En un movimiento empresarial sorpresivo, la Walt Disney Company compró a la compañía Marvel Entertainment, dueña de un enorme catálogo de cómics de superhéroes -que incluye a El Hombre Araña, Los Cuatro Fantásticos y Hulk, entre otros miles-, por la acalambrante cifra de 4.000 millones de dólares. Esto le permite a la Disney colocarse en un plano de igualdad o superioridad con la Warner Bros., quien desde hace mucho tiempo tiene los derechos de la principal competencia de Marvel, la DC, y hará que los personajes de Marvel pasen a engalanar los famosos parques temáticos de Disney y que los cada vez más numerosos productos de esta fábrica de superhéroes sean distribuidos por el colosal aparato de difusión de la casa de Mickey Mouse.

Esta monumental sinergia tiende a ampliar el mercado de Disney en cuanto a su público genérico, ya que en los últimos tiempos la mayoría de sus productos, como Hannah Montana, están orientados al público infantil femenino, mientras que los personajes de Marvel tradicionalmente apuntan más bien a su equivalente masculino. La fusión permitiría revitalizar las ventas de Disney, que en los últimos tiempos están en descenso -mientras que las de Marvel estuvieron subiendo-, y asegurarle a Marvel una mayor capacidad de negociación de las ventas de sus productos en el exterior, donde el sistema de distribución de Disney tiene un peso que los intentos propios de los dueños de Iron Man nunca llegaron a desarrollar por sí mismos.

Marvel, que estuvo en bancarrota a fines de los años 90, tuvo un resurgimiento inesperado en esta década gracias a los filmes basados en sus personajes, que de la mano de las nuevas técnicas de animación digital se convirtieron en el género cinematográfico más popular del mundo, lo que permitió también un repunte de las ventas de sus cómics y de los diversos productos de merchandising relacionados con ellos. Se podría especular cómo va a lidiar Disney -una compañía que ha hecho religión de su orientación familiar- con los productos más ásperos o controvertidos de Marvel, como The Punisher o Blade, pero la primera intención sería dedicarse a sus personajes más populares y menos polémicos. Se asegura que se van a respetar los contratos de distribución firmados por Marvel con otras compañías antes de la compra. En todo caso se trata de un nuevo y enorme paso hacia la concentración de los grandes medios de entretenimiento mundiales, en un proceso de reducción capaz de asustar a cualquier desconfiado de los monopolios.