Warholrama

Más allá de cierta estética, muy warholiana, de la superficie y de la superficialidad que vaga en la muestra, en el Subte está directamente presente el rey del pop art. Después de haber ungido a Makos “el fotógrafo más moderno de América”, en 1981 Warhol se hizo sacar por él -siguiendo el espíritu de las fotos tomadas por Man Ray a Marcel Duchamp travestido (rebautizado Rrose Sélavy) 60 años antes- una 300 fotos en blanco y negro en las que aparece de corbata o desnudo, pero maquillado y con diferentes pelucas femeninas. Tituladas originalmente Altered Image (imagen alterada), su exposición y resemantización no conocen descanso: en los últimos tiempos Makos ha publicado varios volúmenes con aquellas y otras imágenes (Andy Warhol en 2002, Warhol Memoir en 2004, Warhol/Makos in Context en 2007 y el flamante Lady Warhol) y en 2007 ha producido, con Paul Solberg, la serie AndyDandy, firmada Hilton Brothers. En ella 20 fotos de la sesión Altered Image son acopladas con la foto de una flor, estas últimas procedentes de la serie Bloom (2005), de Solberg. En Montevideo se puede ver siete de estos ensamblajes de gran tamaño más, bajo vidrio, el entero contenido de uno de los 20 elegantes estuches firmados y numerados que comprenden la serie completa.

Un juego de palabras apareció en mi cabeza mientras hablaba con Paul Solberg y Christopher Makos, conocidos en el mundo del arte como los Hilton Brothers. Es una variación sobre el título de la célebre canción de Irving Berlin, Puttin’ on the Ritz -la misma que desafina Peter Boyle junto con Gene Wilder en la película El joven Frankenstein- y que sonaría “Puttin’ on the Hilton”. Como la canción, los dos hablan mucho de ropa, apariencia y buen vivir, y como el verbo put on (ponerse) deja entender, su identidad como hermanos Hilton es algo que se ponen y sacan con extrema desenvoltura, justo como los trajes y corbatas idénticos y coloreadísimos que visten en los eventos públicos.

Cuando principiaron el proyecto Hilton en 2004, Solberg, antropólogo, no tenía todavía una larga trayectoria como fotógrafo, mientras que Christopher Makos, 20 años mayor, ya era legendario: asistente de Tennessee Williams y Man Ray, fue “columnista” fotógrafo de Interview, la revista de su amigo Warhol (que parece que aprendió de Makos a manejar las cámaras), para la que fotografió a todos los que valían la pena en la Nueva York de los 70 y 80.

-¿Por qué decidieron juntarse y presentarse como un dúo? ¿Cómo trabajan juntos, cuáles son las dinámicas?

Paul Solberg: -No decidimos trabajar juntos, es algo que obedecimos, fue como “seguir las instrucciones”. Nos encontramos y desde el principio empezamos a colaborar: seguimos nuestros instintos, por eso no fue realmente una decisión.

Christopher Makos: -Nuestro modo de trabajar se puede resumir así: yo saco fotos, él saca fotos, luego nos reunimos y sobre una idea o un tema particular empezamos una conversación, un diálogo que termina con la obra.

-Con la aparición de los celulares con cámaras, las digitales baratas, el fin de la impresión (o casi), circula una cantidad de fotos mayor que en otras épocas. ¿Esta situación afecta a sus trabajos?

PS: -Cuanto más gente saque fotos, mejor. Si hay más gente interesada en sacar fotos, habrá consecuentemente más gente interesada en la fotografía, por ende en lo que hacemos.

CM: -La crema siempre tiende a subir, así que nosotros somos la crème de la crème. Hay mucha gente sacando fotos, pero no están verdaderamente mirando cuando lo hacen. Anoche, por ejemplo, estuvimos en un evento y había muchísimas personas fotografiando, y yo pensaba: ¿qué harán con todas estas fotos? Probablemente las pondrán en Facebook o algo por el estilo, pero en realidad no hacen nada con estas fotos. En general la gente no hace con la fotografía lo que hacemos nosotros, entonces esta proliferación no nos afecta verdaderamente.

-Solberg, tú trabajás mucho con el tema del viaje. Con tus fotos, ¿tratás de reproducir la mirada del turista y darle un nuevo ángulo o buscás otra mirada?

