Aunque fue adquirido por el Estado en 2003, durante el gobierno de Jorge Batlle, el archivo de Lauro Ayestarán (1913-1966) permaneció en la casa de su familia hasta diciembre de 2008, cuando los herederos decidieron vender la propiedad. Esto activó la mudanza del material al Museo Histórico y la creación del Centro Nacional de Documentación Musical Lauro Ayestarán (CDM) en marzo del año siguiente. Al frente del organismo quedó una comisión honoraria -formada por un cuarteto de antiguos compañeros y discípulos del musicólogo que trabajan desde hace décadas con su acervo- presidida por Daniel Vidart y coordinada por David Yudchak, con Hugo García Robles como secretario y Coriún Aharonián como coordinador musicológico.
La etapa siguiente llegó el viernes 15, cuando el CDM inauguró oficialmente su sede en el apartamento 504 de Luis Ponce 1347, en un local cedido por la Administración Nacional de la Enseñanza Pública. Se trata de un local pequeño, pero adecuado a la actual etapa de la institución, según sus empleados estables. Éstos son el músico y musicólogo Leonardo Croatto y la museóloga (directora del Museo Pedagógico) María Hortiguera, especialista en conservación. Su tarea no es sencilla: se trata de limpiar, revisar y comenzar a indexar 37 paquetes y 40 cajas de documentación perteneciente a Ayestarán. En cada carpeta pueden aparecer 20 ó 30 cartas, recortes de prensa, ensayos originales (sobre géneros como la milonga, por ejemplo), transcripicones de textos de canciones o fotos.
Aunque impresiona, ésa no es la totalidad del archivo. Una parte de él está en el Museo Histórico, pero hay otra porción -originales del Himno Nacional incluidos- que está un poco más lejos, en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en Washington. De este material, mediante gestiones que realiza el Archivo General de la Nación, se planea conseguir copias, para centralizar en nuestro país el acceso a toda la documentación producida por Ayestarán.
Algo parecido ya ocurre con las famosos registros que el musicólogo realizó, grabador en mano, en los años 40, 50 y 60: fueron digitalizados por el Museo de la Música de Estocolmo, y ahora el CDM tiene 40 CD con copias de ese material. Sin embargo, hay algo que los suecos no tienen: entre lo que quedó en Uruguay hay 30 cuadernos; en cada hoja Ayestarán describe la fecha, el lugar y las condiciones de todas sus grabaciones.
También hay elaboradas cartas personales, que, según Croatto, podrían integrarse no ya a los estudios sobre música, sino como fuentes de la antropología cultural del siglo XX uruguayo.
Otra de las joyas -que Croatto acaba de encontrar- es la correspondencia entre Lauro Ayestarán y Alan Lomax (1915-2002). El hallazgo tiene, a priori, una importancia considerable: si el trabajo de recopilación y análisis de Ayestarán es, sin dudas, la base de la musicología uruguaya, Lomax representa al etnomusicólogo paradigmático a nivel internacional, habiendo trabajado inicialmente con la música popular de Estados Unidos (junto con su padre) y luego en varias zonas de Europa y Asia. Croatto, que apenas pudo revisar las cartas debido al volumen de la tarea general que está acometiendo, adelanta que la correspondencia entre ambos estudiosos aborda, entre otras cosas, discusiones técnicas sobre el registro sonoro.
El CDM es, obviamente, una institución estatal y entre sus objetivos está la apertura total de su archivo. Para ello, sin embargo, hay que esperar que culmine el trabajo de clasificación primario, que llevará unos tres meses, y luego la indexación a fondo, en un tiempo que dependerá de los recursos asignados. Ya se reciben consultas telefónicas, de lunes a viernes de 11.00 a 17.00, por el 27099494.
En paralelo, el CDM participa en otros proyectos. Además de delinear un plan de publicaciones sobre la investigación que se realice sobre el material del archivo (por ejemplo, sobre la correspondencia entre Lomax y Ayestarán), el CDM está trabajando con las incidencias del litoral en un proyecto que busca la promoción de los estudios de Ayestarán sobre la música de esa zona, y será el centro del II Coloquio de Musicología, que tendrá como tema central la reflexión sobre la influencia africana en la música de las Américas.