La baja conflictividad fue la tónica de 2009 y nada indica que ello pueda cambiar en lo poco que resta del año. Pero las perspectivas para 2010 son inciertas y hay quienes esperan un mayor nivel de enfrentamiento obrero-patronal, tanto por la reanudación de los Consejos de Salarios como por la previsible puja en torno al Presupuesto quinquenal que elaborará la nueva administración. En noviembre la conflictividad fue “la más baja del año”, según el índice mensual de la Universidad Católica: se redujo a la mitad respecto del mes anterior y fue una décima parte de la registrada en noviembre de 2008. El informe señala que “estos resultados probablemente se expliquen porque en octubre y noviembre hubo elecciones nacionales, hecho que debe haber insumido buena parte de las energías”.

Baraibar aseguró que ese resultado se explica por “una conjunción de cosas” y no únicamente por el año electoral, que, si bien incidió, fue un factor menor ante cambios estructurales en el relacionamiento laboral. Esto redujo la conflictividad a “temas puntuales y particulares”. A su entender, la realidad “requiere que seamos un poquito menos desconfiados”. “Es algo difícil, muchas veces el empleador ha visto al trabajador como un enemigo potencial, y muchas veces los empleados han visto a su patrón como un enemigo que los está tratando de perjudicar; tanto una cosa como la otra es mala y lo que hace es generar conflictividad entre las partes”, analizó el jerarca.

De cara al año próximo descartó que la conflictividad vaya a aumentar sustancialmente, porque se “ha recuperado la confianza” y los trabajadores saben que “existen mecanismos de negociación colectiva que les dan garantías”. Abogó por una mayor interrelación entre empresarios y trabajadores, aumentando los diálogos y copiando “algo que hacen las empresas del primer mundo, que se reúnen permanentemente con los representantes de los trabajadores”. “Si ellos lo hacen, y les va mucho mejor que a nosotros, ¿no será buen negocio?”, se preguntó el secretario de Estado.

Casi insólito

Mailhos dijo a la diaria que 2009 fue “un año atípico” en virtud de que el movimiento sindical “ha sido totalmente consecuente con el gobierno y por ello ha evitado el conflicto en este año electoral”. Criticó a la administración por haber “estado a favor de los sindicatos” y afectar de ese modo en forma directa las relaciones laborales, ya que el empresariado “no fue escuchado nunca”, incluso ante las dificultades por la crisis mundial. No obstante, aseguró que con el nuevo gobierno “se abre un camino de esperanza y de lograr un mayor diálogo con las nuevas autoridades”. Agregó que, “insólitamente”, quien estuvo “más sensible a los planteos empresariales últimamente fue el senador [José] Mujica, así que tenemos una cuota de confianza y crédito importante de que va a saber escucharnos”.

A su vez, admitió que el sector empresarial cometió errores y dijo que, “por supuesto, debe haber un cambio de actitud” propio. “A partir de ahora comienza una nueva etapa en la que se debe reflexionar sobre lo que se hizo bien y mal”, reflexionó el ejecutivo.

Uno de los errores del sector privado, a su entender, fue haberse retirado de la comisión en la que se discutió la Ley de Negociación Colectiva. “En el futuro se deberá retomar el diálogo en esta instancia con la nueva administración, porque no se puede no dialogar”, adelantó. “Sólo esperamos que esta vez nos escuchen”, remató. Respecto del sector sindical, criticó la “soberbia que tuvieron a la hora de negociar, a sabiendas de que a sus espaldas tenían un gobierno consecuente con ellos”. Sobre la conflictividad para 2010, aseguró que desde su sector “hay crédito y confianza en que el nuevo gobierno genere instancias de diálogo” para evitar su incremento.

Verdad consecuencia

Castellano, por su parte, señaló a la diaria que la baja conflictividad de 2009 se origina en el “proceso iniciado en 2005, de relaciones laborales diferentes a las que había, que generaban una situación de precarización y de pérdida de poder adquisitivo” de los salarios. De esa forma “se fueron generando las rondas de Consejos de Salarios, la negociación colectiva, que permitieron adecuar las condiciones de trabajo, posibilitando que en estos cuatro años se haya recuperado gran parte [del salario real], casi la totalidad de lo perdido durante la crisis de 2002”, celebró.

Sin embargo, admitió que el año electoral incide directamente porque “hay menos posibilidades de conflicto, porque no hay Ley de Presupuesto, no hay Rendición de Cuentas, los convenios colectivos en su mayoría están vigentes y, salvo en los casos de incumplimiento, no hay motivos que puedan generar conflictividad”.

Con relación al período que se abre, indicó que “las relaciones laborales y la negociación colectiva deberán tener una mirada mucho más a mediano y largo plazo, y no tanto a la urgencia del momento”. Sobre el punto, recomendó “incorporar aspectos importantes en lo que refiere a la distribución del ingreso, el crecimiento de la masa salarial, elementos de productividad, que incluyan la formación laboral y la creación de nuevos puestos de trabajo”.

En cuanto a las perspectivas de relacionamiento intersectorial, el dirigente de la central aseguró que “la conflictividad es una consecuencia, no una causa”, y valoró que a partir de marzo próximo el país tendrá un nuevo gobierno con el “que habrá que definir aspectos estratégicos, como la política laboral para el próximo quinquenio”. “En ese proceso de discusión tendrán que participar los trabajadores y los empresarios, y habrá que ver cómo se desarrolla”, reflexionó.