Con packaging de lujo, éste es un disco que te va gustar. De hecho ya te gustó hace diez años. Una edición especial para un disco de quiebre en el rock local. El primer disco de los NTVG tras una década de su lanzamiento, que se multiplicó por tres, ya que ahora son dos CD y un DVD. Parece que fue hace poco, pero diez años es buen tiempo para mirar hacia atrás y comparar.

Es el debut compositivo de Emiliano Brancciari, que -junto con Sebastián Teysera, de La Vela Puerca- le dio música y letra a toda una generación. Con himnos que albergaron masas -las de los woodstocks criollos y los festivales multitudinarios-, que poguearon festejando que podían regresar cuando quisieran y siempre habría un plato caliente esperándolos para cenar. En casa de mamá, claro, pero en ese momento tan significativo, cuando los eslabones de la cadena ceden y se entiende la libertad, aunque la noche te encuentre bebiendo de quién sabe qué botella y en qué lugar.

Un disco que contó con una de las mejores bases rítmicas que haya disfrutado el rock vernáculo, la de Pablo Abdala, Mateo Moreno y el Japo Castex en batería, bajo y percusión, respectivamente, y con dos de los que paradójicamente hoy se “alejaron” de la banda propiamente dicha, aunque no de la cofradía formada en su entorno.

Aquí está la fórmula del éxito en toda su plenitud. El combo incluye la latinización de lo que alguna vez se llamó rock: vientos y percusiones que remiten a la salsa, el reggae y afines, sumados a lo que se conoce habitualmente como power trío de guitarra, batería y bajo. A todo esto debemos sumarle una voz bien rocker con la cuota de aspereza de garganta indicada, pero por sobre todas las cosas, el elemento primordial y más difícil de conseguir: las buenas canciones.

NTVG es una banda bisagra entre lo que habitualmente denominamos rock uruguayo -Buitres, Traidores, etcétera- y ese otro rock “más” uruguayo que incursiona en el candombe, la murga y aledaños, derivado del, entre otras cosas, candombe beat, léase Roos, Rada y similares. NTVG a su vez se prende en la corriente del rock latino, que deriva de lo que fue en los 70 Santana y, por otra parte, The Clash (fundamentalmente Joe Strummer), Mano Negra, Manu Chao y Los Cadillacs y su conquista latina, junto con México, MTV y toda esa parafernalia que en definitiva le otorgó profesionalismo a nuestro rock. Y es precisamente NTVG una de las banderas que, con sus decisiones grupales y toda una ingeniería empresarial en su entorno, han marcado el camino para la conquista más allá de las fronteras de nuestro territorio.

Solo de noche es un disco plagado de hits, al que le faltaría el track trece por cábala y que traía una buena versión de “La ciudad de los pibes sin calma”, de Fito Páez, y canciones como “Déjame bailar” y “Llévame contigo”, que marcaron la diferencia con lo que se venía haciendo en nuestro país, sustituyendo la temática del “estamos mal” por ésta más optimista y lúdica. Un disco en el que además aparece como invitado, en “Cosa linda”, Alberto Mandrake Wolf como nexo generacional en un bolero exquisito. En el DVD se le puede ver dando cátedra en el fino arte de la interpretación cantando a dúo con Brancciari.

El disco 2, o Solo de día, cuenta con casi la totalidad del Solo de noche pero con remixes outtakes, versiones en vivo y, lo más interesante, la banda actual reinterpretando partes de las ya grabadas con anterioridad. En otras palabras, una visión más aggiornada con varios aciertos, sobre todo en lo que a sonido refiere, aunque en estos casos no es la intención superar el original y sí funciona como una forma de revitalizar las canciones para que sean radiables en otra versión. Hay entre los registros en vivo una versión de “Nada para ver” en el Maxim Rock de La Habana -el 27 de abril de 2009- que muestra a la banda conquistando la isla.

El disco 3, Unos días después, es el DVD dirigido por Pablo Abdala, que muestra la génesis de la banda y el proceso de gestación del disco independiente, en una casa alquilada para la ocasión, donde se manejaron cosas impensables para el momento de nuestro rock, como el hecho de que hubiera catering (comida) para que los músicos grabasen distendidos, pero fundamentalmente la inclusión del fenómeno -para el medio local- del productor: nada menos que las primeras armas del hoy exitoso Juan Campodónico, quien en un pasaje expone su estrategia “entretenimiento, buen sonido y buenas canciones” (es de destacar que la retrospectiva se edita al mismo tiempo que La Vela Puerca -la banda hermana generacionalmente- mira también hacia atrás y edita su Normalmente anormal, con registros de su gesta).

El DVD tiene buen pulso narrativo haciéndolo entretenido, sobre todo en el pasaje que registra al “coro de madres” de la banda interpretando un pequeño coro en “Yalala la la m m”, y es otra vez la desmitificación de los estereotipos, de los rockers rebeldes y solitarios por estos felices diez años incluyendo a sus madres en su debut. Se incluye en este disco también una recopilación de los clips de video correspondientes al disco editados en su momento.