El balneario rochense que ahora es Parque Nacional (la categoría elegida para su ingreso al SNAP) está ubicado sobre la ruta 10 en las inmediaciones del kilómetro 264.

Allí esperan los grandes vehículos para hacer los traslados hacia el interior del Cabo, ya que el ingreso en transporte individual está terminantemente prohibido. Un puesto de información, en donde entregan folletos, bolsas para tirar residuos y gorritos del SNAP, ilustran la entrada que en poco tiempo tendrá un cambio importante. En breve, el Polonio tendrá una única puerta de ingreso, con una terminal donde se podrá acceder a información sobre el predio, y estacionamiento, entre otros servicios (ver la diaria 01/09/09).

Área tomada

Gustavo Acosta fue guardaparque de Cabo Polonio durante la pasada temporada. Tal como explicó a la diaria, sus tareas principales consisten en el control de las especies de fauna y flora del lugar, en brindar educación ambiental a quienes visitan el predio, y poner al alcance de la mano de los turistas la mayor cantidad de información de calidad posible para promover en la población la importancia de preservar el área. Acosta no duda en afirmar que “el Cabo es un poco especial” y agrega que “es un sitio que está siendo habitado heterogéneamente con diferentes conflictos”. “Hay gente que vive hace mucho tiempo y ha desarrollado alguna actividad comercial, y cuando el Estado, que ha estado ausente durante mucho tiempo, llega con esa idea de plantear un área de conservación, entra en contraposición con los intereses de estas personas”, explicó. Dijo además que la puja es enorme entre quienes quieren conservar el lugar lo más natural posible y la gente que tiene poder económico y político que busca el desarrollo económico y turístico sin tener en cuenta el factor depredación. “El hotelero, el transportista, el gastronómico, todos necesitan tecnología y confort que no están en la línea de lo que se propone. Como guardaparque nos vemos frustrados y entendemos que este nuevo proceso es positivo”, afirmó.

No sólo se reguló el sistema de ingresos sino el de traslados. Habitualmente, las distintas empresas que se encargaban de ingresar a los visitantes arenas adentro realizaban una competencia libre, por lo cual se hacían muchos viajes sin llenar los vehículos (algunos de dimensiones jurásicas). Pero, tal como explicó a la diaria el director de Turismo de Rocha, Pedro Quartino, mediante el nuevo sistema, todos parten del mismo lugar con el transporte lleno. “Eso permite ahorrar combustible, reducir la cantidad de viajes y, por ende, el impacto ambiental que producen los recorridos”, dijo Quartino.

Y así fue. Se llenó un vehículo y entramos al lugar, poblando de golpe esa punta rocosa que es el Cabo Polonio. Algunos pobladores se sumaron a la fiesta y prepararon para la ocasión banderas de colores que representaban simbólicamente el mar, la arena y los distintos cielos del Polonio. También expusieron fotografías tomadas en el lugar, entre ellas la de un eclipse y un cielo nocturno como pocos.

Claro que no todos estaban muy contentos ni recibían de buena manera el desembarco de autoridades.

Algunos no veían con buenos ojos el dinero invertido en celebrar, que bien podría haber sido utilizado en algo que beneficiara menos efímeramente al lugar. Otros se quejaban de que no todos los comerciantes de la zona tuvieron la misma participación en los festejos. Por ejemplo, el lugar elegido para dar el almuerzo fue uno solo, y el resto de los comerciantes del área gastronómica se sintió relegado. Pero más allá de algunos casos puntuales, de las heridas en las susceptibilidades y las molestias ocasionadas, la mayoría de los presentes veía con agrado el ingreso al SNAP. Luego de un largo proceso de discusiones e idas y venidas, los pobladores, propietarios y el gobierno lograron ponerse de acuerdo.

Uso y abuso

“Finalmente el trabajo que se hizo en estos dos años permitió compaginar puntos de vista y llegar a una propuesta que tiene un nivel de acuerdo mayor, aunque todavía quedan muchos temas para seguir trabajando”, explicó a la diaria Guillermo Scarlato, coordinador general del SNAP.

Dentro del área protegida se pondrá especial énfasis en la conservación y restauración del sistema dunar. “Hace más de 30 años Cabo Polonio tenía un sistema de dunas móviles de mayor magnitud del que existe hoy, que está bastante afectado y disminuido por actuaciones equivocadas, como la forestación que fue fijando parte de las dunas.

Tenemos que reordenar las áreas que fueron forestadas. Esto no significa que deforestemos todo, pero hay sectores que, con los debidos estudios, seguramente serán deforestados y se realizará algún otro tipo de manejo para volver a tener un sistema de dunas que se muevan”, dijo, y agregó que “es prácticamente la única zona de la costa uruguaya que todavía tiene condiciones para recuperar una muestra, aunque limitada, del sistema dunar que existía en gran parte de la costa uruguaya. Las dunas se movían naturalmente hasta que nosotros las fuimos fijando con forestación”, recordó.

