El Auditorio Nacional Adela Reta se inauguró varias veces. Podría decirse que se fue inaugurando por partes. Por ejemplo, en el último año del segundo gobierno de Julio María Sanguinetti, en 1999, se inauguró la sala Hugo Balzo, mientras que en 2001 Jorge Batlle realizó una pequeña inyección de capital para presentar la ópera Aída en la sala Fabini. Pero en ninguno de los dos casos existía habilitación contra incendios ni aire acondicionado, y en la Fabini ni siquiera había butacas: unas sillas de plástico desentonaban bastante con un espectáculo de ópera. Además, las salas fueron inauguradas -aunque sin reunir las condiciones para ello- y luego cerradas, sistemáticamente, en una jugada que fue interpretada por muchos como una forma de que los presidentes de turno pudieran llevarse algo de crédito del interminable proyecto.

Ayer -a casi 40 años del incendio que lo dejó reducido a escombros y cenizas- se volvió a inaugurar el complejo, aunque en los hechos se está habilitando el 80% de las obras completas, con la salvedad de que en este caso las salas no se volverán a cerrar y seguirán funcionando, con un acondicionamiento de primer nivel.

También quedarán prontas la fachada y la vereda -que probablemente se amplíe en un futuro cercano-, todo lo cual beneficiará el entorno, que con una obra de esas dimensiones parada durante 21 años está prácticamente tugurizado.

El proyecto data de 1986, cuando se llamó a concurso para realizar un complejo de espectáculos en el predio que supo ocupar el SODRE en Andes y Mercedes, en pleno punto de entronque de la Ciudad Vieja y el Centro. En aquel entonces el equipo ganador estaba integrado por los arquitectos Singer, Vanini, Magnone y Di Pólito. Las obras comenzaron en 1988 pero el contexto se mostró particularmente ingrato.

Durante esta etapa de obras iniciada en 2008 la construcción está a cargo de la empresa contratista Álvaro Palenga SA, asociada a Campiglia Construcciones. El complejo tiene un área total de 25.000 metros cuadrados, que comprende dos salas, camarines y locales para artistas, sala de ensayo, talleres, foyers, cafetería, área de exposiciones, etcétera. Se están realizando obras de acondicionamiento escénico, eléctrico, térmico, acústico y contra incendios. Trabajaron más de 350 personas y la inversión fue de 18 millones de dólares. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) aportó más de dos millones de euros para el equipamiento escénico (diferente al proyectado, que hubo que adaptar y modernizar), las butacas y el desarrollo institucional.

La sala que se inaugurará tiene un aforo para 2.000 espectadores, un cielorraso con cortinados que permiten realizar la regulación acústica, revestimiento de roble y yesería con barandas de bronce.

Durante la conferencia de prensa, en la que estuvieron presentes la consejera del SODRE Cristina Fernández; el director general del organismo, Júver Salcedo; la directora de obras Eneida de León; y la representante de la AECID, Aurora Díaz Rato Revuelto, se agradeció especialmente al presidente Tabaré Vázquez, a los ministerios de Educación y Cultura, de Economía y Finanzas, de Transporte y Obras Públcias, a la Corporación Nacional para el Desarrollo y a la AECID por el esfuerzo que permitió cumplir con la meta propuesta e “inaugurar una nueva etapa para el SODRE”.

Más vital

La directora de obras Eneida de León dijo a la diaria que el acontecimiento reviste importancia desde el punto de vista urbano porque la zona se potenciará con la presencia de 2.500 personas y todo lo que ello representa.

Consultado acerca del entorno, el arquitecto José Neiro, profesor grado 5 de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura (Universidad de la República), lo comparó con un agujero negro. “Como consecuencia todo el entorno se ensombreció y no fue usado de la forma en que debería haber sido usado, aprovechando esa conexión muy rápida que tiene con el área portuaria y la estación de AFE. Todo ese circuito que yo llamaría del norte de la bahía lo estamos desperdiciando de una manera escandalosa”, señaló.

A su entender, “al igual que la Torre Ejecutiva y el Teatro Solís, el nuevo edificio del SODRE funcionará como generador de nuevas iniciativas. Cada vez que un edificio se pone en condiciones, la gente inmediatamente lo usa, lo recrea, y eso genera en sus alrededores un circuito gastronómico y de servicios. Esto es positivo tanto para los usuarios como para quienes habitan el área, ya que implica un mejoramiento del espacio urbano y una revitalización potente de todos los elementos que tejen la ciudad”, agregó.

Para la arquitecta Cristina Pastro, directora de la División de Planificación Territorial de la IMM, es un elemento muy positivo que se incorpora a la ciudad. Pastro recordó que el edificio se comenzó a construir sin que se realizara previamente un estudio urbanístico de impacto. “Se proyectó y se comenzó a edificar, pero no se hicieron estudios urbanísticos y, aunque se hubiesen hecho, hoy ya no tendrían valor porque la dinámica es otra. Eso implica un esfuerzo que no estaba previsto y que vamos a tener que llevar a cabo todos los ciudadanos”, señaló.

Para solucionar la falta de planificación urbana, la comuna amplió el alcance del proyecto previsto en el Plan Especial de la Ciudad Vieja, para integrar en él la zona del auditorio y responder a los impactos que producirá el uso del nuevo teatro.

Un aspecto importante a resolver es la falta de estacionamiento. “Es uno de los temas que el proyecto tendrá que solucionar. También hay que hacer estudios de tránsito, ya que el edificio está rodeado de arterias muy transitadas. Además se analizarán los aspectos comerciales, la espacialidad pública y los equipamientos del entorno”, dijo.

Pastro destacó la importancia de finalizar las obras: “Pasamos de tener una especie de baldío, un espacio que no aportaba nada positivo, a contar con un edificio de valor que se incorpora a la ciudad y se integra a una dinámica de revitalización de áreas centrales como parte de una política nacional y municipal”, concluyó.

La preinauguración tendrá lugar el 20 de noviembre, con la presencia del personal de la institución y de quienes trabajaron en la obra, junto con sus familiares. La programación del ciclo de apertura busca, en medio de la austeridad que ha caracterizado el presente año, presentar una serie de actividades realizables en el corto tiempo que resta y con la infraestructura técnica actual, además de contar con los cuerpos estables como principales protagonistas del ciclo.

El 21 de noviembre se presentarán el Coro y la Orquesta Sinfónica del SODRE, dirigida por Federico García Vigil, junto con los solistas Amiram Ganz (violín), María José Siri (soprano), Adriana Mastrángelo (mezzosoprano), Gerardo Marandino (tenor), Ariel Cazes (bajo). Intrepretarán el Himno Nacional, Fantasía para violín y orquesta, de Eduardo Fabini, y la Sinfonía Nº 9 Op. 125 en re menor, de Beethoven. Pero ése es sólo el comienzo.