La política económica del kirchnerismo ha dado pie a amplios acuerdos o enfáticos rechazos. Néstor Kirchner ejerció un discurso muy agresivo hacia algunos sectores empresariales, con los que estuvo fuertemente enfrentado. Como colofón de este relacionamiento, los mercados bursátiles reaccionaron positivamente luego de conocida su muerte. La cotización de las acciones y bonos de Argentina subió en Wall Streeet y otras bolsas del mundo, mientras que el riesgo país bajaba. Los mercados financieros son fríos y poco entienden de duelo.

La muerte del ex presidente “es un hecho positivo para los bonos y el panorama económico, porque le da más posibilidades a la oposición, que es más responsable a nivel fiscal y más amistosa hacia el mercado”, interpretó Douglas Smith, jefe de investigación de América Latina del banco británico Standard Charted, en declaraciones al diario londinense Financial Times.

Los bonos soberanos de deuda argentina subieron con fuerza el miércoles, al igual que las acciones. Se destacó el alza en las del grupo de medios de comunicación Clarín (49,07%), abiertamente enfrentado con el gobierno. Por su parte, el riesgo país argentino, según el índice EMBI+ que elabora JP Morgan, caía 42 puntos básicos, a 540 unidades. Tanto cuando estuvo en el poder entre 2003 y 2007, como hasta ahora, con su esposa en la presidencia, Néstor Kirchner tuvo fuertes choques con importantes sectores empresariales. Su discurso, al que se calificó de “agresivo”, irritaba a muchas personas de negocios.

El ex mandatario defendía un Estado fuerte, idea resistida por los mercados, y era un duro crítico de la política económica llevada adelante en los años 90, que les daba ganancias a “los grupos más concentrados de la economía, [...] sin que importaran la consolidación de la pobreza y la condena a millones de argentinos a la exclusión social, la fragmentación nacional y el enorme e interminable endeudamiento externo”, según manifestó Kirchner ya en su discurso de asunción, el 25 de mayo de 2003.

“En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad social ascendente. No se trata de cerrarse al mundo”, añadió entonces. “El objetivo básico de la política económica será el de asegurar un crecimiento estable, que permita una expansión de la actividad y del empleo constante, sin las muy fuertes y bruscas oscilaciones de los últimos años”.

Hola a todos, soy el león

Ya con Cristina Fernández en la presidencia, Kirchner siguió siendo visto como el titiritero de la política económica del país.

En la columna titulada “Kirchner: el rey del ‘modelo’”, Francisco Jueguen escribió en el diario conservador La Nación que el ex mandatario “quedará en la historia porque él y su modelo cambiaron al país”. No obstante, marcó una dicotomía: Kirchner será recordado por algunos por haber recuperado el país de la crisis de 2001-2002, y por otros, por ser “sólo ese presidente de la nación que desaprovechó la gran oportunidad de dar ese salto, siempre potencial para el país, del crecimiento al desarrollo”.

En los primeros años de su gobierno, las políticas arrojaron buenos resultados: la pobreza pasó de 42,7% de los hogares en el primer semestre de 2003 a 16,3% en el segundo semestre de 2007. La indigencia cayó en el mismo período de 20,4% a 4,4%. El desempleo bajó de 20% a 10,4% entre el primer trimestre de 2003 y el segundo de 2006.

Pero Jueguen destaca que fue el canje de deuda de comienzos de 2005 -el más grande de la historia- su decisión económica de mayor repercusión. “Tuvo una aceptación de más del 70%. Con una quita de 75%, se reestructuró una deuda por más de 62.000 millones de dólares”, remarcó.

Además, a fines de ese año, al grito de “le dijimos chau al Fondo”, Kirchner decidió cancelar con reservas la deuda del país con el Fondo Monetario Internacional por un total de 9.810 millones de dólares. “Fue una decisión más política que económica, ya que hubiera sido más barato para el país renegociar ese pasivo”, aseguró Jueguen.

La política económica “K” buscó revalorizar el rol del Estado, nacionalizando empresas (Aysa, el Correo, el espectro radioeléctrico, los fondos previsionales, el fútbol y Aerolíneas Argentinas) y mediante subsidios millonarios, muchos orientados a la clase media.

No podés estar en todo

Entre las peores dificultades de Kirchner figuró la inflación. Desde fines de 2005 buscó acuerdos de precios con empresarios e intervino el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), una decisión que junto con la resolución 125 (las polémicas retenciones impositivas al agro) fueron “las medidas peor calculadas y de más impacto local e internacional”, estimó Jueguen.

“Kirchner siempre supo que la inflación era el punto flojo del ‘modelo’: generaba más pobres, tensionaba las relaciones entre los sindicatos y las empresas, licuaba los salarios de los empleados con sueldos fijos y las jubilaciones, y, con un dólar anclado, destruía la competitividad empresarial”, explica.

Pero la intervención del Indec, con la consecuente manipulación del cálculo del índice de precios al consumo (IPC), originó más inflación por la falta de referencias oficiales (fuentes del sector privado la ubican en 25% interanual) y clausuró la posibilidad de que el país volviera a los mercados financieros, porque los bonos ajustados por inflación sufrían de hecho y parcialmente un default (cese de pagos).

Por otra parte, el diario Clarín advirtió en un editorial sobre los efectos del permanente seguimiento de la economía en manos del ex mandatario. “Desde que era presidente, Kirchner llamaba a diario al secretario de Hacienda para conocer el resultado de la recaudación impositiva” y, además, “supervisaba la compra de dólares que realizaba el Banco Central”.

Ahora surge la duda sobre quién lo sucederá en el manejo diario de algunas cuestiones económicas claves, según Clarín. El diario recordó que “el ex presidente rechazaba de plano la idea de tener un ministro de Economía fuerte. De hecho, después de Lavagna, fue él quien tomó las riendas del manejo económico imprimiéndole su impronta personal y dejando en claro que nunca el gobierno quedaría preso de las presiones de un superministro”.

“No sólo falleció un ex presidente o el marido de la presidenta. También se fue el jefe máximo del manejo de la economía, y eso desatará cambios”, concluyó el editorialista del diario argentino.