Tranquilidad e incertidumbre

Iván Arroqui, escenógrafo y vestuarista, tiene una casa ecológica en el Polonio desde hace 20 años. Para él, el ingreso del área al SNAP significa una tranquilidad para todos. “Hoy sabemos que somos un Parque Nacional y nos vamos a ajustar a determinadas normas. Antes el gobierno de turno decía que lo vendía, que hacía esto o lo otro, mil historias que nos ponían la soga al cuello. Que sea un área protegida me parece bárbaro, lo importante es que se mantenga la participación de todas las partes, que son muchas, porque los intereses son diversos. El ingreso al SNAP es lo único que puede mantener este lugar como algo diferente y protegido. Además es bueno para empezar a plantear algunos temas problemáticos como el agua, el saneamiento, el ruido de los motores, ese tipo de cosas”, consideró.

Ariel, otro poblador del lugar, celebró el ingreso al SNAP pero dijo que todavía existe mucha incertidumbre. “No está muy claro hacia dónde va este cambio. El año pasado participamos en un montón de reuniones, pero terminó siendo un trámite que derivó en un decreto y no sabemos hasta qué punto se considerará nuestra opinión. Ahora tenemos esa incertidumbre, pensamos que esto es para bien, pero queremos ver qué sucederá. Lo importante es que le hagamos el menor daño posible al lugar y que podamos convivir con él como lo hemos venido haciendo”.

Además de tener un sistema de dunas móviles restaurado, el ingreso al SNAP permitirá combinar el manejo de distintas zonas, tener un sitio de residencia para quienes viven allí, un sector en el que desarrollar actividades turísticas en forma intensiva, y ordenar el flujo de visitantes, entre otras cosas. “Eso lo tendremos que trabajar durante mucho tiempo y con mucha paciencia, analizándolo con mucho cuidado y rigor, porque de otra manera se transformaría en algo incompatible con los objetivos de conservación.

El proyecto implica no mantener esto tal cual está sino mejorarlo sin que pierda el espíritu de un pequeño asentamiento humano. Todavía hay aspectos importantes que atender, fundamentalmente los referidos a la calidad de vida de la gente que hoy vive en el área, como el saneamiento, ya que se está contaminando el agua que después tomamos. Hay que desarrollar modalidades de manejo de esos efluentes para que no causen esos impactos”, dijo.

El saneamiento es sólo uno de los tantos problemas a solucionar en el Polonio. Tal como explicó Scarlato, “existen construcciones que están muy mal ubicadas, en sectores frágiles desde el punto de vista ambiental, que habrá que relocalizar. Se viene un trabajo prolongado y minucioso para regular el uso de ese sector”.

En el plan de manejo de esa área se pondrá especial énfasis en proteger elementos destacados del paisaje y la biodiversidad. “Cuando la gente piensa en el Polonio, en general piensa en el pequeño asentamiento, pero en realidad el área protegida es mucho más grande: incluye el Cabo, una superficie muy grande de dunas y una superficie muy importante de mar y de islas. Cabo Polonio es la primera área que ingresa al SNAP de carácter marino-costero. En la zona marina están previstas determinadas restricciones de uso, la pesca artesanal y deportiva es una actividad permitida a ordenar, pero no así determinadas modalidades de deporte náutico. Las máximas restricciones en estas áreas están aplicadas a las islas, donde no está permitido el desembarco, aunque sí el avistamiento a distancia con reglas que habrá que definir con precisión para proteger a la población de lobos marinos, que es una de las más importantes del mundo”, explicó.

Una nueva etapa le espera a Cabo Polonio, en la que se definirá e implementará el plan de manejo del área. Está prevista la creación de una comisión asesora específica con delegados del sector público y del privado que incluirá a los propietarios, pobladores y organizaciones sociales con vínculos en el área. “Esa comisión será el corazón de la discusión de los procesos de planificación y gestión del área. El plan de manejo definirá qué, cuándo y con qué recursos hacerlo”, señaló.

Por su parte, la ministra de Educación y Cultura, María Simon, que estuvo recorriendo el lugar junto con el resto de los invitados a los festejos, dijo durante el acto oficial que éste “es el principio de un camino que estuvo precedido de acontecimientos importantes, como la Ley de Ordenamiento Territorial, ya que sin ordenamiento territorial no se puede conciliar los intereses privados con los públicos”. Además, consideró que “hay que conciliar el interés individual con el colectivo.

Se trata de poder disfrutar el lugar y de resolver los conflictos para que muchos lo disfruten, pero que a la vez se conserve y se viva a su manera natural. No se trata de conservarlo en una cajita sino de que viva con nosotros, pero para eso hay que tener reglas compartidas por todos. La idea es que lo disfruten muchos y por mucho tiempo, que se mantengan sus características esenciales, que son de paisajes naturales pero sin duda también son culturales. Cabo Polonio es una manera de vivir y de hacer las cosas”.