Joey Santiago nació en Manila, capital de Filipinas, hace 45 años. Una procedencia en un principio inusual para un músico de una banda tan estadounidense en sus propias rarezas como The Pixies. Cuando estudiaba economía en la Universidad de Massachusetts (experiencia inmortalizada por su futura banda en la canción “U-Mass” del disco Trompe Le Monde) conoció a un estudiante de antropología, también guitarrista, llamado Charles Thompson, a quien introdujo en la música de David Bowie y de Iggy Pop, mientras se juntaban a tocar temas bajo el único precepto de no hacer covers ni escalas de blues.

En compañía de Thompson -ya autobautizado Black Francis (y más tarde Frank Black)- formó The Pixies con la clara idea de reunir influencias diametralmente opuestas, tal como prueba el famoso aviso con el que reclutaron a la bajista Kim Deal, que rezaba: “Se busca bajista onda Hüsker Dü y Peter, Paul and Mary”. Completada la banda con Deal y el baterista David Lovering, el ascenso de The Pixies en el panorama musical alternativo de Estados Unidos fue vertiginoso; no obstante, la banda terminó firmando con un sello británico, 4AD, de orientación bastante más atmosférica que la del sonido habitual de The Pixies. Se dice que el principal reclamo de Joey Santiago al firmar contrato con Ivo Watts-Russell, director del sello 4AD, fue que lo hiciera famoso en Filipinas porque “allí todas las chicas son lindas”, lo que según Watts-Russell fue todo lo que le escuchó decir a Santiago en los largos años de relación comercial que The Pixies ha tenido con la discográfica.

De perfil más bien bajo y nunca presente en los créditos de autoría de las canciones de The Pixies, el sonido de su guitarra ha sido, sin embargo, uno de los elementos más distintivos e imitados de la banda. Se trata de un guitarrista de frecuentes arpegios limpios y de solos de escasísimas notas pero sonido punzante, con un magnífico uso de las notas sostenidas y del silencio. Como ejemplo de estas intervenciones esporádicas y casi nunca rítmicas está el frenético solo de tres notas de “Monkey Goes to Heaven” (uno de los temas más apacibles de The Pixies), en el que Santiago es inmortalizado líricamente por Black Francis con un “rock me, Joey” (rockeame, Joey) antes de disparar su descarga eléctrica. The Pixies fue una banda notoriamente disfuncional en sus relaciones personales -especialmente por las fricciones entre Black Francis y Kim Deal-, pero éstas parecieron esquivar al generalmente sereno Santiago, con la excepción de un concierto en Boston en 1990 en el que el guitarrista -frustrado por la incomunicación entre sus compañeros de banda- terminó destrozando su instrumento en vivo.

Santiago fue el único que mantuvo contacto constante con Black Francis luego de la tormentosa separación de The Pixies, estando ya presente en su primer disco como solista (Frank Black, 1993), y fue el articulador de la reunión de 2004. Mientras tanto, se dedicó a realizar bandas de sonido de películas (con este precedente DreamWorks le encargaría a The Pixies un tema para Shrek 2, “Bam Thwok”, sólo para terminar rechazándolo a pesar de ser la primera canción del grupo en casi diez años) y series televisivas, al mismo tiempo que formó un grupo -The Martinis- con su esposa, en el que también solía militar su ex compañero de banda David Lovering. Hoy en día dedicado por entero a esta reencarnación de The Pixies, Santiago suena tan entusiasta como escueto al contestarnos por teléfono desde su casa en Los Angeles.

-¿Qué es lo que está haciendo la banda en este momento?, ¿Están ensayando, ya están en gira?

-¿Ahora mismo? Estamos entre giras; acabamos de terminar nuestra gira de Estados Unidos el domingo pasado y volvemos a salir el próximo domingo hacia Buenos Aires.

-¿Están disfrutando de estas giras? ¿Cómo es la relación dentro de la banda en este momento?

-Excelente; todo el mundo la está pasando muy bien y estamos muy felices y agradecidos.

