La conferencia internacional que dará por inaugurado el CUDIM está prevista para el 19 de marzo de 2010. Se espera, en esa ocasión, contar con la presencia de los pesos pesados de la técnica PET de Estados Unidos, Japón y China, así como de varios países de Europa. “Nos estamos preparando para tener el primer paciente en esa fecha”, dijo el científico uruguayo Henry Engler, presidente del CUDIM.
El equipamiento que acaba de arribar al país consiste en un ciclotrón más una serie de equipos suplementarios que provienen de la fábrica de ciclotrones de Upsala, Suecia. De este modo, Uruguay podrá ofrecer exámenes de cáncer de cerebro, pulmón, ovarios, testículos, glándulas paratiroideas, glándulas suprarrenales, entre otros.
Además, el ciclotrón abre un campo grande en el área de neurología, enfermedades de Parkinson, epilepsia, Alzheimer y otras formas de demencia, aunque la lista es verdaderamente extensa. “Vamos a precisar ayuda del gobierno para cubrir los costos, pero nuestra idea es que cualquier persona en Uruguay tenga derecho a hacerse esos exámenes, que de otra forma serían inaccesibles para el grueso de la población, ya que pueden costar cerca de 10.000 dólares”, dijo, y agregó que para evitar una posible avalancha de gente que quiera realizarse el estudio habrá que tener indicaciones muy precisas de qué es necesario. Asimismo, Engler mencionó que el nuevo equipamiento permitirá desarrollar la parte de cardiología y realizar exámenes muy avanzados del corazón, ya que las máquinas son lo suficientemente potentes como para ver el estado de las arterias de ese órgano. “Tenemos la preparación para hacer investigación de primera línea, tuvimos un simposio el 22 de octubre en la Universidad de la República en el que participaron investigadores de muchísimas áreas, se presentaron 30 trabajos científicos pensados para realizar en colaboración con nosotros. Se está generando una efervescencia muy grande en torno a lo que nosotros podemos ofrecer, junto con el Instituto Pasteur, el Clemente Estable, investigadores particulares, la Facultad de Ciencias, de Medicina y de Química. Vamos a instalar un laboratorio que será fantástico”, dijo el médico a la diaria.
En relación con los 17 millones de dólares que les fueron adjudicados por el Banco República, Engler opinó: “Es una deuda grande, pero con este emprendimiento apuntamos muy muy alto, a ubicarnos entre los primeros del mundo”.
¿Cómo funciona?
El funcionamiento del ciclotrón no es algo sencillo de entender, pero para los interesados en tecnología de avanzada, física y química, Engler detalló los pormenores de la tecnología PET: “El ciclotrón genera un campo magnético en el cual las partículas son aceleradas. Funciona como un cañón para disparar sobre ciertos gases y eso hace que se cree lo que se conoce como ‘radionucleidos’. Con ese ciclotrón nosotros podemos marcar esos radionucleidos, que generalmente son el Flúor 18, el Carbono 11 y el Oxígeno 15. Esos átomos quedan inestables después del bombardeo; entonces, van liberando positrones para volver a su estado natural. Son partículas cargadas, como un electrón que gira al revés, como un electrón positivo. El ciclotrón crea esos átomos inestables; después, nosotros, mediante un procesamiento de química, los metemos dentro de diferentes moléculas, y esa sustancia se puede inyectar dentro del cuerpo humano”, explicó.
“Luego se pone a la persona dentro de la cámara -que aún no ha llegado al país- y la persona genera esa radiactividad, desde su interior hacia afuera. Hay unos cristales muy sensibles que detectan cuando esos positrones se mueven a muy pequeñitas distancias -de menos de un milímetro- y tienen una colisión con electrones que hay en toda la materia que está dentro de la persona. Entonces se produce un fenómeno de la física que se llama ‘aniquilamiento”, agregó.
Una vez que se aniquilan esas partículas, salen dos rayos a 180 grados que tocan los cristales de la cámara que los registra; entonces, una computadora muy potente calcula el sitio donde se produjo el choque de las partículas. “Cuanto más partículas hay generando eso, hay más densidad, y se va creando una especie de mapa tridimensional del cuerpo, según cómo se va distribuyendo la sustancia”, dijo. Según Engler, la sustancia que más se usa se llama FTG y es simplemente azúcar marcada con Flúor 18. Eso se debe a que todos los órganos consumen diferente y se ven en diferente tonalidad. “En una escala con todos los colores del arcoiris el músculo se ve de color azul, pero si tenés un tumor, como el tumor consume enormes cantidades de azúcar, se ve rojo. Se observan los bordes del tumor, se puede identificar muy precisamente, y ver cuán activo está”.
Batería de moléculas
“El azúcar se usa en todos los lugares donde hay PET, pero nosotros no sólo vamos a usar azúcar (que no es bueno para determinados tipos de cáncer, como el de próstata, que es el más común entre los hombres) sino que vamos a desarrollar una batería de moléculas. Tenemos químicos que están ahora aprendiendo a hacerlas en Upsala. Vamos a traer un trazador que es especial para cáncer de próstata y otro para los tumores de cerebro que no consumen tanta azúcar”.
Engler lo explica de una manera gráfica y sencilla: las neuronas consumen más azúcar que todo el resto del cuerpo: si se hace una imagen de una persona (con azúcar) parece un fósforo, porque todo el cuerpo está azul y la cabeza, roja. De modo que ese método no es bueno para detectar los tumores de cerebro. “Estamos preparándonos para contar con un arsenal de sustancias”, resumió.