curso de agua de Montevideo, nace en la zona rural y muere en la Bahía, tiene una extensión aproximada de 22 kilómetros. Desde la década del 50 comenzaron a producirse progresivos asentamientos de población irregulares en sus márgenes. Ello significó no sólo la disposición de líquidos residuales al arroyo, sino también el vertido de residuos sólidos asociados a una de las principales actividades económicas de los ocupantes de los asentamientos: el reciclado de basura.

Durante años, el Miguelete sufrió altos grados de contaminación debido a la implantación de numerosas industrias en su cuenca, a la que arrojaban fluidos sin tratamiento. Sin embargo, actualmente los vertidos de las empresas -cerca de un centenar- son prácticamente nulos. “Las empresas en Uruguay son relativamente pocas y el control de efluentes industriales es muy efectivo”, dijo a la diaria Néstor Campal, director de Desarrollo Ambiental de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM).

Campal mencionó que a raíz de esos vertidos, que se produjeron hasta la década del 80, hay un efecto remanente que se produce al no tener recuperación de flora y fauna. Pero si se observan los vertimientos de los últimos cinco años, el contenido de plomo bajó diez veces. El Plan de Saneamiento III que se desarrolló entre 1996 y 2006, generó transformaciones significativas en la cuenca del arroyo Miguelete. De acuerdo a material proporcionado por la comuna, entre otras cosas, se relocalizaron 155 viviendas y “se construyeron obras de saneamiento de alto impacto ambiental, se instalaron plantas de clasificación y valorización de residuos sólidos -llamadas ecopuntos- y se acondicionaron varios tramos de las márgenes como parques públicos, además se pusieron en marcha programas de monitoreo que aportan una base firme a la sostenibilidad del proceso de recuperación”.

Campal explicó que a pesar de las mejoras que se pueden ver en la zona, lo que sigue afectando las aguas del Miguelete es el aporte de materiales sólidos. “El problema son los residuos sólidos que se reciben a lo largo del curso de agua. En eso también hubo mejoras, si mirás el parque lineal, en toda la zona comprendida entre Propios y Millán, que era todo asentamientos; ahora es parque, pero todavía quedan varios lugares con vertimientos de sólidos, que es el principal problema que tiene el agua del Miguelete”.

Para Campal, eso se soluciona con el Programa de Integración de Asentamientos Irregulares (PIAI) o con el trabajo dentro de los asentamientos que realizan cooperativas que funcionan dentro de éstos, sacando los residuos de rechazo de la clasificación. El segundo método es disminuir las clasificaciones en el hogar, algo que acostumbra hacer el 85% de los clasificadores. “La IMM construyó diferentes sitios de clasificación, pero hay que caminar mucho en ese aspecto. El impacto mayor lo produce el vertimiento de los clasificadores y de muchos vecinos, que tiran directamente la basura en el arroyo aun teniendo recolección”.

A pesar de todo lo avanzado por el Plan de Saneamiento III, a lo largo del Miguelete sigue habiendo una veintena de asentamientos con miles de personas que tiran residuos a sus aguas. La directora del PIAI, Susana Pereyra, dijo a la diaria que ninguno de esos asentamientos está en la órbita del PIAI, y agregó que el PIAI no es el único organismo que puede actuar en estos casos.

Premio al saneamiento

La capital montevideana acaba de recibir el premio a la ciudad mejor saneada de América Latina y el Caribe, galardón entregado por la International Water Asociation (IWA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) durante un congreso en México. El premio consiste en una obra de un artista plástico mexicano más una serie de cursos y becas de formación profesional para funcionarios de saneamiento. “No se está premiando una acción momentánea, sino un plan de desarrollo de saneamiento que se ha realizado en los últimos años, así como lo que se prevé para el futuro”, dijo Campal.