-Siempre mantuviste una buena relación -a diferencia de los otros integrantes- con Charles [Frank Black], es decir, no tuviste grandes problemas que superar...

-No, no tuvimos ningún problema.

-Pero, ¿están componiendo nuevas canciones? ¿Se puede esperar un nuevo disco de The Pixies?

-Por ahora estamos exclusivamente de gira; no nos hemos reunido en un estudio aún, pero no sabemos qué va a pasar. Vos sabés... tengo un buen presentimiento al respecto.

-Se suele nombrar como tus influencias a guitarristas como Jimi Hendrix, Chet Atkins y Les Paul. ¿Son realmente tus modelos?

-Sí, pero también George Harrison y su uso del arpegio, Tom Verlaine, hay un sentido del humor en la forma en la que toca... Lo que busco es más un sentido del humor que una técnica.

-Pero también te gustan guitarristas de los 70 y 80, del punk y del rock indie...

-Sí, pero más que nada por la actitud. No sé si podría nombrarte a alguien... [Ron] Asheton, de The Stooges, gente así...

-Muchas de esas influencias de las que estamos hablando no son propiamente del rock. ¿Pensabas en The Pixies como una banda de rock cuando la formaron con Charles o desde el principio trataban de hacer algo más?

-Definitivamente queríamos hacer algo más, algo que fuera diferente de la forma tradicional de tocar la guitarra. Es lo que yo busco cuando escucho música o compro discos; no me gusta escuchar cosas que ya escuché antes. Quiero algo que no haya escuchado antes y ésa es la forma en la que nos pusimos a hacer música.

-¿Es verdad que la primera canción que aprendiste a tocar fue “Rock’n’roll”, de The Velvet Underground?

-Ésa fue la primera que saqué yo solo. Pero recuerdo también “Day Tripper” y el solo de “Sunshine Superman”, aquella canción de Donovan. Bueno, ésa tuve que aprendérmela, creo que es Jimmy Page el que hace el solo...

-¿Quién trajo el sonido de guitarras surf de canciones como “Cecilia Ann” a la banda?

-Bueno, “Cecilia Ann” ya estaba escrita. La idea de hacer una versión fue de Charles.

-Pero todo ese disco [Bossanova] tiene melodías propias del surf, la misma atmósfera, ¿fue algo hecho a propósito?

-Sí, fue modelado de esa forma. La gente empezó a pensar que éramos una banda de surf-rock, pero nunca hicimos mucho surf... pero sí, fue pensado así. Estábamos para Dick Dale y Link Wray...

-¿En qué está The Martinis, sigue tocando?

-No, no. Tal vez en un futuro.

-¿Estás trabajando con material tuyo como solista, bandas de sonido y cosas así?

-Sí, siempre estoy haciendo algo así. David [Lovering] y yo estamos trabajando en algo juntos, pero ya nos entrevistarás al respecto en otro momento.

-¿Tenés una canción favorita de The Pixies?

-Tendría que decir “Hey”; tiene una buena reacción del público y me gusta tocarla.

-¿Sigue Charles diciendo eso de “rock me Joey” antes del solo de “Monkey Goes to Heaven”?

-Siempre.

-¿Están tocando el mismo set en el mismo orden en toda la gira?

-Lo hicimos en la gira estadounidense, en ésta creemos que hay temas que el público va a querer escuchar y que tienen que estar en la lista, pero también hay canciones de los distintos discos que vamos a tocarlas si tenemos ganas de hacerlo.

-¿Qué pensás que va a estar esperando un fan de los Pixies sudamericano?

-Ah, no sé... “Gigantic”, “Where is My Mind?”, “Hey”... todo eso.

-¿Qué pensaste del final de la película Fight Club con “Where is My Mind”?

-Creo que nos presentó ante una nueva generación de seguidores.

-¿Te parece que ahora The Pixies está gozando del reconocimiento que se merecía?

-Mmmhhh... no sé si nos lo merecíamos. Pero nos gusta. Me siento muy afortunado; no muchos músicos tienen la oportunidad de hacer algo así.