PS: -Para ambos los últimos seis años fueron de viajes: Vietnam, el Medio Oriente, Europa, Egipto, Jordania. Yo creo que las fotos “turísticas” -sacar fotos en las calles de una ciudad- son quizá las más desafiantes, las más difíciles de volver interesantes. Por ejemplo, sacar una foto atrayente en una plaza o en un pequeño almacén es muy complicado. Es como con las flores, las encuentro extremadamente difíciles de fotografiar, pero yo gravito alrededor de estos sujetos retadores. A menudo nos imponemos sujetos arduos.

-Makos, colaboraste con dos de los artistas más influyentes del siglo XX, Man Ray y Andy Warhol. ¿Qué tendríamos que hacer con sus legados en el siglo XXI?

CM: -Creo que sus legados es lo que devenimos, que yo devine, lo que las generaciones sucesivas a ellos devinieron. En el caso de Man Ray creo que influyó a todos nosotros, artistas pop, por su versatilidad: era un pintor, un escultor, un fotógrafo. Yo pasé con él poco tiempo en Italia antes de que se muriera, pero me marcó su apertura hacia los distintos medios, ser capaz de mirar una imagen y decidir si es más efectiva como pintura, como foto, como objeto, etcétera. Sin embargo, ahora estoy muy alejado de todo eso, pasaron 40 años y no me siento más directamente influenciado por ellos. Cada uno crece, crea sus marcos. En el caso de Warhol, él era amigo mío, la gente piensa que yo era amigo de él, pero la amistad funciona en doble sentido.

-La exhibición del Subte y el libro que recién salió se llaman Mistaken Identity. ¿Piensan que el concepto de identidad haya cambiado en los últimos años?

CM: -El concepto no ha cambiado en los últimos 20 años. Hace mucho que se habla de la cuestión de la identidad, de cómo nos presentamos en público, cómo nos vestimos, cómo nos miramos. Artistas como Cindy Sherman y Gilbert and George jugaron mucho con ese concepto, con las apariencias. Por ejemplo, la idea de que ahora estamos sentados frente a ti con nuestro trajes iguales y tú pensás que sabés quiénes somos por ese motivo, pero si estuviéramos en el gimnasio, con overall, todo sería diferente. Las personas se confunden entre sí más por lo que no son que por lo que realmente son. Originalmente la muestra se iba a llamar Love Affair, por el aspecto provocativo y la confusión que hubieran creado dos hombres al titular así una exhibición que realizan juntos; también ésa es una cuestión identitaria.

PS: -Por su naturaleza, el hombre siempre saca conclusiones. Si hay dos puntos, trazamos la línea, nuestros cerebros están programados para sacar conclusiones juntando los elementos que tenemos y a menudo los resultados son equivocados. Esta tendencia nos parece muy sugestiva.

-¿Entonces sus obras tratan sólo de representar un concepto de identidad o de cambiarlo a su vez?

CM: -No podemos cambiar la manera en que te vestís o cosas así, podemos hacer comentarios sobre ella. Estuvimos en China varias veces y ahora parece muy occidental, los chinos visten Gucci y Prada pero tienen cinco mil años de civilización, no es realmente lo que son. Han venido replicando y copiando cosas occidentales, pero la mentalidad es otra. Esta exhibición tiene muchos elementos identitarios, es una colección de distintos pedazos que crean identidades.

PS: -Juntamos el simbolismo de las identidades de partes diferentes del mundo.

-Contrariamente a los otros medios artísticos (pintura, escultura, instalaciones, etcétera), pero igual que el video, la fotografía es el mismo medio que usa la propaganda publicitaria. ¿Eso les crea algún problema?

CM: -Crea un magnífico problema de promoción. Usualmente el tipo de obras que creamos es usado por el medio publicitario. Lo que hacemos es, por supuesto, promovernos todo el tiempo y el medio que usamos es perfecto. Somos publicidad que camina, con un traje puesto. Si alguien necesita una tapa o una propaganda, ya tiene nuestras fotos, sólo precisa agregarle un título, como “los Hilton Brothers llegan pronto a tu ciudad”. Sin embargo, en esta exhibición añadimos algunos trabajos sobre tela que son un poco diferentes. Lo que hacemos, en definitiva, es coleccionar imágenes y luego decidir cómo y dónde las vamos a exhibir. Hace tiempo que venimos pensando que sería fantástico hacer una muestra usando carteles publicitarios. En Montevideo hubiera sido magnífico exponer nuestro arte en carteles cerca del Subte, fuera del museo, en la calle.